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España España · Cinecittà
Críticas de Xavier Vidal
Críticas 640
Críticas ordenadas por utilidad
5
30 de septiembre de 2012
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cronenberg es un genial creador de atmósferas aunque sus películas siempre pierden consistencia en el plano narrativo, como si sus historias, pasada la originalidad inicial del planteamiento, acabasen engullidas y afectadas por su radicalidad. Cosmopolis tiene algo de todo esto, como lo tenía Crash, Spider o Un método peligroso: es un cine difícil de seguir (hay diálogos que directamente no se entienden, y Cronenberg no puede escudarse en la aridez propia de la jerga económica), excesivamente anquilosado en un contexto que define la trama al mismo tiempo que la limita (aquí la limusina del protagonista cumple esas funciones de espacio físico y estado de ánimo, continente y contenido iluminado por pantallas y leds a la vez que vaciado de sentimiento).

Cosmopolis confunde la singularidad con la oscuridad, el surrealismo con la mera extravagancia, la sensación de extrañeza con la total inaccesibilidad. La crónica de un joven multimillonario recién casado amenazado de muerte que está atrapado en un Nueva York convulso, casi apocalíptico, dista de ser el thriller sólido y trepidante que Cronenberg sabe hacer, aunque sea en contadas ocasiones (las últimas: Promesas del este y Una historia de violencia). La película tiene una factura visual muy estudiada que recuerda a ejercicios austeros, cuentos de una sociedad que se desvanece, como A ciegas de Meirelles o Código 46 de Winterbottom. Y justamente Cosmopolis adolece de las mismas debilidades que afectaban a esas dos películas: sus personajes resultan totalmente imprevisibles para el espectador, algo que mantiene el misterio de la película hasta el final pero que resta consistencia a todo lo visto.

Cosmopolis es de esas películas con las que uno tras los títulos de crédito necesita reflexionar 'qué ha visto', eso a riesgo de que la respuesta sea 'absolutamente nada', o que de confiar en Cronenberg no quede otra que volver a visionar la película. Cosmopolis tiene su enjundia, aunque intrincada. Pero no me interesa. Me quedo con el plano fácil, tal vez el único al que puedo acceder, seguro que el más superficial, en el que Cosmopolis se define como una fallida historia sobre la deshumanización del hombre moderno que funciona por su caparazón visual. Tiene un aire nocturno que muchos disfrutarán al amparo de algún porro u otras sustancias psicotrópicas. Una película polémica hasta la médula, otra más para discutir si Cronenberg es un genio o un colgado de cuidado. Quien escribe sigue esperando más corazón y menos brusquedad en el cine de Cronenberg. ¡Ah! ¿Y Pattinson? Progresa adecuadamente. Para amantes de las obras que crean división de opiniones.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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Xavier Vidal
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5
5 de noviembre de 2011
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Route Irish es el nombre que recibe una ruta peligrosa en los alrededores de Bagdad, justo la zona en la que Frankie muere en extrañas circunstancias. Desde Inglaterra, Fergus, ex soldado de la Guerra de Irak y amigo de Frankie, investiga la trágica desaparición de su compañero. La guerra, que en un principio era una escapatoria para ganar dinero, acaba traumatizando a Fergus. Él asume la investigación de la muerte de Frankie como una empresa personal. Está dispuesto a todo por vengar a su alma gemela. Y en su camino hacia la verdad incluso llegará a enamorarse de la mujer de Frankie.

Una trama oscura que Paul Laverty es incapaz de dotar de cierto ritmo. Y Loach es incapaz de rodar una película de imágenes vistosas. Se entiende que Loach, en su empeño por dibujar una filmografía comprometida con la actualidad política y social de su país, haya querido dejar su particular visión de la Guerra de Irak. No es una película bélica, acaso un thriller sobre las consecuencias de los que vuelven del campo de batalla. Una historia que llega tarde y en la que tan sólo se reconocen las buenas intenciones. Una historia de intriga muy débil que se proyectó en el Festival de Cannes por sorpresa y con malas críticas.

