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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 1.963
Críticas ordenadas por utilidad
8
13 de noviembre de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que hace pocas horas que he visto y de la que saco una buena impresión. Mucha imagen, diálogos los precisos, tempo lento pero adecuado, buena puesta en escena y un reparto excelente.

El título alude a la fiesta de “A Rapa das Bestas” de la aldea gallega de Sabucedo, en la cual varios hombres inmovilizan a caballos salvajes para recortarles las crines, desparasitarlos y marcarlos. El cineasta inicia la película con unas imágenes de este rito, como metáfora de lo que vendrá.

En la historia un matrimonio francés, Antoine y Olga son una pareja francesa que se ha instalado ya hace unos meses en una aldea del interior de Galicia. Llevan una vida tranquila y de trabajo agrícola, aunque no mantienen una buena convivencia con los lugareños. Hay un conflicto manifiesto con los hermanos Anta, por intereses personales, lo cual que la tensión crecerá en la aldea hasta alcanzar límites más que preocupantes.

Un Rodrigo Sorogoyen sobrio dirige este thriller psicológico, que es también un drama callado, un filme de venganza y a la vez, de esperanza. Tragedia rural bronca de la España más profunda y negra imaginable, pero sin renunciar a la voz iluminada de lo justo, lo deseable, lo correcto, lo ilustrado.

Magnífico el guion Isabel Peña y el propio Sorogoyen, una música muy cuidada que acompaña perfectamente el rodaje y excelente la fotografía Álex de Pablo. Un reparto donde destaca la pareja de Marina Foïs y Denis Ménochet como el matrimonio francés afincado en el lugar que se niega a dar paso a la energía eólica, subrayándose el trabajo perfecto de Luis Zahera y Diego Anido en unas interpretaciones que dan hasta miedo.

La primera parte del filme se anima con la sed de venganza, el segundo fundamenta su peso en la necesidad de justicia. Si al principio es la violencia el patrón principal de comportamiento, posteriormente será la posibilidad del perdón.

Planos calmosos pulen cada una de las perspectivas. Hasta que, cuando la calma se quiebre de forma definitiva, la cinta deje de discurrir por fuera, para volverse sobre sí misma y convertir de manera íntima cada uno de sus infinitos dolores, algo tremendo que es realmente así.

Película que da miedo, también la paranoia y la furia manifiestas. Thriller rural en que se hace omnipresente el malestar de la España vaciada. Todo ello con estupendo libreto, previa documentación de sus autores: “Hicimos mucho trabajo de campo, y siempre nos encontrábamos con opiniones muy polarizadas (…) Por un lado, la gente de ciudad que se instala para trabajar la tierra y restaurar casas, y por otro, los que se quieren marchar a toda costa”.

En la segunda parte del filme se muestra el tortuoso camino de Olga, compañera de Antoine (Marina Foïs, en el mejor papel de su carrera), con tintes de tragedia griega cargada de una infinita melancolía. En su diálogo con la madre de los hermanos o la discusión entre ella y su hija está sensacional.

Conflicto llevado al límite, filme tenso de enfrentamiento de dos seres venidos de fuera con los oriundos de una aldea gallega, un matrimonio francés decidido a cultivar el campo y favorecer el ecologismo, en un clima de zozobra insoportable.
Kikivall
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5
6 de julio de 2021
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la película Dom Toretto (Vin Diesel) lleva una vida tranquila con su pareja Letty (Michelle Rodriguez) y su hijo Brian. Pero el peligro acecha. En esta ocasión la amenaza obligará a Dom a enfrentarse a las fallas y errores de su pasado para salvar a sus seres queridos.

De esta guisa el equipo habitual de esta entrega se vuelve a juntar para impedir una intriga con amenazas al mundo, liderado por un asesino y pérfido mafioso muy peligroso. Junto a él está el hermano pequeño de Dom, Jakob (John Cena). Es la novena entrega de la franquicia.

Dirección más que respetable del archiconocido y comercial director taiwanés Justin Lin, con un guion trepidante de Daniel Case y Gary Scott Thompson, y el conocido personaje creado por Gary Scott Thompson.

En la obra están los personajes habituales, los actores -más o menos- de siempre, con la incorporación estelar de estrellas como Helen Mirren o Kurt Russell, y la misma acción rápida y delirante que aquí incluso se excede yéndose la cosa un poco de las manos de Lin.

