Por costumbre el cine siempre ha ensalzado más la figura masculina que la femenina, encumbrando al héroe en proezas heroicas y a la chica como la damisela en apuros que debía ser rescatada. Los nuevos tiempos obligan a realizar cambios demostrados, pues ellas son héroes y lo demuestran cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo. Si bien es cierto que en el cine, a lo largo de los últimos años, ya han aparecido personajes como la teniente Ripley por poner un ejemplo, faltaba por aparecer la heroína por excelencia del mundo del cómic: Wonder Woman. Pues por fin, puede decir que tiene una película a la altura de su personaje. Un éxito doble, pues hay una mujer delante y detrás de las cámaras.

Siguiendo un esquema parecido al del primer ‘Capitán América’ (no puedo evitar la semejanza, pues ambas están enmarcadas en un contexto histórico muy semejante) y aupándose en que era el mejor recuerdo que el espectador guardaba de ‘Batman V Superman’, Patty Jenkins hace un gran trabajo recorriendo la vida del personaje, desde la infancia hasta la madurez, un camino que Galdot recorre de la mano del espectador.

Gal Gadot amigos, Gal Galdot. Si esto funciona gran parte es por ella. Tiene la fuerza que necesita el personaje y el carácter y personalidad de una heroína. Su fichaje es un acierto incontestable y me atrevo a decir que tenemos mujer maravilla para rato. Porque la lucha contra la injusticia nunca pasa de moda.

Por poner alguna pega diría que algunas secuencias de acción podrían haber tenido unos efectos digitales más terminados o encajados. Si uno se deja llevar por la historia, desde luego pasan desapercibidos, pero sí que en algunos momentos han cantado un poco. Además, el clímax de la batalla final fue un pelín decepcionante.

En definitiva, ‘Wonder Woman’ es un magnífico entretenimiento veraniego que da lo que promete (ni más ni menos, tampoco nos subamos a la parra con que es la película definitiva). Supone un buen arranque cinematográfico para el personaje y el resurgir del universo de DC.

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Aquellos que hace unos años disfrutamos del caótico y divertido regreso de Scott a la saga podemos sentirnos un poco traicionados con el rumbo que ha elegido llevar en esta segunda entrega de la trilogía. Quizás la polaridad que marcó aquella película ha obligado a tomar decisiones drásticas a sus responsables, por mucho nombre que tenga el hombre que hay detrás de las cámaras y que fuese el fundador de la historia original. Sin lugar a dudas Ridley Scott cambió el rumbo de la ciencia ficción en 1979 con ‘Alien: El Octavo Pasajero’, una cinta que a día de hoy sigue siendo un auténtico disfrute (y que nos regaló una de las heroínas del cine por excelencia: la teniente Ripley).

De todas las grandes preguntas que se hacían en ‘Prometheus’, el director escoge el motivo y misterio de la creación, dando una vuelta de tuerca más a partir del mejor personaje que nos ha otorgado estas nuevas versiones: el sintético David. Ese ¿Por qué crear? ¿Y por qué no? es el motor y rumbo de Covenant, lo que la hace ser una película con un ritmo irregular.

A un servidor le parece que sobran escenas de flautas y dilemas morales y que, cuando la película está más a gusto, es en las escenas marca de la saga, donde Scott recupera la tensión, la atmósfera y el ritmo otorgándonos momentos muy memorables. Ahí, la película fluye aunque no sepamos cuántos y cuáles son las características de los protagonistas de la cinta, grave asunto si queremos empatizar con, por ejemplo, la enésima chica guerrera de la saga.

El derrotero de la historia es, pues, un camino intermedio entre la saga original y las oportunidades que nos brindaba ‘Prometheus’. Algunas decisiones pueden gustar más o menos (si me preguntáis, hubiera recuperado cierto personaje que no voy a mencionar aquí) pero ‘Alien: Covenant’, dentro de su irregularidad, es un producto entretenido que mantiene viva la saga.

