Francis Bacon es uno de los artistas más controvertidos del siglo XX. Para algunos un genio absoluto para otros un fraude, pero la película no se centra en el aspecto profesional del artista, sino en la personalidad del hombre. De hecho no se muestra ninguna de sus pinturas. Este pintor homosexual de gran personalidad aparece obsesionado por el abismo insondable del lado oscuro de la vida, y se siente seducido por su aspecto más descarnado y violento, y luego lo traspasará a su obra, de carácter expresionista. Observo bastantes lagunas en el guión, pero he de destacar las encomiables interpretaciones de Derek Jacobi (sobre todo) y de Daniel Craig, así como la oscura fotografía y la manera de rodar que contribuye a entender mejor la obra de este polémico artista, otra de cuyas obsesiones fue el retrato de Inocencio X de Velázquez, del que hizo numerosas interpretaciones. He titulado la crítica como "La vida en la muerte" porque ése es el tema en el que decidió que iba a trabajar Bacon, y eso puede decirse que fue gran parte de la suya.

Una de las obras maestras de Ingmar Bergman.

Es una road movie atípica, en la que se alternan las escenas oníricas con los recuerdos del protagonista (absolutamente magistral está Victor Sjöström).

Es una película muy hermosa y conmovedora, con una bellísima fotografía y un guión encomiable, que contiene unos diálogos muy elaborados.

Un viejo médico, en un viaje con su nuera, rememora momentos clave su vida, unas veces son recuerdos positivos, otras veces son sueños-pesadillas (de los momentos negativos).

La película está llena de detalles y de simbolismos. Por ejemplo, los tres jóvenes que recogen por el camino: los chicos simbolizan lo absurdo de la discusión sobre cuestiones metafísicas como la existencia de Dios. La chica simboliza la juventud frente a la decrepitud del anciano profesor.

No faltan notas de humor: las discusiones del médico con la mujer que lo asiste, un personaje muy entrañable y simpático.

También hay una historia paralela: la de la nuera (maravillosa Bibi Andersson) y el hijo, y sus problemas conyugales. Precisamente es uno de los temas (las relaciones de pareja) constantes en la filmografía de este gran director sueco.

Obra maestra a la altura de "El séptimo sello", "Gritos y susurros", "El manatial de la doncella" o "Persona", que son mis favoritas de este director y guionista.

La película habla de las relaciones humanas, como en otras obras del director, en concreto de las relaciones de parejas, y lo hace desde diversos puntos de vista.

La película tiene una hábil y compleja estructura: las experiencias concretas de los personajes (pasado, flasbacks) se alternan con un narrador-entrevistador (¿Psiquiatra?) que habla con los protagonistas en el presente.

Hay que destacar la habilidad de Woody Allen como guionista (los diálogos son portentosos) y las interpretaciones de todos los actores, especialmente de una jovencísima y maravillosa Juliette Lewis y una extraordinaria Judy Davis, actriz de la que entran ganas de ver más películas.

Se habla de la pasión, del amor, de la necesidad de compartir nuestras vidas con los demás, de la soltería, del divorcio, de las relaciones entre jovencitas y maduros, de sexo...Evidentemente también están presentes el teatro y la literatura (Woody es novelista, Mia es poetisa, Juliette también interpreta a una escritora...) y algunas reflexiones de carácter casi filosófico. El marco espacial, como en todas las primeras películas de Allen, es Nueva York (los apartamentos, Central Park, las calles, los comercios, el teatro).

Tiene escenas escelentes, podría destacar algunas: el comienzo (con la sorprendente reacción de Mia), la fiesta de cumpleaños de Juliette ( los relámpagos, las velas, el beso, ...), la discusión de Judy y su marido...¡Tantas! Y no falta el humor, a pesar de ser una de sus películas "serias".

Los incondicionales de Woody no pueden perdérsela y los que aún no conozcan sus "clásicos" esta película sería una buena oportunidad para adentrarse en el universo tan peculiar de uno de los directores vivos más importantes.

Película tonta y previsible, además de aburrida, incluso para los adolescentes a los , en principio, se supone que va dirigida. El humor es del facilón, basado en las continuas caídas de los protagonistas. Las canciones nada del otro mundo. Es decir. que no entiendo la fiebre Hannah Montana. El argumento es tonto y previsible, además de burdo y sonrojante. Un bodrio, vaya.

Esta película es la segunda parte de "El proyecto de la bruja de Blair". La primera parte era mala, pero por lo menos tenía aspectos novedosos y presupuesto escaso. La que comento, la 2ª parte, tiene presupuesto generoso y es un bodrio enorme, que no aporta nada y da grima y vergüenza ajena. Es una tomadura de pelo para los espectadores. Una sucesión de tópicos sin sentido.