Con una esplendente fotografía de Stephen F. Windon, acompaña al filme una potente música de Brian Tyler, por momentos atronadora. Minutos descabellados que ponen a prueba la capacidad del espectador para creer lo imposible. Lin ha llevado muy lejos la cinta.

El reparto es el habitual: Diesel como Dom (de lo peor pero pone el careto), seguido de Michelle Rodriguez (correcto trabajo como Letty, nueva pareja de Dom), Jordana Brewster (la hermana de Dom y Jacob), Charlize Theron (la mente criminal dentro de una celda con paredes transparentes desde donde se burla con su superioridad de los demás) o Helen Mirren (interesante e incluso graciosa ladrona de joyas caras). Y el resto… Todos dan el nivelito para tanta acción, violencia, destrozos, incluso moralismo y también humor.

Detalle de interés es que el argumento no aspira a ser entendido, aunque se adentre en algunas complejidades que finalmente resulten accesorias. Se puede disfrutar del metraje sencillamente viendo los vuelos, golpes, disparos o persecuciones de coches y tanques y aviones.

O sea, sin saber lo que ocurre ni por qué, el espectador aficionado al género se puede recrear de que no paren de ocurrir cosas a velocidad de vértigo y con una violencia blandita y algo tontorrona que lastima poco, de una forma parecida a los dibujos animados.

En lo moral o ideológico es una película conservadora y convencional con la figura paterna y la familia presidiéndolo todo. La familia incluso como explicación de infinitud, pues los propios personajes reflexionan sobre si son inmortales, a lo que se une a la idea de que la familia es la institución que todo lo trasciende.

De modo que el filme es valedor de la familia. Incluso su base argumental es el trauma que llevó al estólido héroe Dom Toretto (Diesel) a subrayar lo familiar, pues todo arranca de celos fraternos, complejos de Edipo antiguos e historia de venganza entre dos hermanos, Dom y Jacob que luchan sin tregua de una punta a otra del globo por tierra, mar y aire, en tejados, a través de edificios, en coches y tanquetas y una sucesión de flashbacks que nos va a apuntando qué fue lo que ocurrió en el pasado y la causa de que uno de ellos se convirtiera en un villano mientras el otro se es el hombre cabal.

De paso hacemos un tour rápido por el mundo e incluso la extra-tierra: EE. UU., Europa, Asia, África, etc. Todo ello por el mismo precio. Y de postre, que incluso resulta cómico, un paseo por la estratosfera en un automóvil Pontiac preparado con turborreactores.

Hay también elementos y símbolos religiosos e incluso bíblicos. Por ejemplo, se alude en más de una ocasión a la presencia de Dios en el corazón del niño (hijo de Dom), la constante presencia del símbolo de la cruz, tanto para llevar al cuello como muestra o como clave de una parte de la historia.

Y para que no falte de nada, la escena en que Dom, amarrado por ambas manos a sendas enormes columnas de un fortín blindado, tirando de músculo derriba las columnas y cae todo el edificio a plomo sobre los malos recuerda la historia bíblica de Sansón cuando éste, una vez crecido el cabello, recobrada su fuerza e igual que en el filme atado a sendas columnas del templo donde están sus enemigos los jefes filisteos, invocando la fuerza a Yavhe y haciendo fuerza exclamó: "Muera yo con los filisteos". El edificio se vino abajo, de manera tal que mató a más personas al morir de las que había matado durante toda su vida.
Kikivall
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6
4 de septiembre de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Monzón ha querido salirse del terreno más conocido de sus exitosos thrillers ("Celda 211" -2009- y "El Niño" -2014), y ha tomado el camino de la comedia, lo cual en verdad no es nuevo pues rodó en 2002 la fresca y simpática cinta: "El Robo más grande jamás contado" (2002) (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/559502/523143.html).

Esta nueva película, “Yucatán”, es una película de timadores bien confeccionada que, pese a servir de entretenimiento estival, no aporta nada al género, quedando a años luz de otras entregas de este subgénero. Digo esto por los excesos positivos a favor de este film de parte de algunos críticos.

Daniel Monzón dirige esta comedia de tunantes que no obstante estar bien rodada técnicamente hablando, por momentos puede resultar cansina; aunque tiene pasajes de diversión que al público le agradará sin duda.

