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España España · Zaragoza
Críticas de el chulucu
Críticas 567
Críticas ordenadas por utilidad
10
18 de octubre de 2010
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Al este del edén" no sólo nace el mayor y más longevo icono que ha dado el cine sino que, además, ese icono, se nos revelaría como uno de los mejores actores del mundo: James Dean. Vaya por delante, que toda la parafernalia de marketing montada en torno a su figura ha dejado, lamentablemente, en un segundo plano, la calidad, el talento y la angustia vital del actor.
"Al este del edén" se desarrolla en dos localidades de la California de 1917 y cuenta la historia de dos hermanos que se disputan el amor de su padre y el de la novia de uno de ellos, con el estallido de la segunda guerra mundial como telón de fondo. Kazan, en la plenitud de su carrera, dirige con mano firme esta obra maestra en la que destaca, por encima de todo, la dirección de actores. Saca lo mejor de todos ellos y James Dean nos ofrece un manual interpretativo del Actor's Studio y lo adereza con gotas -bueno,con chorros- de un talento extraordinario.
Nunca he visto a nadie actuar como James Dean. Es prodigioso cómo camina, cómo mira, cómo gesticula. La cámara estaba enamorada de él. Hay dos escenas (Cal, en la comisaría, mirando de reojo una foto de sus padres, termina abanicándose con ella y Cal yendo a recoger su dinero, ante la respuesta de su amigo de que tiene que volver mañana, Cal contesta:"muy bien, dormiré aquí" y, se tumba en el banco de la entrada) repito, estas dos escenas nunca lograré entender cómo se pueden interpretar con esa naturalidad teniendo una cámara delante.
En fin, el resto de actores también están soberbios: Jo Van Fleet, Julie Harris, Raymond Massey, Burt Ives.
Cuantas más veces veo esta obra maestra de Kazan, más pienso que James Dean ha sido el mejor actor de todos los tiempos.
el chulucu
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8
26 de octubre de 2010
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película extraordinaria, de esas que contagian alegría, vitalidad, dignidad y, en fin, todas las cualidades del elegante y exquisito Beau Brumell. George Bryan Brumell, militar de renombre, se convertirá, gracias a su audacia, orgullo y sinceridad, en el favorito del Príncipe de Gales, que buscará su consuelo y apoyo tanto en las cuestiones de Estado como en las amorosas. Ambos se harán íntimos amigos, pero a veces, ya se sabe, una opinión acertada y sincera de nuestro más fiel amigo nos molesta y nos alejamos de él...
La dirección de Curtis Bernhardt es magnífica ayudada por un guión sublime de Karl Tunberg. De los diálogos ¿Qué se puede decir?, son ingeniosos, brillantes, rápidos, dignos de los mejores personajes de Oscar Wilde (otro esteta como Brumell). ¡Qué diablos!, mientras vemos la película queremos ser Brumell y ser sinceros y dignos como él y tener un oponente lúcido y cascarrabias como el Príncipe de Gales. Y, ya de paso, también nos gustaría tener una habitación tan acogedora como la suya, con sus libros y esa chimenea permanentemente encendida.
Ustinov-Granger, Granger-Ustinov, estamos igual que antes ¿Qué podemos decir? Peter Ustinov es un monstruo de la escena, la llena, la devora, así que, imagínense al nivel que debe estar el bueno de Stewart Granger. Pues lo consigue. Y le replica, le provoca, le hiere en su orgullo y, además, lo hace con el estilo y la elegancia no de Beau Brumell sino de Stewart Granger. El resto de actores y actrices: Robert Morley, Lyz Taylor, James Donald, hacen lo que pueden y lo hacen bien, lo cual no es poco dadas las circunstancias.
"Beau Brumell" es una de esas maravillosas películas en las que te sientas con un lápiz y un papel para apuntar frases ingeniosas, y el papel termina vacío porque si te pones a escribir, temes perderte la siguiente frase, y la siguiente, y la siguiente...
el chulucu
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7
6 de mayo de 2011
34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los años 1955 y 1965 se hicieron en España notables películas. Supongo que, por razones políticas, de una parte, y, de otra, por razones (incomprensibles para mí) que elevaban a los altares cualquier cine europeo que no fuera español, se menospreció de manera bastante rastrera un cine patrio, que, con escasos medios logró, sin embargo, resultados más que dignos. Películas conocidas como "Distrito Quinto", "Atraco a las tres", "Muerte de un ciclista" o "La gran familia" y otras menos conocidas, no merecen ni mucho menos, esa sonrisa compasiva de los "grandes críticos" que, eso sí, babeaban con los bodrios de Antonioni o los tostones de Bresson.
"Usted puede ser un asesino" cuenta la historia de dos amigos que tras despedirse de sus mujeres (éstas van a pasar el fin de año a una casita de campo) se disponen a pasar una noche de juerga con alcohol, música y dos espléndidas 'señoritas'. Sin embargo, la noche de juerga se convertirá en un caos absoluto debido a la llegada del Señor Dupont que pretenderá hacerles chantaje.