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Como ‘Bioman’ era mi preferido, la verdad es que no tengo un recuerdo especialmente bueno de los ‘Power Rangers’ (eran esos que les gustaban a las niñas). Es más, con el anuncio de esta nueva película me dio por echar un vistazo y recordar… como habían envejecido de mal. Si uno lo piensa, una versión cinematográfica (bien hecha) podía jugar el rol de “actualización que enganchase a las nuevas generaciones”. Si, ‘Power Rangers’ la entendemos así, os aseguro que parecerá disfrutable.
Su director, Dean Israelite, es el principal culpable de que todo esto funcione lo suficiente como para no caer en la vergüenza ajena y conectar con el espíritu Millennial. La película tiene ritmo, acción bien filmada (de esa en la que te enteras de como son los mamporros, no está en exceso y la cámara no se mueve como loca), buen diseño de producción y respeto por el material original (incluso, aparece su mítico tema principal en un momento del metraje).
Poco se puede decir del reparto de caras semidesconocidas en el que solo cabría destacar a Elizabeth Banks como la villana de la función (Bryan Cranston está solo para cobrar) y, se nota que se está divirtiendo.
Tampoco sé si ‘Power Rangers’ tiene una legión de seguidores que la hagan romper la taquilla, pero si se que, contra pronóstico, es un espectáculo entretenido y divertido. Tampoco se la podía pedir mucho más.

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Es una pena que el ritmo lento, tan sumamente lento de ‘Manchester frente al mar’, le termine pasando tanta factura a un film cargado de emociones y que deja aflorar muchos sentimientos.

La historia dirigida y escrita por Kenneth Lonergan nos presenta a Lee (un soberbio Casey Affleck), un tipo melancólico, parco en palabras, que huye de las relaciones humanas. En sus primeros minutos quedamos extrañados ante el comportamiento del protagonista que, pudiendo ligar con una chica en un bar, prefiere quedarse solo e, incluso, terminar peleándose con otras personas del lugar. Como más tarde sabremos, Lee tiene un fuerte trauma tras de si, una herida que siempre quedará abierta y jamás cicatrizará. En frente, una Michelle Williams que, si bien aparece poco, cada momento que aparece en pantalla es oro puro.

Así, Lonergan mantiene el ritmo pausado haciendo que la película se vuelva un poco pesada según qué momentos. No ayuda tampoco el hecho de que se trate de un film con una tónica tan triste (sólo aligerada con algún golpe ligero de humor acertado). Si el espectador quiere un drama, pues toma dos buenas tazas porque aquí lo tiene. Y Lonergan es fiel a su historia, entremezclada a base de flashbacks, y a lo que está contando hasta en los momentos finales.

Así, ‘Manchester frente al mar’ hará las delicias de los aficionados al drama puro y duro y a llorar en una sala de cine. A mí se me hizo bastante larga, pero tiene una gran historia detrás y dos buenos intérpretes delante.

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Un género cinematográfico que suele gustarme bastante es el cine de animación digital destinado a los más pequeños. Películas en las que puede disfrutar toda la familia reunida con las alocadas y divertidas peripecias de los personajes. Pero debo decir que ‘¡Canta!’ no me ha entusiasmado especialmente. Su mensaje se entiende y se comprende a la perfección, además de ser una cinta capaz de gustar a los más pequeños. Pero no funciona más allá de sus números musicales.

Primeramente por su guión, bebedor de ‘Fama’ y distintos concursos musicales. Está sobrecargado de tragedias y pesadumbres que hacen que el almibarado final sea insuficiente. Parece que sus responsables se lo pasan bien haciendo sufrir a los protagonistas, unos animales que hablan dentro de una gran ciudad (algo que, sospechosamente, se parece demasiado a ‘Zootrópolis’, film que le da mil vueltas) y por ende a los críos. En especial hay particular saña con el eje de la trama, Buster Moon.

Tampoco hay demasiados gags que funcionen bien o que produzcan carcajadas en el espectador. Ni siquiera ese grupo japonés. Además, durante toda la película no dejó de sobrevolarme la idea de que el film estaba hecho para vender la banda sonora.

‘¡Canta!’ tampoco se guarda una vuelta de tuerca meramente original, sabemos lo que va a suceder en cada instante de la cinta. Es una película más, que seguramente haga las delicias de los más pequeños de la casa, pero que dista mucho de otros productos de Illumination Entertainment.

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