El guion es del propio Monzón y su coguionista inseparable, Jorge Guerricaechevarría. Libreto arrítmico con evidentes incongruencias y chistes añejos, donde los personajes quedan dibujados con un exceso de esquematismo, abundancia de estereotipos, muchas subtramas que aportan poco o nada a la historia y demasiadas subidas y bajadas de tono. Hay en la cinta una profusión de números musicales a mayor gloria de Stephanie Cayo, que alargan innecesariamente el metraje a más de ¡dos horas! En cuanto a los recursos humorísticos hay elementos que no me agradan, como la circunstancia de incluir pedorretas como elemento jocoso, recurso escatológico poco acertado en esta ya avanzada fase del siglo XXI. Lo que sí puedo decir en descargo de todo lo anterior es que es Monzón quien precisamente organiza todo este bullicioso coro de elementos diversos para dotarlo de cierto sentido de comedia a lo Blake Edwards, lo cual no deja de tener su mérito, pues se trata de un universo lleno de andanzas trufado de torbellino.

Es de destacar una buena música de Roque Baños y un más que notable diseño de producción.

En el reparto me sale decir que es un actor reconocido y de larga trayectoria teatral, televisiva y en el doblaje, Joan Pera, quien destaca por encima de otros muy taquilleros que van más bien a golpe de corazón pero sin meterse de pleno en el film. Por lo tanto, es Pera el actor sobre quien pivota la historia, quien transforma su veteranía en auténtica revelación que encabeza con justeza profesional el reparto; sutileza, contención y gama de matices que Pera aporta a su personaje el agraciado por la fortuna Antonio. Junto a él un Luis Tosar –gran actor- que aquí está correcto pero que no convence como otras veces; Rodrigo de la Serna cumple su cometido justito; Stephanie Cayo, bien como la bonita bailarina por la que todos se beben los vientos; y un equipo de secundarios muy a tono.

En el cine de Monzón suele darse lo que Sergi Sánchez denomina “afecto por sus personajes”; es decir que empatiza con ellos, lo que deviene comprensión por los claroscuros de la condición humana. O sea, aunque estos personajes se muestren insidiosos o canallas; o al revés, si ante el público estas criaturas aparecen como buenas y magnánimas, estos personajes siempre están dispuestos a ser el reverso de lo que esperamos de ellas.

Pero hete aquí que es esta ruptura de expectativas morales la que contiene también elementos aleccionadores. Todo el film es como como una prédica encadenada sobre las miserias y males a que da lugar la codicia y el dinero. Y en torno a este argumento vemos en la trama un complejo puzle de idas y venidas, de añagazas y comportamientos de enorme vileza. Mas igualmente, entremezclados, podemos presenciar emociones y sentimientos puros, mayormente en el personaje nuclear de la cinta, gracias al saber hacer de Pera. Como escribe Sergi Sánchez, la película “aparenta ser una comedia vacacional, de crucero marítimo, que se desliza sin motor por un cambiante océano de géneros –del filme de timadores a la sátira gamberra, del musical cabaretero al romance múltiple con picante cubano–, para ocultar su condición de fábula de lo más seria sobre la codicia en tiempos de crisis”. Yo creo que el esquema general de la obra y su principal tenor es el de ser una ‘fábula moral’.

En suma comedia de aventuras y timadores, con giros narrativos y sorpresas a gogó, pero deja que desear en relación a los grandes de este subgénero, como apuntaba al principio.
Kikivall
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7
7 de mayo de 2023
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable película que aborda las formas de encontrar un amor duradero en los tiempos que corren. Zoe (James) es una directora de documentales, con fobia al compromiso, y muy aficionada a las aplicaciones de citas por Internet. Pero sus búsquedas sólo le han proporcionado un largo listado de hombres bastante imperfectos y escasamente fiables, para su tribulación y la de su extravagante madre Cath (Thompson), una mujer tan enérgica como cómica.

Su amigo de la infancia y vecino de toda la vida, Kaz (Latif), va a seguir el ejemplo de sus padres y ha decidido optar por un matrimonio “asistido” (de conveniencia), lo cual que, tras consultar a un asesor matrimonial musulmán y especializado (muy bien Asim Chaudhry), buscando entre su extenso listado de pretendientes encuentra una brillante y hermosa novia musulmana y de Pakistán (Chadha).

Zoe, con un currículo en documentales a sus espaldas decide a filmar el viaje de Kaz a Lahore (Pakistán), un viaje cargado de esperanza para él, tras el cual él va a casarse con una desconocida esposa, elegida por los padres y la abuela.

Nuestra protagonista empieza a preguntarse si no tendría ella algo que aprender de un enfoque tan diferente al suyo para encontrar el amor. Cuando Zoe decide hacer la película sobre su vecino y su novia paquistaní, la cosa deviene comedia espumosa.

