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Críticas de Federico_Casado
Críticas 662
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de noviembre de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El divino Martin nos ha tenido en ascuas para ver su último trabajo. Confieso que esa duración de más de tres horas así de momento me echaba para atrás -no recuerdo haber visto ninguna película en cine de esa duración desde "La Lista de Schindler"-, y que entrar otra vez en el mundo de los gángsters -por bien que lo haga Scorsese- me provocaba cierto hartazgo. Vale, que tenía la mejor alineación para jugar en Champions League (DeNiro, Pesci, Pacino, Keitel...) y que cuando está inspirado, este director es capaz de llevarnos a la excelencia absoluta. Pero también hay que recordar que de vez en cuando (sólo de vez en cuando, gracias a Dios), Martin también mete la pata hasta el fondo. Aún recuerdo la insoportable y soporífera "Silencio", realmente inaguantable. Y me temía lo peor.

Pero me equivocaba... al menos en la mayoría de esta reflexión. Es cierto que le sobra como una media hora, pero el resto...buf, es sencillamente néctar y ambrosía. Cine del de verdad. Alguien hizo una parábola entre esta película y la obra magna de Leone "Érase una vez en América" y por supuesto, la genialidad de Coppola en "El Padrino". Y los dos tenían toda la razón, porque Scorsese realiza la más cruda, dura y arriesgada visión crepuscular al mayor asesino de la historia, que no es ningún mafioso, ni ningún profesional: es el tiempo. Ese que pasa inexorable para todos -por mucho que no queramos- y que termina por darnos caza... y matarnos. Esta simple pero demoledora reflexión es la que va apareciendo poco a poco en esta maravilla de película, que como las capas de una cebolla, se va desgranando paulatinamente en el metraje.

Todo lo demás es circunstancial, ya que el personaje principal, un antiguo camionero veterano de la Segunda Guerra Mundial que empieza a trabajar con jefes mafiosos y se convierte en el hombre de confianza de Jimmy Hoffa, el presidente del sindicato de camioneros, en realidad sólo sirve para mostrar cuán cruel puede ser el paso del tiempo, empezando la elegía en un asilo en el que un anciano empieza a recordar toda su vida de éxitos y fracasos, de triunfos y traiciones, de amores y de odios. De familia, tanto la sanguínea como la espiritual.

Lo siento pero aunque De Niro está muy bien, no puedo dejar de ver en su expresión en la cinta todas esas comedias estúpidas que ha rodado en la última etapa de su vida, y me saca muchas veces del personaje, pareciéndome ridículo. Todo lo contrario de Pesci y Pacino, que bordan sus respectivos papeles: uno desde un sorprendente minimalismo (acostumbrado a las explosiones del genio de Pesci "Uno de los Nuestros" o "Casino") y el otro desde el exceso contenido (Pacino en el mejor papel que ha hecho en cine en 20 años).

Hay otra cosa que me carga especialmente, y no sólo en esta película, sino en cualquier cinta: las clases de historia. Me importa tres pepinos la mucha o poca importancia que tiene para la historia del un país un personaje u otro. Lo que me importa es que me digan qué hace y quién es. Esa mitología que tantas veces repite el cine norteamericano con su historia -que será muy importante para ellos, pero no tiene por qué serlo para el resto del mundo- me resulta irritante. Por eso me fascinaban las anteriores películas de Scorsese sobre la mafia, porque no se centraba en la grandilocuencia de la trascendencia histórica, sino en personajes reconocibles con sus motivaciones.

En cambio en esta película hay momentos en los que se pone a dar clases de historia, y resulta demasiado alargado, demasiado estirado. Y por supuesto, absolutamente prescindible de la historia, ya que lo importante no es que Kennedy muera asesinado, o que Hoffa transforme el tejido social y laboral de Estados Unidos. Eso, con todos mis respetos, me importa lo mismo que puede importarle a un granjero de Minnesota que las reformas políticas de la crisis hayan creado precariedad laboral en España. O sea, un rábano.

Pero no seré mezquino y reconoceré que Scorsese nos ha regalado con este producto atípico -y digo producto porque no es una película "al uso", con más de tres horas de duración, producida por una plataforma digital de televisión -Netflix- y estrenada de tapadillo poco antes de su estreno televisivo- al menos dos horas de su mejor cine. Una historia crepuscular, profunda y sentida en la que nos enfrentamos al más pavoroso de los asesinos, ese que es implacable y que no tiene prisa en alcanzarnos porque sabe, a ciencia cierta, que no podremos escaparnos de él, por mucho que lo intentemos. El tiempo, ese que nos desarma de todas nuestras capacidades, que nos postra y nos hace débiles, por muy fuertes que hayamos sido. Esa es la mejor reflexión de Scorsese, que con "El Irlandés", ha llegado hasta la mayor profundidad emocional de cada espectador, como un diapasón cuyo sonido te entra hasta el cerebro.
Federico_Casado
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6
21 de agosto de 2017
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un director en el cine francés actual que me siga interesando, es Luc Besson, aunque también me guste Jean-Pierre Jeunet. Ambos comparten el gusto por el desparrame visual, por los deslumbrantes efectos especiales, y por supuesto, por el cómic -igual que yo-.

