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España España · Salamanca
Críticas de Maetterlinck
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Críticas 20
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
3 de marzo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a contar las vicisitudes sufridas por esta película a lo largo de su historia porque para eso ya hay un libro homónimo. Sólo citar que, ante el temor del propietario del cine en que se estrenó Un bigote para dos, optaron por hacer una breve introducción explicando la circunstancia de esta película, y yo voy a hacer lo mismo.

Esta película de Miguel Mihura y Antonio de Lara "Tono" se realizó a partir de una opereta austriaca, una película que al parecer no tuvo excesiva trascendencia sobre la figura de Johann Strauss. Y con la base de las imágenes de dicha película, Mihura y "Tono" reescribieron diálogos y añadieron cuantas morcillas cabían en la duración del metraje, para convertirla en una película distinta (y tanto), dejando a un lado el romanticismo de la figura de Strauss, para convertir el filme en una comedia absolutamente delirante.

En estas tenemos que Enriqueto, pobre de solemnidad, se siente atraído por Manuelita, aunque no quiere casarse con ella a causa de su voz de barítono. Manuelita cree que si le toca la lotería, Enriqueto podrá por fin comprarse una batuta y dirigir una orquesta, y entonces podrán casarse, pero Enriqueto empieza a sentirse atraído por Lilí, una joven cantante de moral un tanto distraída que le regala patatas fritas y con la que se irá a beber agua, aun a riesgo de ahogarse.

Y este es el punto de partida de una película cuyo punto fuerte, los diálogos de los comediantes "Tono" y Mihura, van destruyendo cualquier atisbo de argumento coherente, pero aportan una constante hilaridad basada en un absurdo muy bien traído.

Lógicamente es una película difícil de evaluar, puesto que está hecha a partir de "retales" (por llamarlo de algún modo) de otra, pero en lo que compete a la tarea de Mihura y "Tono" decir que consiguen crear un ambiente delirante lleno de comicidad extrema que hace pasar un rato muy divertido a quienes gustan de ese tipo de humor.
Maetterlinck
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6
26 de febrero de 2015
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Doble boda es una película que claramente busca aprovechar la comicidad, la química y la popularidad de la pareja formada por Myrna Loy y William Powell. Lo consigue y se aprovecha excelentemente de esos recursos, porque la película es en gran parte ellos dos, aunque no toda, y en ese aspecto, ambos están irreprochables. El argumento del filme no es ningún prodigio y de hecho, la trama en algunos puntos se acelera y hasta se suprime para propiciar que ambos compartan escena o hablen el uno del otro. Era lo que el público quería ver y en eso se centra la película. Quizá hubiera quedado mas redonda si hubiera aprovechado un poco mas los múltiples y prometedores personajes secundarios que asoman, pero aun con todo y con eso, el resultado final ya es lo bastante entretenido como para que merezca la pena echar un rato en verla. Doble boda sigue muchos de los arquetipos de la época, como por ejemplo, el personaje de Myrna Loy, una mujer súper profesional sin mácula ni apenas atisbo de sentimientos, y con un marcado sentido de la responsabilidad. También está el arquetipo de la persona de mayor edad, de moral mas laxa, y que aconseja a la joven, casi siempre a favor del simpático crapulento que tantas veces encarnó (y aquí una vez mas) William Powell.

Dejando a un lado estos roles tan habituales, y sin que tampoco suponga una ruptura o una innovación terrible, en Doble boda también aparece el rol de la pareja joven, a medio camino entre la pareja Loy - Powell, en la que para mi gusto, destaca el personaje de Waldo, el cual, insisto, sin suponer una novedad apabullante, si resulta muy cómico y ayuda mucho a avanzar la trama. Además, John Beal realiza un trabajo de lo mas correcto y efectivo y que encuentro a destacar en un conjunto muy dispuesto para el dúo protagonista.