La película tiene un comienzo más bien flojo que no augura, en absoluto, la mascarada dinámica e ingeniosa que nos vamos a encontrar en su desarrollo posterior. En un escenario absolutamente teatral, situaciones rocambolescas, agudos diálogos, golpes de efecto, interrogatorios desternillantes, se suceden sin descanso. Todo ello, con unos intérpretes muy teatrales y en su plenitud, aunque el gran Alberto Closas y la 'alocada' Amparo Soler Leal destacan sobremanera.
José María Forqué nos regala una interesante y divertida Comedia negra sacando el máximo partido de unos espléndidos actores y, anticipando ya, que iba a ser en la Comedia donde nos regalaría su obra maestra "Atraco a las tres".
el chulucu
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9
6 de junio de 2013
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este extraordinario director -de los mejores de España- sufre un extraño y persisitente olvido que, si no fuera por la oportunidad que nos da Filmaffinity, no podríamos reivindicar. Algunos intentamos ponerlo en su sitio, o sea, en lo más alto del cine patrio. Nieves Conde quiso emular a los grandes directores americanos de cine negro y de suspense y nos regaló una obra maestra titulada "Los peces rojos". En esta ocasión apela al emotivo mensaje de Capra " La vida de cada hombre toca otras muchas vidas y si él no está allí dejará un tremendo vacío" y nos obsequia con esta comprometida y, a la vez, entrañable película titulada "Todos somos necesarios".
El argumento gira en torno a tres expresidiarios que acaban de salir de la cárcel y que han de tomar un tren para regresar a sus hogares. Una vez en él se les presentarán los primeros problemas al enfrentarse con los prejuicios del resto de pasajeros.
Basándose en un extraordinario guión, Nieves Conde maneja su cámara con soltura a pesar de rodar en espacios muy reducidos y nos narra una historia dura con ciertos resquicios para la esperanza. Porque si dura, fría y calculadora es la deleznable actitud de la masa, más voluble que la chaqueta de un político, inesperada e imprudente a la vez que noble y valerosa es la reacción del expresidiario más rudo ante el llanto y el dolor infantil. Nieves Conde no oculta en ningún momento las miserias humanas, las dudas, los miedos. Lo que pretende es que el hombre reflexione, se sienta único e importante. Se sienta necesario para los demás. Aunque sólo sea por unas horas, tal vez unos minutos.
El nivel interpretativo de actores y actrices, protagonistas y secundarios, raya lo excepcional, dando una auténtica lección a cualquier actor/actriz español-a de los 80 en adelante. Son aquellos grandes actores de la doble T: talento+trabajo. Y, la interpretación de Folco Lulli como "El nene" es el no va más. El ejemplo de todos ellos sí que es necesario.
el chulucu
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10
3 de mayo de 2011
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El marino Jim Mckay se desplaza hacia el Oeste con la intención de casarse con su novia (Pat Terryl) en el enorme rancho de su familia. Desde su llegada Jim observará con desencanto que el odio, el orgullo y la violencia se han instalado en esas tierras y que sólo la cordura y la generosidad podrán poner fin a tantos años de enfrentamientos y hostilidad.
Obra maestra indiscutible de uno de los cinco GRANDES (Capra, Ford, Wyler, Hawks y Wilder). Un auténtico tratado de psicología fundamentado en el enfrentamiento HOMBRE versus hombrecillos y, en el que voy a basar mi crítica. Porque todo lo demás, como de cualquier gran película, ya se ha dicho: música maravillosa, dirección extraordinaria, puesta en escena y fotografía espléndidas, excelente aprovechamiento de los espacios abiertos, interpretaciones prodigiosas...
¿Cómo se puede en poco más de dos horas ofrecer un compendio de psicología tan variado y lúcido? Tan directo, tan diáfano, tan entendible. No tengo la menor idea. Y por encima de las múltiples y complejas personalidades una de ellas sobresale como la bala de un cañón disparada hacia arriba: la de Jim Mckay. Y, desde su altura, tratará de bajar y de posarse como una pluma en los agrestes paisajes del citado continuamente como "el Gran País". Para imponer la calma y la cordura, para ser el agua capaz de regar las áridas tierras. Y, mientras tanto, la caterva de 'hombrecillos' que pueblan la película -y no sólo la película sino este complejo mundo donde nos movemos- se quedan, o nos quedamos, estupefactos ante el modo de actuar de Jim Mckay: valiente sin alardes, seguro de si mismo sin prepotencia, solitario sin quererlo, guasón sin maldad. Gregory Peck es Jim Mckay. En la mayoría de sus películas lo es: un actorazo, un caballero, un señor.
El controvertido orgullo es el 'leit motiv' de la mayoría de los personajes. De la mayoría de los seres humanos. Deberíamos recordar a menudo aquella máxima de De La Rochefoucauld: "Es tan digno ser orgulloso consigo mismo como ridículo serlo con los demás".
el chulucu
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