Besson, que ya casi hizo una versión propia de este cómic de Mézières (Valerian y Laurentine) con "El Quinto Elemento" -e incluso George Lucas tuvo esta referencia para hacer su complejo universo de "Star Wars"...-, ahora bebe directamente de la fuente original para crear la adaptación de los famosos cómics (aunque a mí me resultan algo ñoños, como -casi- todos los cómics franceses, la verdad...). La combinación es ciertamente explosiva, ya que a la imaginación de Mézières, se une la de Besson, originando la que probablemente sea la más creativa y original visión de un universo que jamás haya visto en la gran pantalla. Ríete de Avatar -ese es casi uno de los mil mundos que verás aquí!!!-, ríete de Alien, de Star Trek... ahora todo están mezclados en este alucinante viaje en el que no solo hablamos de espacio, sino de tiempo -recordemos que Valerian según los cómics es un agente "espacio-temporal", cosa que aquí podemos ver- e incluso de dimensiones. Un impresionante viaje a una serie de realidades que llegan a sorprendernos casi en cada secuencia. Y te lo dice un aficionado irredento a la ciencia ficción, sea en el medio que sea -cómic, libro, película, serie, etc.-.

Valerian es un agente de la federación humana que tiene que solucionar numerosos problemas para mantener la paz intergaláctica y mantener un orden en el universo. Y en esas muchas misiones está acompañado de Laureline, una de las pocas mujeres que se han resistido a sus encantos amorosos, pero él está empeñado en conquistarla, sea como sea...

Si nos fijamos, Besson ya fusiló tanto la estética como el argumento de este cómic en "El quinto elemento" -esto es, el amor sobre todas las cosas, una pareja protagonista que al principio se repelen, pero que poco a poco se van gustando, los cientos de especies que conviven en frágil armonía...- y ahora no hace más que repetir con poco pulso y tino la misma fórmula. Lo que pasa es que aunque el argumento es bastante flojito y la dirección de actores llega a ser bochornosa -me da mucha pena el papel casi paródico que hace Clive Owen, con lo buen actor que es...- el despliegue visual y la imaginación en muchas de las situaciones que se plantea en la película -la parte del mercado interdimensional y la secuencia de acción allí, o el planeta paradisíaco estilo Avatar, son especialmente deslumbrantes...- te deja literalmente con la boca abierta y la mandíbula desencajada, como un dibujo animado de la Warner. Hay que reconocer que Besson recupera el tono infantil-adolescente que tiene el cómic y eso le resta bastante interés (al menos por mi parte). Eso sí, ese tipo de público estará encantado con esos "mil planetas" y "dos mil razas extraterrestres", una colección bastante original de monstruitos.

Por mucha imaginación que tengas, y aunque hayas visto el tráiler, las imágenes te van a dejar con las patas temblando y todo es tan colorido, tan sorprendente -en la mayoría de los casos-... que casi da igual lo torpe que haya sido el director con este proyecto, porque lo que vamos a ver es el despliegue visual y de efectos especiales que tiene la película, que tiene nacionalidad francesa -no norteamericana como algunos puedan pensar-. Siempre digo que el guión es lo más importante en una película, pero en este caso no es así: lo más importante son esos miles de mundos, planetas, extraterrestres y modos de vida que vamos a ver. Y lo que es más importante, con una coherencia y credibilidad -dentro de lo que vemos- absoluta. Eso es muy de agradecer, porque de otra forma habría sido un follón realmente incomprensible. Así que con esto es con lo que tenemos que quedarnos, porque del resto... mejor no hablar. Sencillamente, porque no hay nada de lo que hablar.
Federico_Casado
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5
19 de octubre de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé muy bien por qué, pero cuando intentan venderme una burra demasiado, termino por desconfiar. Bueno, en realidad sí que se por qué: porque la burra no suele ser tan buena. Es precisamente lo que me ha pasado con "Un monstruo viene a verme", vendida por Mediaset como la octava maravilla del mundo, una película taquillera que además tiene alma, que emociona, que sale en todos y cada uno de los programas de la cadena -como lo oyes, desde "Sálvame" hasta el más pequeño informativo- y en todos esos lugares sale público de la sala emocionado, llorando... vamos, un acontecimiento sin precedentes en la historia del cine español. Salvo, claro, la anterior película que produjera Mediaset, uno de los grandes gigantes mediáticos de la comunicación en nuestro país, sin los cuales no sería posible una campaña de publicidad -ni de producción- tan brutal a la hora de hacer cine. Por malo que sea.