Hagamos borrón y cuenta nueva: Route Irish es un desliz considerable, como mínimo el Loach menos Loach que recordemos. Nadie la citará cuando hagamos balance de la carrera de Loach. Y lo de Najwa Nimri es mucha mala suerte: después de que su personaje en También la lluvia quedase fuera del montaje definitivo del film de Icíar Bollaín, en Route Irish apenas tiene una escena y cinco minutos de protagonismo. Los mismos minutos en los que Route Irish pasa de ser un largometraje prometedor a una trama de redención totalmente previsible.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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4
3 de junio de 2011
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Keats era un maestro de las palabras. Aún así, al ilustre poeta le sería difícil encontrar el término exacto para definir el tedio que inspira Bright Star, su biopic en forma de romance casto. La poesía precisa de técnica pero también de magia, un requisito que Jane Campion obvia: hay oficio pero no alma, hay una exquisita ambientación, pero no el ímpetu, la virulencia y la energía que requiere toda pareja de amantes enamorados. El amor en Bright Star no conoce escenas de cama, pero tampoco la credibilidad del tonteo, cortejo y amor fou final. No inspira, no contagia, no emociona: es demasiado pulcra, correcta, conservadora, lineal, austera. Poca o ninguna credibilidad merecen los amantes si Campion no trabaja para encender la chispa, la atracción. Como resultado, la primera hora resulta una historia simpática, la misma que ya hemos visto y leído hasta la saciedad, y el final es tan vacuo, previsible y alargado que la única alegría que tiene el espectador es la de abandonar la sala. Aburridísima.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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7
9 de octubre de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Acabaremos dejando nuestros ancianos al cuidado de robots? Robot and Frank se sitúa en el tiempo presente y sus intenciones se distancian del relato futurista y tecnológico. El robot es apenas la excusa para proponernos una historia que respira humanidad y sensibilidad a raudales. Y cuidado, porque si son de los que como Frank miran al robotito con ojos suspicaces no tardarán en enamorarse de él. De la película también. Porque en silencio es una de las obras que mejor refleja el mundo de la vejez y la pérdida de facultades, memoria y autonomía. Un relato corto, apenas 85 minutos de metraje, que habla de eso tan extraño y tan ineludible que es el paso del tiempo. Podríamos incluirla en la lista de grandes historias de amistades masculinas, aunque un miembro de la pareja se enciende y desactiva con contraseña y desconoce el significa de la palabra 'arruga'. También en la nómina de grandes películas del último cine indie que da a actores ya consagrados nuevos papeles de referencia: ¿por qué no pedir una nominación al Oscar para la expresión serena y humor negro de Langella? En la sencillez está la fórmula del éxito: el guion sabe crear un ambiente de complicidad con el espectador, algo que le permite funcionar de forma autónoma sin necesidad de trabajar sus tramas secundarias o de dar más cohesión a personajes de fondo como el que interpreta Susan Sarandon. Las funcionalidades del androide son limitadas y en parte Robot & Frank arriesga más bien poco, pero en un contexto como el Festival de Sitges en el que uno traga sin masticar apocalipsis variopintas y retablos sangrientos la ópera prima de Jake Schreir funcionó de bálsamo perfecto. Gustará muchísimo a un público adulto que busca en las salas propuestas igual de maduras. Le prometemos un gran éxito comercial y un más que posible título de 'film de temporada'. Recuerden su nombre porque en pocos meses serán fans del carácter arisco de Frank, de los animales de jabón de la tienda, de la hija activista, del hijo pedante, del huerto que el robot monta en el jardín de su propietario o del descabellado robo que planea el protagonista. Si son de los que creen que el cine, antes que una buena historia, debe ser emoción, no pueden perdérsela. Háganse con una caja de pañuelos por si acaso.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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6
1 de octubre de 2011
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la Iglesia, con el mismísimo Papa ha querido toparse Nanni Moretti en su nueva película. La figura de un Papa recién elegido que entra en crisis es de lo más delirante e inteligente que ha imaginado el director italiano por excelencia. Quien fuera azote de Berlusconi ahora barre el polvo en el Vaticano, pero de una forma más amable y menos socarrona de lo esperado. Parece que hay cosas que más vale no tocar y temas que mejor ni mencionar; ni tan siquiera Moretti, movedor de conciencias con su humor fino, ha podido filmar la radiografía definitiva de esa institución tan inabarcable.

Vamos por partes. Uno: Habemus Papam no es una película anticlerical; es más, en su tramo inicial retrata con detalle los entresijos de un Cónclave reunido para decidir la identidad del nuevo representante de Dios en la Tierra. Dos: la crisis de su Santidad no es de fe, sino de identidad, y aquí a Moretti le importa bien poco el cargo de su personaje para firmar una película de calado universal (el temor de no estar a la altura, de fracasar en el intento, de no saber responder a la marea mediática y a los miles de fieles y curiosos que se agolpan en las calles de Roma). Y tres: Nanni Moretti, psicólogo con la autoestima muy alta, es, en contra de lo escrito en Cannes, lo mejor de la cinta, porque el cine de Moretti, como no sucede con el del último Allen, gana con el propio Moretti en pantalla (aquí, ejerciendo de árbitro entre unos monjes jugando a voleibol o a cartas).

En resumidas cuentas: poco importa que Habemus Papam pueda o no leerse como ataque frontal o velado a la Iglesia porque lo mejor de la cinta está en su forma de chiste, en su humor absurdo. Cuanto más comiquera y menos terrenal, mucho mejor. El film divierte, tiene sus momentos, también sus excesos, pero como fan de Moretti no puedo evitar pensar en ese otro film más agudo y menos blanco que Moretti, si hubiese querido, si le hubieran dejado, habría podido dirigir para gozo de sus seguidores.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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