Hay abundancia de observaciones mordaces sobre los prejuicios más o menos larvados, el racismo, los cambios de paradigma y el cínico emplaste en la puesta en marcha del emparejamiento, y aunque tal vez no sea el examen culturalmente más sensible (ni positivo) del matrimonio arreglado, incluso es sarcástico y crudo. Pero es una película encantadora y divertida con química entre sus dos estrellas principales, con el apoyo de una Thompson explosiva, intensa y alocada.

Aparentemente introvertida, la joven novia que le presentaron a Kaz apenas una semana antes por Skype, es una belleza oriental, en apariencia dócil y buena, pero que, como se verá, guarda alguna carta en la manga que no desvelo.

Entre realización y guionista, ya puestos a sacar punta, tenemos una historia entre una mujer joven y un director indio/pakistaní de 77 años, que además es actor y tiene una carrera como realizador irregular y un tanto errática. Pasa que tenemos en la dirección a Shekhar Kapur, que inició su carrera en Bollywood e incluso dirigió Elizabeth ganadora de un Oscar. Obra que sabe hacer emerger la obra y levantarla cuando parecía perder fuelle.

La Khan, es una productora de cine y televisión, y periodista británica, que escribe aquí su primer largometraje, sin duda tomando parte de sus vivencias personales. Jemima estuvo casada con un político pakistaní, se convirtió al islam y vive actualmente en Lahoré (donde curiosamente sucede parte de la acción); allí aprendió a hablar urdu y también usó ropa tradicional pakistaní. De lo que se deduce que la historia tiene la huella y la influencia de esta escritora.

Me han gustado especialmente ciertas coreografías al modo Bollywood de la boda, con bailarinas y danzas muy bien acompasadas, con un bonito colorido de vestimentas exóticas, un espectáculo muy conseguido y sinuoso.

Destaco igualmente la música sufí (rama mística del islam); estas escenas de unos cánticos sentidos, a veces desgarradores y muy bellos, me ha recordado al flamenco, cuyo sentimiento y profundidad hablan del amor y la pasión con singular credibilidad en momentos de la película en que la cosa viene muy a cuento.

Kapur y Khan han hecho todo lo posible para señalar las virtudes del matrimonio asistido y las deficiencias del matrimonio romántico occidental, pero esa sensibilidad cultural se ve socavada a lo largo del filme por la tendencia a un romance entre los dos personajes de la obra y cierta evidencia de que finalmente, lo que vale es el amor: “el amor sí tiene que ver”.

Cuenta con la elección de Lily James como su protagonista femenina, una bonita actriz de hoyuelos, con singular capacidad para requerir mimos y abrazo. A su lado está un eficaz Shazad Latif, un joven moderno y tradicional a la vez, que secunda bien a la James. Lily y Shazad tienen una química natural juntos en la pantalla. Y Emma Thompson, la madre de ella, mordazmente divertida.

Shabana Azmi actúa como contraste de la Thompson, maravillosa como la madre de Kaz, como consuegra, serena y cálida en su mayor parte, pero severa cuando es necesario. Mientras, el comediante Asim Chaudhry tiene un cameo interesante como casamentero.

Comedia simpática, comedia blanca que se ve venir pero que tiene su ángel, sobre la diversidad cultural en la comunidad pakistaní en Londres, y esa costumbre secular de los matrimonios concertados. Sin embargo, se subraya que en este tipo de conciertos hay mucha hipocresía y no se dice todo lo que hay.

Así, aunque ha habido comedias románticas anteriores basadas en matrimonios "de conveniencia" dictados por la familia versus el poder del amor romántico, pocas han logrado equilibrar de manera tan satisfactoria la risa divertida con el anhelo sentimental, el sentido de pertenencia y los ángulos oscuros que conllevan.

En suma, película agradable, bordea un tema delicado con algunos movimientos hábiles, una dirección competente y un reparto y fotografía excelentes.

Publicado en revista Encadenados: https://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6850-y-que-tendra-el-amor-3
Kikivall
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5
2 de enero de 2023
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jake Foley (Crowe) es un ludópata de 57 años, es un hombre para quien la vida es un juego que hay que saber jugar. Por motivos que se irán desvelando Jake tiene una visión sombría del futuro, momento en el que brinda a sus mejores amigos juntarse para celebrar una noche de póquer de alto riesgo.

Además, para jugar, deberán revelar algunos de sus secretos más ocultos y oscuros. Con el transcurrir de la noche irán descubriendo la razón sustancial por el que participan de esa partida.

