Kinsey es una película biográfica sobre Alfred Charles Kinsey, autor del famoso informe que lleva su nombre. Si vemos la película con la esperanza de conocer los detalles de este informe nos va a defraudar, porque el guión pone el acento en la vida pública y privada de Kinsey antes que en el propio informe. En realidad, sólo hay una cosa que la película revela claramente del informe: la diversidad sexual es inmensa, aún en aquella sociedad tan puritana.

El conflicto de Kinsey con la sociedad puritana que lo censura está bien desarrollado. La cuerda se tira lo suficiente para mantener en vilo al espectador. Tiene un final austero, con las dosis de emoción justas para darle un carácter épico al personaje sin llegar al melodrama.

Es una biografía contada con mucha claridad, y su verosimilitud se la debe en gran parte a la química del trío de actores principales: Kinsey, su mujer y su colaborador. Gracias a ellos se consigue un gran retrato de su vida íntima, el cual aporta ricos contrastes con la vida pública de este científico. Los mismos actores aseguran que en el rodaje hubo un amplio entendimiento entre ellos, y la verdad que se nota.

Película documental que reproduce fielmente el interrogatorio en que Luis Bárcenas cambió su estrategia de silencio y se decidió a confesar lo que sabía sobre la trama de financiación y sobresueldos ilegales en el PP.

Un interrogatorio como aquel fue histórico por el cambio de posición de Bárcenas y por las enormes repercusiones políticas en la escena política española.

La dramatización del suceso se ha hecho reproduciendo fielmente lo que allí sucedió: los diálogos son una trascripción literal del interrogatorio, los personajes son “clones” de los originales y la escenografía es también idéntica a la original.

Además del interés social, sin duda el mayor mérito de la película es la inmensa interpretación de sus actores, especialmente los dos principales. Tan acertada es su actuación que se confunden con los auténticos.

Por otra parte, la dirección es muy buena ya que sabe evitar la peligrosa monotonía y mantener la tensión de principio a fin.

After hours es prometedora: una historia original con un estilo de dirección poco convencional y un personaje bien interpretado dispuesto a pasar una noche fuera de lo normal.

Desafortunadamente, la historia acaba basando todo su fundamento en un desfile sin fin de personajes extravagantes y/o pirados en detrimento de un guión interesante y con vigor. Además, los escenarios y la banda sonora contribuyen a darle un carácter enfermizo y desquiciante.

Secuela regular de una película destinada principalmente al público infantil. A diferencia de otras películas de animación como Inside out, Kung fu panda 3 no tiene muchos guiños al público adulto (Hay un pequeño esfuerzo por incluir en el guión enseñanzas orientales como la importancia de encontrarse a sí mismo. Es un esfuerzo loable pero pasa bastante inadvertido.)

El argumento es el clásico canalla versus héroe, en este caso mejor dicho un antihéroe, un personaje que contra todo pronostico y a pesar de sus limitaciones consigue erigirse como rival del canalla. Uno y otro carecen del carisma y el humor que hemos visto en otras películas similares y esto merma mucho el resultado final.

Adolescentes de una rígida escuela de élite masculina eligen rebelarse a través de la poesía. No forman una banda de rock, ni abusan de las drogas, ni delinquen: nada de lo que suelen hacer los adolescentes post segunda Guerra mundial para gritar contra el sistema y liberar hormonas. En este caso, la poesía es su arma de sublevación.

El responsable de un punto de partida tan original como inverosímil es Robin Williams, quizá el único hombre sobre la faz de la Tierra capaz de interpretar cualquier personaje, sin importar sexo, raza o religión. Un actor camaleónico que nos regala uno de sus mejores papeles y salva esta película del absurdo.

El señor Keating, el profesor que interpreta el bueno de Robin, brilla desde el principio y es el faro que guía la película hacía sus mejores momentos. El resto es secundario, accesorio, hasta innecesario. En mi opinión, la película no sería un clásico de los noventa sin sus brillantes escenas y emblemáticos diálogos.

Carpe diem. Aprovechemos el día y disfrutemos el buen cine.