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Críticas de Pedro Triguero_Lizana
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Críticas 1.471
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Delicado delincuente" es la primera película de Jerry Lewis tras su separación artística de Dean Martin, y su primer largometraje protagonizado en solitario, un largometraje que, entre otras razones, es interesante por mostrar cómo y hasta qué punto el delincuente juvenil se había convertido en un tópico, en un lugar común, en un personaje con una mítica propia, en el cine estadounidense de los años 1956-1957. Este film aprovecha esta fama, esta actualidad del tema, para jugar con él y hacer no una parodia en el sentido estricto, pero sí un film de humor con buenas dosis de ternura, y una línea narrativa centrada en una historia de superación personal, la del protagonista, que pasa de portero a policía.

La historia, al menos en su comienzo, puede resultar un tanto engañosa -y al malentendido ayuda el título del film- porque el protagonista no es ningún delincuente, sino un buen chico que trata de no meterse en líos, pero que tiene la mala suerte de vivir en un barrio conflictivo, en el que vive junto a verdaderos delincuentes juveniles, por lo que, nada más empezar la acción, es detenido y llevado a la comisaría de la Policía.

Para mí es un film entretenido e interesante, sobre todo por el modo en que Lewis compone un personaje desvalido e ingenuo que quiere despegarse del ambiente en el que vive; pero, en general, es un film al que le sobran diálogos y buenas intenciones. Lo mejor es la secuencia previa a los títulos de crédito, sin diálogos, casi un "ballet" barriobajero, y toda la parte que transcurre en la academia de Policía, una loca academia de Policía que anticipa la de los años 80.
Pedro Triguero_Lizana
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8
20 de junio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un divertidísimo cortometraje, que he visto doblado al español, con Laurel y Hardy doblándose a sí mismos. El humor de esta célebre pareja de cómicos se basaba, como se advierte aquí, no sólo en la acción puramente física, normalmente de resultados desastrosos -golpes, batacazos, accidentes- sino también en la mímica - de la sonrisa al llanto, de un extremo a otro- y en los diálogos, si bien esto último es lo menos desarrollado, lo que no quita que no ayude al resultado final. Pero a principios de los 30 no se podía hacer "slapstick" puro y duro, había que acompañarlo con algo más; el cine ya era sonoro, y había que hablar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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8
3 de junio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin he podido ver esta película, puntal del cine de denuncia y del cine político en su día, y me ha gustado mucho, aunque con matices. Por un lado, el reparto agrupa a buena parte de la plana mayor del cine francés de la época. No obstante, el personaje de Irene Papas es completamente innecesario, y si se eliminaran todas sus escenas, la película no se resentiría en absoluto. Jacques Perrin, además de su labor como actor, se embarcó en la tarea de producir el film, en régimen de coproducción entre Francia y Argelia (el rodaje se llevó a cabo en este último país).

Es habitual entre los que escriben sobre cine y son de derechas, cuando valoran una película que ofrece un enfoque que puede considerarse de izquierdas, que se apresuren a decir que esa película es maniquea. Pues bien, en el caso de "Z" tenemos una película de izquierdas que no es maniquea, y que, desde un estilo seco y conciso, reconstruye un caso real, el asesinato de un político pacifista griego, Lambrakis, en 1963, según la novela de Vassili Vassilikos, adaptada por el español Jorge Semprún. En ningún momento se especifica el país en el que transcurre la acción, pero se sobreentiende que es Grecia, la Grecia de los años previos al golpe de estado que, en 1967, dio lugar a la "dictadura de los coroneles".

La fuerza de las imágenes y de la historia es tan grande que hace que este film sea más que la reconstrucción de un asesinato político, más que un excelente ejemplo de cine de denuncia. Lo que consiguen Costa-Gavras y Semprún desde el compromiso de las izquierdas es analizar el funcionamiento de una democracia limitada, como la de Grecia en los años previos al golpe militar del 67; estudiar el ejercicio del poder en un régimen político que aparenta ser una democracia, y, en realidad, no lo es. En el país de "Z" -basado en la realidad, aunque no tenga nombre- la connivencia entre la policía, el ejército, el gobierno y la casta política dirigente, y la clase judicial, es tan grande, que la democracia se convierte en una farsa. Sólo la alianza entre la prensa, ayudada por algunos testigos valientes, y los partidos políticos de la oposición, puede sacar la verdad de los hechos a la luz de una opinión pública que no se deje manipular.

Mientras haya democracias limitadas, corruptas, o débiles, "Z" seguirá siendo una película de actualidad, y de obligada visión.
Pedro Triguero_Lizana
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7
16 de mayo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había visto nunca esta película de Ray, y me ha gustado, aunque la crítica social es un poco superficial, y aunque la historia de Nick Romano tenga un tono folletinesco que aminora o traiciona las pretensiones de documento social de este drama. Desde luego, lo mejor es el discurso final de Humphrey Bogart, su diatriba contra una sociedad y un sistema injustos. Por otro lado, el personaje interpretado por John Derek es el primero de todos los rebeldes con o sin causa, y de todos los delincuentes juveniles que poblaron el cine de Holywood de la década de los años 50. George Macready también está muy bien en el papel del fiscal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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7
26 de abril de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película sólida, con encuadres y movimientos de cámara interesantes, como por ejemplo el reencuadre dentro del plano que vemos justo al comenzar la película, mediante un dinámico uso de la grúa. El film de Lewis se mueve entre la tendencia a la fórmula en la que se mueve la mayoría del western de Hollywood de bajo presupuesto de los 50, y cierta ambición por superar las fórmulas al uso. Evidentemente, no todo el western de bajo presupuesto de los 50 es igual: Randolph Scott era mucho mejor actor, dentro de sus limitaciones, que Audie Murphy.

"La calle sin ley" es un western catalogable dentro del subgénero que podría llamarse "conspiración para matar al sheriff", una corriente que se remonta al menos a "Sólo ante el peligro" (High Noon, 1952), de Fred Zinnemann, y que llega hasta "La ciudad sin ley" (Death of a Gunfighter, 1969), de Don Siegel y Robert Totten.

Una de las escenas más singulares de este film es ésa en la que vemos cantar y bailar a la entrañable Angela Lansbury, una actriz que demuestra aquí un potencial erótico por desgracia desaprovechado.
Pedro Triguero_Lizana
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