En los primeros momentos del filme se oye una voz en off donde Crowe explica que desde la infancia les encantaba a él y a sus amigos jugar cualquier tipo de póquer, lo cual fue el origen de su riqueza de nuestro protagonista.

Además, Jake es un veterano jugador que ve la mesa de juego como una alegoría de la vida. Su plan se ha precipitado tras recibir unas turbadoras noticias de su médico. Es por esto que organiza esta reunión de póquer con sus viejos amigos: el alcohólico Mikey (Hemsworth); Alex (Young), un autor de éxito; Paul (Bastoni), un alto funcionario del gobierno; y el socio comercial de confianza Drew, empresario de altos vuelos que llega tarde (RZA).

También están presentes en la reunión Daniel MacPherson como el abogado de Jake y Elsa Pataky como la repartidora de cartas a quien la cámara no tarda en presentar en un cabal enfoque del escote.

Además de la sorpresa de Jake sobre su salud, un grupo de tres ladrones armados han planificado robar, de forma paralela a la trama-póquer, las valiosas pinturas de su mansión.

Antes de todo vemos a un Jake va a un retiro chamánico donde visualiza el océano, galería de arte, amorosa escena con su esposa e hija y monólogos internos.

Este es el segundo largometraje que dirige Russell Crowe, con el cual pretende hacer una obra que case la elegancia con una película de serie B, cinta que viene a ser un desconsolado estudio del arrepentimiento.

Pero guion está compuesto por elementos manidos y trillados, lo cual que el libreto no alcanza la necesaria coherencia, quedando la cosa desvaída y con escaso pulso y coherencia.

En el reparto, en el rol del millonario y taciturno personaje sumido en un mundo de problemas, tenemos a Russell Crowe, que es la pieza central con un resultado dudoso.

Le acompaña un grupo de actores y actrices de reparto como el bebedor Michael encarnado por Liam Hemsworth; Steve Bastoni como Paul Muccino, el político; Aden Young, como Alex Harris; el socio Andrew Johnson, RZA; Elsa Pataky como Penélope, la que maneja los naipes; Brooke Satchwell (segunda esposa), Molly Grace, como Rebecca Foley, la hija y otros que cumplen.

La dirección de Crowe es endeble, pretende ofrecer un thriller familiar, de amistades y de póquer, que también es una película de atracos, sin olvidar una semblanza de la amistad entre hombres. Pero creo que la cinta sobreestima el efecto fascinador con que el espectador recibe la imagen de Jake, su voz en off inquietante.

Los compañeros de Jake no están bien dibujados ni resueltos en sus perfiles. Cada uno de ellos con sus propios secretos que tienen sus consecuencias en la trama y en Jake en particular. Son tipos simples y molestos.

El libreto que tiene la ocurrencia poco agraciada de introducir forzadamente una complicación al relato: la llegada de unos ladrones armados al mando del peligroso Víctor (Tassone). Pero la llegada de los malhechores, lejos de dar un nuevo impulso la historia de amistad, básicamente confluye en acción sin suspense ni excesiva emoción.

Excesivo el ritmo de acontecimientos donde hay de todo un poco: persecución de coches, el juego de cartas, y otros elementos como el veneno (Jake finge que ha envenenado a sus amigos), y etc.

Y hablando de la enfermedad de nuestro protagonista, el título «cara de póquer» tiene menos que ver con el juego y más con el hombre que finge no estar enfermo. Gion con una narrativa recargada cuyos incontables elementos apenas tienen tiempo de ser bien asimilados por el espectador.

El mensaje importante vendría a ser cómo un hombre rico no puede tenerlo ni comprarlo todo, y lo más sustantivo es que debemos aprender a valorar lo que tenemos, pero esto resulta, por lo que se ve en pantalla, un sarcasmo en toda regla.

El director de fotografía Aaron McLisky ofrece una mirada afanosa y elegante, la cámara se posa sobre los brillantes coches de alta gama y deportivos, que Jake regala a sus amigos, y acierta a filmar el lugar donde se desarrollan los hechos como una fortaleza lujosa y llamativa, a las afueras de Sídney (Australia).

Música de Anthony Partos y Matteo Zingales, que incluye, en los créditos finales, una poderosa balada coescrita por Crowe, quien también contribuye con otras tres canciones a la banda sonora.

Publicado en revista Encadenados: http://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6757-poker-face-2
Kikivall
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