Aunque no es propiamente una película sino un documental, merece la pena verse y sobre todo volverse a ver con detenimiento. Acerca al espectador común, mediante explicaciones sencillas y bien ejemplarizadas, a las complejas teorías de la física cuántica. Personalmente me ha gustado, me ha hecho reflexionar mucho; sin embargo recomiendo que vista la primera vez, se vuelva a contemplar en DVD, con un cuaderno de notas al lado y pararla en multiples ocasiones para tomar apunte de las sorprendentes ideas que se exponen. De otra manera, las explicaciones van tan rápidas y seguidas que cuando una impacta y el cerebro va a digerirla, ya está apareciendo otra igual de iluminadora que se superpone a la anterior haciendo imposible captar el meollo de una y de otra. En resumen: es una notable apuesta de "mensaje e ilustración científica" dentro de la pantalla de cine.

Fej Delvahe

¡Qué hartura de películas y directores imantados por historias de asesinos y de locuras del mal ejemplo! Es como si filmar obras violentas basadas en criminales y desequilibrados sin compasión tuviese buen mercado y reconocimiento. Porque como hay tantos cocodrilos consumidores, o sea, público ávido de malos ejemplos, quizás necesitado de justificar las patéticas existencias que llevamos, estas películas tienen más posibilidad de obtener galardones que las que presenten a santos o bienaventurados. En definitiva, una realización excelente en muchos sentidos, cinematográficamente hablando, pero asqueante en la historia que narra. Es de las que vista una vez, uno no podría repetir el verla (sería auténticamente insoportable).

Fej Delvahe

Digan lo que digan, se trata de una buena película, no hay nada más que observar los encuadres, las tomas paisajistas o el desarrollo y forma notable de contar la historia.

Sin lugar a dudas el gran acierto del film es la protagonista YOHANA COBO, ni Juan Diego ni José Luis Gómez, ni Victoria Abril ni José García, YOHANA COBO es la máxima lucidez y la auténtica hermosura en medio de una dramática historia basada en hechos reales; sí YOHANA COBO, en el papel de Isabel, una adolescente de bellísima estética corporal y una boca para estarsela comiendo día y noche, meses, años y décadas, o mejor: toda la vida. ¡¡¡Qué labios, que delicadeza de hembra divinamente delgada!!! Ella es lo mejor de la película, con quien empieza, quien da cuerpo glorioso al filme y con quien se pone punto final al mismo. Una preciosidad de diez, de cien, o si se prefiere de mil.

¡Enhorabuena una vez más, Saura! Sentimos que seas español, si fueras un cineasta japonés o coreano del sur, o incluso de Andorra o de Gibraltar, seguro que habría legión ensalzando hasta la mamarrachería este film tuyo sobre la España rural y trágica.

Fej Delvahe

En los últimos décadas, casi todas las películas japonesas que he visto, donde intervenía ya como director o como actor, Takeshi Kitano —salvo en "Feliz Navidad, Mister Lawrence", donde sin duda aparece magistral y hace una de las mejores actuaciones de su vida—, están marcadas por la misma filosofía: no tomarse el cine demasiado en serio, sino con bastante relajación, fantasía y hacer lo que uno crea que debe hacer aunque no sea demasiado artístico o conmovedor, darle al público medianía de la que pide, pues al fin y al cabo lo que más dinero produce es hacer trabajos que contenten a quienes no exigen demasiado, y con el tiempo incluso a veces pueden llegar a ser consideradas, sorprendentemente, obras de arte. Por ejemplo, en "Zatoichi", una vez que ha concluido la historia o guión de la película hay un baile post-final donde salen bailando alegremente los principales actores que han intervenido; pues esto es realmente lo mejor de todo el film.