En resumidas cuentas, no está concebida como una obra maestra, pero justifica su metraje a base de buena comicidad al estilo de los años 30.
Maetterlinck
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6
24 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno tiende a esperar mucho de una película de Carole Lombard, más cuando se trata de una comedia. Pese a sus reticencias iniciales en aquel debut en el género junto a Howard Hawks y John Barrymore, Lombard demostró ser una actriz más que dotada para papeles humorísticos. Es, directamente, arrolladora. Amar en ayunas es correcta y da pie a que Lombard se explaye y muestre muchas de sus virtudes, pero no llega a mucho mas. Cumple magníficamente el papel de ser graciosa y entretenida, pero no llega mucho más allá. ¿Por qué? Bueno, quizá la trama resulta un poco inverosímil en el aspecto de que los hechos se precipitan sin que el espectador termine de entender los cambios que se producen en los personajes, salvo si entendemos que todo se justifica con una personalidad voluble y caprichosa.

Este es, quizá, otro de los puntos que hacen que la película no termine de "congeniar", y en esto entiendo que soy totalmente subjetivo. No es precisamente poco acostumbrado en el cine de la época que sus películas traten sobre gente de la alta sociedad, lo cual es un magnífico recurso para justificar que puedan dedicar tanto tiempo a perseguirse por toda la ciudad sin tener que atender otras ocupaciones. Pero en el caso de la película que nos atañe, el potencial económico de los personajes va unido a una actitud caprichosa a la que se une una impunidad que, creo, separa un poco a los personajes de su público. En general, pocos personajes resultan simpáticos del todo en esta película, salvo quizá el de Carole Lombard.

Estas son, quizá, las pegas mas importantes de la película, que por lo demás, tiene un ritmo excelente y no carece de diálogos ingeniosos, casi siempre en boca de la amada de Clark Grable (con el que, por cierto, tuvo una relación bastante parecida en algunos aspectos a lo que se puede ver en este filme). La duración (poco más de una hora) hace que tenga muy pocos altibajos o ninguno y está en la línea de la poca "trascendencia" de la producción. Un rato divertido que se agradece, que al fin y al cabo, es de lo que se trata.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maetterlinck
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3
20 de junio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro años después de Charada, esa gran obra de Stanley Donen, con Cary Grant, Audrey Hepburn y Walter Matthau (entre otros), se estrenó Capricho. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso difícilmente evitables. No quiero ahondar mucho en este tema por no entrar a destripar nada del argumento ni condicionar a ningún posible espectador, si bien los paralelismo empiezan ya con el inicio de la película.

Sobre la base del espionaje industrial dentro del sector de los cosméticos, se construye un argumento que por momentos es incongruente hasta consigo mismo, no siendo este su único defecto. Tampoco sé si es el peor, porque aunque es un error muy grave la pérdida de coherencia interna, tampoco llega a ser lo que mas estropea el resultado final. Posiblemente lo mas flagrante sea cómo intenta mantener el interés de la parte de intriga en base pequeñas vueltas de tuerca forzadas y que, además, no tienen ningún interés según te has empezado a meter en la trama.

Visualmente resulta una película interesante encuadrada en su aire muy tópicamente sesentero, tanto dentro de lo fílmico como en lo referido a la moda. Tiene momentos casi calcados a películas de James Bond y hacen cierta gracia las referencias a 007, los Beatles o Sir Laurence Olivier. Y en cuanto a comicidad, casi es de lo poco que destacar (y tampoco es para troncharse). El guión también flojea en la parte de comedia. Doris Day, una actriz bastante dotada, ha de volver a recurrir a muecas y alguna situación apurada. Richard Harris... Bueno, era un excelente actor, pero tampoco podía hacer milagros. Lo único para lo que da su personaje es para decir sus frases poniendo buena pose (e imitar a Laurence Olivier), y al menos en ese aspecto, de planta está estupendo.

