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España España · Madrid
Críticas de SyckBoy
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de marzo de 2008
80 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1941, mientras media Europa se dedicaba a matar a la otra media y EE.UU. se preparaba para entrar en liza, la maquinaria de Hollywood no se detenía. Era el año de la consagración de John Ford y del histórico primer film de un veinteañero de nombre Orson. Pero ese año se produjo otro debut, eclipsado por el de Welles, que supondría un antes y un después en muchos aspectos, por lo que “hablemos del pájaro negro”.
Tras escribir una cantidad impresionante de guiones en los años 30 y trabajar para directores de la talla de Wyler, Hawks o Walsh, John Huston decidió que ya era hora de lanzarse a dirigir su propia película. Para ello desempolvó una adaptación suya de una novela del mítico Dashiell Hammett, reunió un presupuesto ínfimo y eligió para el papel del cínico y frío detective Sam Spade al último descubrimiento de la Warner: Humprey Bogart. Tras 10 años haciendo papeles secundarios Bogart había conseguido su primer papel protagonista meses antes en “El último refugio”, de la que el propio Huston fue guionista y en la que ambos se conocieron. Se podría decir que fue el principio de una hermosa amistad. “El halcón maltés” sería el primer capítulo de la fructífera colaboración Huston-Bogart, que continuaría con “Across the Pacific”, “El tesoro de Sierra Madre”, “Cayo Largo”, “La reina de África” y “La burla del diablo”. La imponente actuación de Bogart en su segundo film como protagonista marcó para siempre el perfil ideal del detective privado, del antihéroe de la serie negra, y le reafirmó en el panorama hollywoodiense, permitiéndole conseguir un año después el papel de Rick en “Casablanca”.
Con su guión Huston respeta escrupulosamente la novela de Hammett: un relato enrevesado, con giros sorprendentes, cargado de amargura y pesimismo, sacando a la luz la peor cara de la condición humana y girando alrededor de una historia de caballeros y reyes del siglo XVI. El relato está tratado con suma elegancia y supone todo un homenaje al séptimo arte, un ejercicio de estilo y suspense impropios de un director novel. La elección de los secundarios fue otro gran acierto de Huston: Lorre está perfecto en su papel de refinada sanguijuela, Mary Astor (que ganó el Oscar ese mismo año por “La gran mentira”) se mete de forma muy creíble en la piel de una mujer atrapada en un asunto que le viene grande y el orondo Sydney Greenstreet crea un imponente y socarrón Mr.Gutman. Todos ellos aborrecibles y geniales a la vez. Como curiosidad señalar el pequeño cameo del padre de John Huston, el actor Walter Huston, como capitán de La Paloma de Hong Kong.
En aquél lejano 1941 cambió la historia de la humanidad tras el ataque a Pearl Harbor y también en gran parte la historia del cine, gracias films como “El halcón maltés” o “Ciudadano Kane”, que casi 7 décadas después siguen conservando la fuerza y la amargura del primer día, pues cada fotograma “está hecho del material con el que se fraguan los sueños”.
SyckBoy
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9
23 de marzo de 2012
42 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Le jour se léve' ('Amanece') fue una de las últimas grandes películas francesas de los años treinta. Englobada dentro del movimiento conocido como realismo poético, fue estrenada justo antes del estallido de la guerra en Europa. Poco después, Marcel Carné y su guionista, el poeta Jacques Prévert, fueron acusados de pesimismo y sus películas fueron prohibidas rápidamente por la censura militar que decía en 1940: "Si hemos perdido la guerra, es por culpa de mensajes como el de 'Quai des Brumes' ('El muelle de las brumas')". A lo que Carné respondió: "No se puede culpar a un barómetro de la tormenta".
'Le jour se lève' fue, si es posible, aún más oscura que su predecesora. Desde el primer minuto el antihéroe, un hipnótico Jean Gabin, está condenado al fracaso, su destino ya está sellado, porque la tragedia ya ha ocurrido. Esto sirve a la dupla Carné/Pévert para estructurar el guión en sucesivos flashbacks, introducidos mediante largos encadenados, que llenan el relato de amargura y fatalismo. Fue un recurso considerado demasiado moderno para la época, por lo que la productora insistió en repartir folletos entre el público para avisar de la existencia de los mismos y evitar confusiones. Dos claros ejemplos de la influencia posterior de esta estructura narrativa en el cine negro americano se pueden apreciar en dos obras claves del género: 'Perdición' (Wilder, 1944) y 'Forajidos' (Siodmak, 1946).
En cuanto al reparto, se unen a Gabin el imponente y patético Jules Berry, la lúcida Arletty (musa del director) y la ambigua Jacqueline Laurent, que describen no sólo un atormentado círculo amoroso, sino también un retrato desolador de la clase obrera.
Si la prosa de Prévert, no exenta de un lenguaje sexualmente explícito para los cánones de la época, es fundamental a la hora de dar un aire poético al cine de Carné, el toque realista viene de la mano del mítico director de arte Alexandre Trauner. El retrato de la miseria, las sombras y los bares llenos de humo que ambientan la melancólica resignación del antihéroe es sobrecogedor. Trauner fue el creador de los decorados de 'El muelle de la brumas', 'El hotel del norte' o 'Los niños del paraíso', y tras la guerra se puso al servicio de directores de la talla de Jules Dassin, John Huston o Billy Wilder, con el ganó un merecido Oscar en 1960 por su trabajo en 'El apartamento'.