Fej Delvahe

Ante todo, agradecer a los realizadores de este filme el que no hayan filmado a los franquistas (cosa que por lo general suelen hacer ciertos directores izquierdo-mediocres) como meramente inhumanos y maligno-malísimos. Al contrario, Carlos Marques-Marcet presenta a los franquistas como personas con ideales, sentimientos y deberes tan defendibles o dignos de vivirse como aquellos por los que murió Lluís Companys. Así, tanto el sargento que lo conduce y custodia en el castillo prisión de Montjuic, el capitán general, el abogado, etc., aparecen en este filme cual personas con creencias, praxis y fines tan razonables-justificables como las del político partitocrático que fue Companys, enviciado en eso de llamar fascista a todo el que no pensara según su ideología.

Porque, ¡atención!, como bien dice Gustavo Bueno (cf. El mito de la derecha. ¿Qué significa ser de derechas en la España actual? Temas de Hoy. Madrid 2008) : "No se trata de prohibir a los individuos que pertenecen a las facciones secesionistas vascas, catalanas, gallegas o bercianas que manifiesten públicamente sus opiniones relativas a una soberanía que sus supuestos antepasados ya hubieran poseído desde la prehistoria. Lo que es contradictorio es que se les reconozca la posibilidad de mantener estas opiniones a través del cauce de un partido político reconocido en el ámbito del propio Estado respecto del cual ellos no se consideran parte. [...] Máxime cuando las pretensiones de independencia de algunas facciones vascas, catalanas, etc., no son cuestiones que tengan que ver con la voluntad de los vascos o con la voluntad de los catalanes; son cuestiones que están al margen de estas voluntades. […] Contra las decisiones de autodeterminación de `los cuarenta ladrones` sólo cabe una respuesta por parte del propietario, la que tiende a recuperar por la violencia los bienes que le han sido arrebatados o pretenden serle arrebatados.[…] Ante las pretensiones de autodeterminación de las facciones vascas, catalanas, gallegas, de apropiarse de bienes que pertenecen desde siglos a todos los españoles, están fuera de lugar debates parlamentarios democráticos. Este tipo de conflictos no pueden dirimirse democráticamente, sino por vías anteriores a la democracia, la más tradicional, la declaración de guerra. […] ¿Cómo alguien, aunque sea jurista, politólogo o político de profesión, si está en su sano juicio, puede considerar a las facciones secesionistas de un Estado como partidos políticos?" Y es que este problema político que España tiene planteado se ha constituido en un auténtico disparate, a raíz sobre todo del reconocimiento como partidos políticos de las facciones autonómicas separatistas.

Esta película de Carlos Marques-Marcet, está notablemente realizada, merece la pena verse. Por supuesto, pinta una aureola de mártir sobre Lluís Companys y no evoca sus muchos años de ideologismo profesional, su pasado como palabrero de la politiquería y de la agitación de masas, su cuota de responsabilidad en violentos desórdenes, en muertes y en el estallido de la guerra civil española de 1936-1939. Pero, como quiera, fraterniza ver a Lluís Companys en sus últimos días de vida, con la serenidad del que sabe que se acerca algo crucial en la existencia, algo muchísimo más trascendente que las comidillas y tinglados políticos que durante gran parte de su vida él de dedicó a componer y a vivir de eso.

El pueblo, como enseña Nicolás Gómez Dávila en sus "Escolios a un texto implícito", no elige a quien lo cura, sino a quien lo droga. Y esto no sólo es aplicable contra la derecha, el ejército o la iglesia católica, sino también contra la política, la partitocracia o la izquierda. No olvidemos, que también los revolucionarios de cualquier especie manipulan y fabrican opiniones que después presentan como opinión pública. Y esto no sólo lo hizo el partido de Manuel Azaña o Francisco Franco y los militares, también lo hizo el grupo de inventores del Estado Catalán sembrando las semillas de la discordia y de la guerra.

En definitiva, recomiendo ver este filme, me parece de una construcción bastante decente y nada machacona en cuanto a ideologismo catalanista. Cosa de agradecer, estando como estamos súper hartos del dependentismo español del independentismo catalán, el cual no se cansa en su martilleante perorata de que “democracia es votar, votar y votar hasta que salga lo que ellos quieran”.

Fej Delvahe