Tediosa, lenta y aburrida para el espectador normal. Te pasas la película esperando que ocurra algo que dé sentido a lo que estás viendo, pero llega el final y ... nada. En un cuadro abstracto, cada persona puede interpretar a su manera lo que está viendo, y de forma distinta a los demás. Esta película, igualmente abstracta, puede admitir todo tipo de comentarios y valoraciones, pudiendo fluctuar del 0 al 10, o lo que es lo mismo, de considerarla una tomadura de pelo, a considerarla una obra maestra.

Dos historias de amor contadas de forma sencilla, rebosantes de ternura y encanto. Pero además es el retrato perfecto de una época. Cualquier adolescente de entonces, años 60, se verá plenamente identificado con Guillermo, los juegos, el colegio, el campamento de verano, la timidez con la chica que te gusta... Y para los jóvenes de hoy, es una forma de contemplar como fue la infancia de sus progenitores. Interpretaciones magníficas y una banda sonora que encaja perfectamente. La mejor película de Summers.

Película catalogada como cine negro, trhiller e intriga, y así te pones a verla. Sin embargo, lo que comienza como tal, a medida que avanza, va derivando hacia la comedia, para terminar totalmente encasillada en este género. No se trata no, de una comedia negra. Es media película, cine negro, con sus elementos clásicos: protagonista (Mitchum) jugador,necesitado de dinero, banda de mafiosos, y mujer fatal (Russell) por medio, y media película, la segunda mitad, comedia pura, con un Vincent Price grotesco. Mala mezcla. Mi predisposición al cine clásico, hace que la nota no sea peor.

Tras un comienzo interesante, y una primera parte, la que se desarrolla en la Galicia profunda, pasable, la acción se traslada a México. El ritmo de la película decae considerablemente, pasando a ser lenta y tediosa hasta el final. Ni el magnífico elenco de protagonistas, encabezado por Francisco Rabal y María Félix, consigue levantar este film, del que solo destacaría su estupenda fotografía en color.

Película sobre la Guerra Civil que cuenta las vivencias de un grupo de soldados y oficiales del ejército nacional destacado en el frente de batalla, y que tiene como hilo conductor la figura del "páter" recién llegado a la compañía, interpretado por un jovencísimo Adolfo Marsillach. El espíritu religioso está omnipresente a lo largo y ancho del film, como sin duda debió suceder en la realidad, dentro del bando nacional, al tiempo que exalta la buena relación, compañerismo y camaradería entre la tropa y en los mandos.