Y no es que esta película sea mala. Pero es tramposa. Muy tramposa, se ven venir de lejos los hilos de las marionetas, los intentos por manipularte emocionalmente en lo que podríamos llegar a llamar pornografía emocional; es la diferencia entre la sutileza de una exquisita lencería de lujo y de un primer plano de un sexo en HD. Como comparar un susurro exquisito en el oído y el sonido de una bocina de un hincha de fútbol. Bayona opta por la bocina, y está todo el tiempo pegando bocinazos para que nos emocionemos, a cada plano, a cada secuencia, a cada frase, utilizando los recursos más torticeros y evidentes que uno pueda imaginarse en una película, que podría más bien ser un telefilme de mediodía de fin de semana donde se mezclan familias, enfermedades terminales y todo lujo de problemas sociales para enternecer a base de bien a los telespectadores que, para qué engañarnos, terminan generalmente roncando en el sofá a pierna suelta.

La primera en la frente: el autor de la novela en que se basa la película es también el guionista. Eso ya, desde mi punto de vista, es un seguro para que cualquier proyecto que venga de un libro al cine sea un fracaso, por la sencilla razón que literatura y cine tienen códigos y lenguajes totalmente diferentes, y un literato -como por cierto se ha demostrado en buena parte de la historia del cine- cuando se pone a escribir un guión de cine suele cagarla, y bien. Dejando a un lado esto, hay que reconocer cierta brillantez en la dirección y formato de la película... pero claro, esto lo podría hacer hasta un chimpancé, con el pastón que ha costado la peliculita. Con dinero baila el perro, que diría alguien. Y Bayona en este sentido lo ha tenido muy fácil desde el principio de su carrera, con actrices y actores de primera fila, difusión y publicidad a manta, y todo un grupo mediático como Mediaset rendido a los intereses de sus peliculitas. Desde luego hay que reconocer que aunque como director no sea la octava maravilla del mundo, sí que lo es a la hora de venderse, con marketing personal que ya lo quisiera para sí cualquier director del cine español. O de cualquier cinematografía, vamos...

Porque no nos engañemos: Bayona, por más que nos quieran vender la burra, hace peliculitas. Ni "El Orfanato", ni "Lo imposible" -la mejor de sus cintas, con gran diferencia- y ésta última "Un monstruo viene a verme" puede llegar a más que un precioso envoltorio de lujo, pero demasiado burdo, demasiado remilgado, demasiado estándar dentro de lo que puede ser manipular al espectador, que es a la postre lo que intenta desesperadamente toda su filmografía. Me hace gracia que se compare a Bayona con Spielberg ¿Porque hay niños en sus películas y son protagonistas? Porque por otra razón me cuesta imaginarlo: el peor film de Spielberg está a años luz de Bayona y de cualquier esfuerzo ímprobo que pudiera hacer. No digamos ya si hablamos de sus obras magnas (como "Tiburón", "E.T." o "La Lista de Schindler"), porque entonces me da la risa. En el colmo de la condescendencia, el propio director ha reconocido que el divino Steven es uno de sus ídolos en el que se mira... y casi me da la risa cuando el monstruo, al final de la película, dice una línea de diálogo EXACTA que la del extraterrestre en "E.T.". La misma, vamos...

¿Que de qué va la película? Bueno, pues por los cambios de tono y narrativa que emplea, la película cuenta la historia de un niño esquizofrénico -así como suena- que confunde permanentemente realidad y fantasía, en el momento más dramático de su vida cuando descubre que su madre tiene una gravísima enfermedad. Las apariciones del famoso monstruo, las secuencias de los cuentos, están muy mal encajadas en un tono hiperrealista de la enfermedad terminal de la madre, de la aparición de la estricta abuela, de la relación con el padre desaparecido tras la separación de la madre... todo un poco caos mal hilvanado, con costuras demasiado evidentes y disonantes.