Como curiosidad señalar que, debido a la popularidad que adquirió la película en su día, se realizó un remake a la americana llamado 'The long night' (Litvak, 1946), con Henry Fonda en el papel de Jean Gabin y Vincent Price como su antagonista.
SyckBoy
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8
25 de septiembre de 2007
79 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarantino se ríe del mundo. No hay que ver "Death proof" con pretensiones de ver una gran película pues estamos hablando de un capricho, una gamberrada, una locura surgida de una noche de borrachera con su amigo Robert, algo que se puede permitir subido al trono del éxito y la inmortalidad. Nos ofrece lo que las pelis de doble sesión de su juventud le aportaron, puro entretenimiento, pasar una buena tarde.
Qué es Death proof en concreto: Tías buenas, numerosos primeros planos de sus respectivos culos, coches a mil por hora, adrenalina, sangre, miembros amputados y un loco homicida. A todo ello hay que añadir los diálogos marca de la casa, que al principio hacen gracia pero que acaban por cansar, aburrir y no aportar absolutamente nada, y un motaje deliberadamente cutre, así como numerosas ocurrencias en homenaje a la serie Z setentera.
Sin duda lo mejor del film son Kart Russel, la música (en eso hay que darle un 10, como siempre) y lo bien filmada que está la película. La escena de la persecución final es un broche perfecto y desemboca en una explosión de genialidad delirante y muy cachonda, muestra del talento alocado de Quentin. Espero que en un futuro rebaje su grado de locura y vuelva al cine de sus inicios. Oh, fucking Tarantino!!, te doy un 7 por los buenos ratos que nos has hecho pasar, pedazo de loco.
Post data: comprendo al público americano, si después de este experimento tarantiniano me ponen "Planet Terror" salgo del cine desquiciado, me voy de cabeza al psiquiátrico.
SyckBoy
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8
27 de diciembre de 2007
44 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Deseo, peligro” es una de las mayores sorpresas que me he llevado nunca en una sala de cine.
Dirigida de forma sutil y profunda por el "oscarizado" Ang Lee, se podría definir a grandes rasgos como una mezcla entre “In the mood for love” (Wong Kar-Wai, 2000) y “Encadenados” (Alfred Hitchcock, 1946), un thriller psicológico con la estética del cine clásico americano y las mejores esencias del cine asiático actual. El resultado es una película densa cuya atmósfera te atrapa lentamente, sumergiéndote poco a poco en la China de la ocupación japonesa. Las escenas que recrean las calles de Shanghai y Hong Kong no tienen nada que envidiar a las grandes producciones americanas, con cientos de extras, calculadas hasta en más mínimo detalle. Gran trabajo de fotografía a cargo del mejicano Rodrigo Prieto, colaborador habitual de Iñárritu. La banda sonora es preciosa, le va como anillo al dedo a la trama, funciona muy bien.
En cuanto a las famosas escenas de sexo, que han merecido la vergonzosa calificación NC-17 (es decir, X) en USA, son todo menos pornográficas o gratuitas. Estas escenas son realistas y fundamentales para retratar la evolución psicológica de los personajes y la progresión de la relación que mantienen, a través de un lenguaje de gestos, caricias y golpes. Nunca se rodó el sexo con tanto sentido para la trama y con tal maestría en la gran pantalla.
Todos los personajes funcionan a la perfección. El grupo de teatro es entrañable y nos muestra cómo la guerra hace trizas la inocencia de un grupo de jóvenes idealistas. Tony Leung, el habitual protagonista de las películas de Wong Kar-Wai, cambia de registro y borda el papel del tosco y masculino agente colaboracionista (hay que destacar que compaginó el rodaje de este film con el de “Confession of pain”). El mayor descubrimiento de la película es la debutante Tang Wei, simplemente genial, si hubiera un Oscar a la actriz revelación, éste sería suyo, sin duda.
En cuanto a los que dicen que le sobra metraje (¡incluso que le sobran 45 minutos!) estoy en total desacuerdo, no le quitaría ni un solo minuto, sería cargarse la película.
Como dice el joyero al terminar el anillo: "The master piece is all ready".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SyckBoy
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7
28 de octubre de 2007
34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Eva” rebosa calidad: los magníficos y larguísimos planos secuencia adornados con música de Billie Holiday que nos ofrece Joseph Losey (que saltaría a la fama un año después con “El sirviente”), su hermoso retrato de Venecia y la construcción de una historia, tantas veces reflejada en el cine negro y en la literatura del mismo género, de una autodestrucción anunciada, tratada con la mano maestra de un director en estado de gracia siempre interesado por las relaciones de dependencia y degradación humanas.
Y sobre todo esta película no sería lo que es sin una Jeanne Moreau en una de las mejores actuaciones de su carrera. La actriz francesa encarna a la perfección el papel de una de las “femme fatale” más cruel y fría de la historia del cine que disfruta haciendo saltar por los aires la existencia de un arrogante y presuntuoso escritor en la cima del éxito personal y profesional. Un 10 para Jeanne Moreau, “hermosa, cruel, amoral, destructiva…”.
SyckBoy
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