Por decir algo mas positivo, quiero destacar la dirección artística, ya que ciertamente hay escenarios muy logrados, como el avión de Edward Mulhare o la casa de la secretaria japonesa (la cual, unido al bikini como vestuario, recordaba mucho a James Bond). Realmente, casi todo lo destacable para bien de la película es porque recordaba a otras. Una lástima tan paupérrimo guión, porque la producción tenía una pinta de poder haber sido interesante.
Maetterlinck
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6
11 de abril de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier miércoles es una comedia entretenida, sencilla y eficaz, pero que se queda en tierra de nadie. Visual y estéticamente está encuadrada en los 60, pero rezuma usos y costumbres bastante anteriores, muy propios de comedias de la década anterior. A nadie ha de extrañar ni sorprender que confiese que se basa en el clásico esquema en el que una chica joven e insegura acaba en brazos de un hombre mayor y casado a causa del pánico que le produce estar sola, hasta que un aparece un hombre mas apropiado que la rescata de esa situación errónea, para por fin proporcionarle un hogar lleno de hijos. Lo dicho, no es una película revolucionaria en ese aspecto.

Tres años después se estrenaría Flor de cactus, con un argumento de partida similar aunque un desarrollo bastante diferente. Ambas entretenidas y recomendables, desde luego.

A los veinte minutos de película tenemos a Jane Fonda hecha ya una moderna Doris Day (incluso repitiendo algunos tics infantiles y llorones que tenían muchos de los personajes que interpretó en la década anterior). Es curioso porque para cuando aparece Dean Jones (un actor que se asocia con Disney tanto o mas que el ratón Mickey), no pude por menos que acordarme de Fred McMurray.

La película no niega su origen teatral, como denota los pocos cambios de escenario. Casi toda la acción se desarrolla en el interior de un bullicioso apartamento. Va creciendo poco a poco de manera previsible pero divertida. En ese aspecto la película no tiene mucho reproche, es un divertimento eficaz al que contribuye un reparto muy dotado. Quizá en un argumento un tanto reaccionario destaca un tratamiento del sexo mas explícito en cuanto a lo verbal de lo que se podía encontrar en las antecesoras dentro de este estilo.

Curiosamente, no es el personaje de Jane Fonda, que interpreta a la amante de un hombre mayor y adinerado, la que encarna el papel de mujer independiente, como le correspondería por edad y época, si no mas bien la esposa del ejecutivo, una mujer mayor y de la que no se nos da a entender que tenga oficio alguno, si no mas bien, que se dedica a gastar el dinero de su marido. Curiosamente, en ausencia de la figura masculina, parece mas perdida la jovencita que ha crecido en otro ambiente y que, al menos al comienzo de la película, tenía trabajo propio, que la señora de mediana edad que parece depender de su marido.

El marido es un personaje que transmite en ocasiones rechazo y en otras hasta cierto cariño por la gracia que tiene, aunque esta gracia venga a través de un carácter nada amable y si soberbio, altivo, grosero y prepotente. Pero como te hace reír (y mas cuando no le salen las cosas como quiere) terminas cogiéndole cierta gracia. Con el personaje de Dean Jones sucede que viene condicionado por el mejor estilo clásico. No está especialmente desarrollado, pero cae simpático por el carisma de su intérprete (¿A quién no le cae bien Dean Jones? Por favor, que es el conductor de Herbie). Cabría achacarle en algunos momentos una cierta infantilidad, bastante de la cual viene dada por el carácter del personaje de Jane Fonda, aunque también aporta bastante el pique entre ambos protagonistas masculinos. En cualquier caso, sin llegar al nivel de otras grandes comedias de la época o con esas otras con las que comparte algunas características, y adentrándose en la lucha de géneros (aunque situándose en un estadio de lo mas inicial), es una comedia que sin llegar a ser brillante, sí resulta entretenida, divertida y muy agradecida de ver, con varios puntos que pueden gustar.
Maetterlinck
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