Que si, que todo está muy bonito, que el chaval no lo hace mal, que los efectos especiales son alucinantes -por cierto ¿para qué contratar a Liam Neeson para que haga la voz del monstruo, si luego vas a distorsionarla? (y encima, doblarla en la versión al español...)-, que tiene Sigourney Weaver... pero me gustaría ver a Bayona con la cuarta parte de presupuesto y sin Mediaset detrás para ver qué hace. Porque con dinero, baila hasta el perro.
Federico_Casado
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8
26 de agosto de 2011
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es ningún secreto que tengo debilidad por Spielberg. Y al parecer, no soy el único porque J. J. Abrams también lo tiene, y es comprensible. Pocos como Mr. Steven saben remover las emociones con el cine de género, y pocos consiguen dotar de subtexto a una presuntamente trivial película. Su esplendor visual -del que fui testigo en el rodaje de "El Imperio del Sol" en Trebujena...- solo puede compararse a su sentido del ritmo, a su modo de contar historias de manera magistral, con un pulso que pocos han tenido en la historia del cine. A pesar de tener películas en su filmografía que no me gustan absolutamente nada -como "El Color Púrpura", "La Terminal" o "Always"- en todas y cada una de sus obras (sean o no de encargo, si es que a Spielberg se le puede "encargar" algo, con el poderío que tiene...) hay alguna genialidad, algún hallazgo que hace que le recordemos por días, meses o años. Abrams es otro judío aventajado en la industria de Hollywood, y sus éxitos televisivos -"Alias", "Lost", "Fringe"- solo pueden compararse con las inteligentes incursiones que ha realizado en la gran pantalla con títulos como "Mission Impossible 3" o por supuesto uno de los mejores reboots que hayamos visto jamás en "Star Trek XI". En esta ocasión y producido por el Midas de Hollywood, ha realizado un mega-macro homenaje al cine de los ochenta. Y esto equivale a hacerle un homenaje a su mismísimo productor, Steven Spielberg, habida cuenta que fue un realizador capital en ese periodo de tiempo, y que marcó para siempre el modo de hacer cine. Por eso citar a "Los Goonies", "E. T.", "Gremlins" y todas sus primeras películas -producidas y/o dirigidas por él- resulta inevitable: todo es un gazpacho bien aliñado realizado con esos mimbres, y cuyo resultado, aunque algo trasnochado por la narrativa actual, no deja de embelesarnos y dejarnos con ese regustillo a buen cine. Pero me irrita sobremanera la forma en que Abrams ha vendido su nueva película. Cuando uno ve el cartel, la publicidad y el trailer se pregunta: pero señores ¿Qué es lo que me quieren contar? ¿Esto de qué va? Spielberg, aunque mantenía cierto misterio en su marketing, e incluso durante todo el metraje, dejaba claro clarísimo de qué iba la historia: "Jaws" ("Tiburón", en castellano) dejaba evidente que se trataba de un escualo asesino (que incluso aparecía en el cartel); "E.T." (que significa "Extraterrestre" en castellano) iba de un alienígena (que también aparecía en el cartel, aunque solo fuera su mano con su inolvidable dedo luminoso); pero ¿De qué va "Super 8"? ¿Del rodaje de una película doméstica? Vamos, no me jodas, que es una metáfora muy, muy pobretona. (SIGUE EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO)
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Federico_Casado
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3
22 de marzo de 2010
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Te creías que todas las películas apocalípticas iban a venir en el año 2000? Pues no, resulta que están viniendo todas al final de la primera década, o sea entre el 2009 y el 2010. Será por el tema de los mayas y el 2012, digo yo. Por si no fuera poco ver a Kevin Costner, Viggo Mortenssen y Mel Gibson (sobre todo) dar su propia visión de lo que será el final de la humanidad, pues nada, ahora se suma a todos ellos Denzel Washington, con un personaje que ríete de Kung Fu, tanto por los paseos como por la forma de pelear: (otra vez más) el mundo se ha destrozado; todo el mundo sobrevive como puede en un planeta sin agua, recursos, y convertido en un campo de batalla para supervivientes al precio que sea. Y en ese maltrecho panorama, un misterioso peregrino va hacia el oeste con su mochila, y con una determinación implacable, capaz de sortear cualquier encuentro con forajidos con tal de cumplir con su misión cuasi mística de llegar, al precio que sea, al oeste. En su trayecto, llega hasta un pueblo dominado por un egocéntrico y cruel personaje que está obsesionado con encontrar un libro. Y para que la cosa tenga mayor intríngulis, resulta que el libro que busca es precisamente el que atesora el vagabundo en su viaje… Gary Oldman vuelve a regalarnos un personaje en el límite, aunque no llega a su habitual registro histriónico y por supuesto Denzel Washington da vida a un creíble anti-héroe con frisos de iluminado, todavía con más habilidad y redaños que el mismísimo Mad Max. El problema del film es que tiene un segundo acto demasiado largo, demasiado tedioso, donde la acción apenas avanza, y donde los giros de guión son completamente predecibles, elemento este que le resta varios enteros al film, y que lo hace un pelín pesadito. No obstante, merece la pena resaltar la excelente fotografía en color, virada a sepia y con una tonalidad cromática reducidísima (y muy parecida a la reciente “La Carretera”, que curiosamente, también iba de final de la humanidad…). (SIGUE EN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Federico_Casado
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