Leo las críticas y no me sorprenden...todo lo que huela a Fe y a Dios parece que molesta y enfada. Y es curioso que ofenda a "propios" y a "extraños" cuando a los primeros debería llenarles de paz y a los segundos abrirles los ojos. A la vista de las opiniones de mis predecesores parecería que LA CABAÑA no tiene ningún mérito ni artístico ni siquiera espiritual. Parece que los que hablan de ella han visto una película diferente a la que yo he visto porque, aún no creyendo en Dios, la historia está muy bien narrada y dirigida con fotografía de primera, muy buenas interpretaciones y una dirección más que digna.
Es una historia que no habla del dolor insoportable, de la ira, del rencor, del perdón, de la reconciliación, de la familia, de la soledad y, por encima de todo, de ese magnífico AMOR que todo lo cura.
Una película dura que puede ayudar a muchos a encontrar una salida real al dolor y a la depresión causada por ese dolor. ¿No es eso bueno? Yo creo que este tipo de cine es muy necesario porque es un bálsamo para nuestras doloridas almas que en tiempos de crisis necesitan del amor y la esperanza. Todos necesitamos de ello.
Sam Worthington está más que creíble. Durante actuación te hace sentir el dolor y la ira del personaje como propios. Octavia Spencer tiene un papel muy difícil y hace que con la primera frase ya no veamos una mujer negra y gordita...El resto de actores cumplen con nota.
En fin, que la recomiendo a todos: a los que creen en Dios y a los que, din saberlo, le están necesitando. Un extraordinario bálsamo para el alma.

Por muchos premios que tenga…por muchas críticas sesudas que la aplaudan sin rubor…por muchos comentarios snobs superlativos…la película de Ducournau es INSOPORTABLE y totalmente prescindible.
Un cine feo que busca escandalizar con su descarnado y zafio realismo sucio y mal rodado. Si no tienes talento, provoca el escándalo y podrás triunfar.
La directora francesa parece querer trasladar a la pantalla situaciones e historias desagradables y lo que consigue es aburrir y distraer al público de la verdad: no sabe hacer cine y busca la fama en el escándalo.
¿La historia? Da igual…

Miguel Ángel Vivas es uno de los mejores directores de cine de acción-thriller que hay en Europa en estos momentos. Su forma de narrar es muy particular pero, al mismo tiempo, es efectiva.
Natalia de Molina es una actriz todoterreno que lo mismo te hace una comedia, que un drama, que un policiaco.
Lavigne es un productor que se involucra totalmente en todo lo que hace y nos ha dado algunos de los mejores títulos de los últimos 30 años con proyección internacional, impronta personal de calidad y éxito en todos los géneros que ha producido… y los ha producido todos.
¿Que falla en Asedio? ¿Por qué el público no conecta con una trama con tantas posibilidades y tan bien realizada? ¿Por qué va a ser un fracaso de taquilla? ¿Por qué no será, si quiera, una película de culto? Hay varios motivos.
La total falta de empatía con todos los personajes que aparecen en la trama. Te da absolutamente igual lo que les suceda. Todos los policías se presentan con alguna tara social, incluida la protagonista, con comportamientos prepotentes, desidiosos o, directamente, corruptos. Los inmigrantes están dibujados como víctimas de sus propias contradicciones y tampoco te llevan a la misericordia si no a pensamientos xenófobos porque sus formas y su manera de sobrevivir son inaceptables. Hay escenas en las que aflora un racismo que en nuestras vidas cotidianas no tenemos. Por todo ello los posibles mensajes humanistas que pretende dar quedan diluidos.
Hay escenas de un feísimo trazo que causan más perplejidad que horror. La total falta de credibilidad del desarrollo de las diferentes tramas te llevan a verla como una película fallida que habría necesitado un guión menos “trascendental” y más cinematográfico. En ocasiones se deja ver la gran mano de Vivas para el cine de acción pero la historia no ayuda.
No va a funcionar en taquilla y el público que la vea la olvidará porque no hay nada que recordar. No es útil en la denuncia de la corrupción y mucho menos en el drama de la inmigración irregular. Hay más acción en la calle Preciados a las 13:00, cuando los manteros huyen de la Policía Municipal, que en estas truculentas persecuciones por los entresijos de un edificio ocupado. No se puede comparar con Antidisturbios ni con Atenea…nada que ver.
Otra vez será.

AFTER cañí. Resulta estremecedor ver la total falta de aptitud en los que dan el visto bueno a las producciones audiovisuales en castellano de los últimos cinco años. Todo parece un plagio o una historia mil veces vistas. En ésta ocasión la “maravilla” plagiada es esa torpe saga adolescente de erotismo y frustración de “niñas” de clase media alta más calientes que una Madame de Saint Tropez en edad de merecer que es AFTER de la que ya anuncian una cuarta entrega…una copia de Las 50 Sombras de Gray pero sin llegar a 18. Cualquier situación les vale para sacar al mozo de turno en bolas, sexualizando hasta el último fotograma de una totalmente innecesaria película mal dirigida, escrita e interpretada.
¿De que trata? De una joven calenturienta que se enamora del macizo mayor que ella por el que todas suspiran…supongo que los productores también.
Menos mal que en el catálogo de la plataforma hay clásicos y películas extranjeras de interés porque lo que es “cine español” es como para tirar el televisor por la ventana. Fotografía, lógicamente, bastante buena.

Ni estoy ni voy a estar un minuto más frente a la pantalla de televisión para ver algo relacionado con éste bodrio catódico. Una serie mal escrita, mal dirigida y muy mal interpretada que da cuenta de la problemática actual de la ficción en televisión: hay mucho ruido y pocas nueces. Las plataformas de tv por streaming han multiplicado la necesidad de contenidos y cualquiera que le caiga bien a un productor, que esté bien relacionado, puede colocar una castaña incomible con facilidad.
Antonio Mercero era un genio de la televisión que junto a José Ángel Rodero y otros buenos guionistas, logró hitos de la televisión. Su hijo Ignacio no ha tenido tanta suerte con los guionistas y lo que le toca dirigir aquí, probablemente, no tenga solución. Si una serie en su primer capítulo causa la reacción que provocó en mi casa, mal lo tiene para levantar el vuelo.
Se puede uno acercar a Toy Boy como si fuese un thriller...no lo es porque es una trama mil veces vista o leída en novelas pulp. Se puede acercar uno por morbo sexual...tampoco porque es un erotismo descafeinado en el que ni la imaginación se puede sentir alterada. ¿Buscar buenas interpretaciones? Imposible. Salvo destellos de Cristina Castaño el resto deambulan por la pantalla con más pena que gloria.
En resumidas cuentas: otra serie que fracasará por vender lo que luego no da, por aburrida y por mala.