Vaya decepción que me he llevado con este filme. Acudí al cine pensando que iba a ver una buena película y menudo palo me he llevado. De entrada, quiero advertir a sus futuros espectadores de que esto no es una cinta de terror. Repito, de terror nada de nada, vaya. Esto lo digo por si al ver el cartel promocional piensas que vas a catar un producto de dicho género. Si tuviera que ponerle una etiqueta, entonces te diría que es un thriller psicológico con algo de intriga.

No voy a negar que Luis Tosar sea un gran actor. De acuerdo, lo es, y mucho. A este hombre incluso si le dieras el papel de un sordomudo sería capaz de sacar petróleo de él. No obstante, quitando la actuación de este monstruo es que no hay absolutamente nada más que destacar de este filme. De verdad, podrás leer críticas diciéndote que “Mientras duermes” es una obra maestra, una joya cinematográfica y hasta la primera maravilla del mundo (y ojo que en ningún momento estoy dudando de la honestidad de las personas que lo dicen), pero para un servidor esta es una mala película que ni siquiera merece la pena verse.

Para los que sean más o menos de mi quinta les sonará un periódico sensacionalista llamado El Caso. Pues bien, el guión de este filme parece sacado de ahí. La historia es tan absurda, tan inverosímil, que es imposible creérsela bajo ningún concepto. Desde luego que existen personas que ni viven ni dejan vivir. Vale, de acuerdo, son mala gente que disfrutan puteando a los demás y para ellos el motor que mueve el mundo es el dolor ajeno. Pues sí, son seres humanos que parece que no lo son. ¿Pero acaso te crees que alguien pueda llegar a tales extremos como hace el personaje de Luis Tosar? No sé, es que le hace la vida imposible a una completa desconocida cuyo único “delito” es tratarlo siempre de manera amable. Qué queréis que os diga… yo es que no lo entiendo (ni tampoco me lo creo, vamos).

Por desgracia no sólo el argumento principal es lo único que chirría escandalosamente. Dejando a un lado la incredulidad que destila esta historia que gravita sobre un perturbado que disfruta arruinando la vida de las personas que le rodean, la verdad es que hay todo un rosario de despropósitos por doquier a lo largo del metraje. Los personajes son absurdos, irreales, y ya ni te cuento cómo es de grande la estupidez supina que suponen sus actos y sus comportamientos si los analizamos. ¿Alguien se cree el personaje de la niña chantajista? ¿Y el de Alberto San Juan? ¿Y la forma de actuar de la policía? ¿Y dónde me dejas el personaje de Marta Etura?… por dios bendito, no es que sea un personaje plano o estereotipado hasta lo caricaturesco. No, simplemente es que no existe nadie así.

“Standoff” es un drama /thriller policial centrado en los casos que tienen que resolver un grupo especial de negociación de crisis del F.B.I. Matt Flannery (Ron Livingston) y Emily Lehman (Rosemarie DeWitt) son dos cualificados negociadores de dicho grupo especial del F.B.I. que tendrán que intervenir en las situaciones donde se produzca la toma de rehenes (secuestros, atracos a bancos, violencia doméstica, suicidas potenciales, amenazas de bombas, etc.)

“Standoff” no es una gran serie. Sin embargo, cumple de sobra para pasar el rato. Para mi gusto hay demasiado palique por parte de los negociadores, aunque eso sí, nunca llega a volverse insoportable del todo. Siendo sincero, me esperaba un poco más de acción en los capítulos, más tiroteos, más persecuciones y más intervenciones de los SWAT. En su lugar, los negociadores se dedican a comerle el tarro a los delincuentes para que se rindan sin pegar un solo tiro (evidentemente esto no pasa siempre y también tiene sus escenas de acción de vez en cuando).

Por otro lado, desde el primer episodio tenemos una relación sentimental entre la pareja protagonista (Ron Livingston y Rosemarie DeWitt). Sé que esto va a sonar a tópico, pero creo que deberían de haber aguantado un poco más para que se liaran y jugar así con las situaciones que producirían tensión sexual no resuelta entre ellos. No obstante, tengo que admitir que la relación sentimental entre los dos protagonistas la han sabido llevar muy bien en todo momento (vamos que no es pastelosa para nada).

La serie no es tan mala como te la pintan en alguna que otra página web que he leído. Además, varían mucho la temática en los episodios para que no resulten repetitivos. Quiero señalar una vez más que no es una gran serie, pero entretiene muy dignamente e incluso tiene algún episodio que está francamente bien (por ejemplo, el de los dos francotiradores, el de la negociadora accidental o el que se desarrolla en México).

Y poco más voy a añadir. Personalmente, me recuerda un poco a "Flashpoint" por el tema de negociar con los secuestradores y eso. Ahora bien, si tuviera que elegir entre ambas pues escogería la serie canadiense.

“El hombre de la máscara de hierro” es una superproducción de finales de los noventa que cuenta con un magnífico reparto y un más que notable presupuesto para su época (35 millones de dólares). No cabe duda de que estas dos bazas juegan mucho a su favor, pero lo cierto es que te deja con la sensación de que pudo haber salido una mejor película de aquí. De todos modos, a mí, personalmente, me ha resultado entretenida y no me arrepiento de haberla visto.

La historia es interesante por varios motivos. Primero, tenemos a unos mosqueteros retirados y que no son los clásicos “superhéroes” que todo lo pueden como en multitud de cintas anteriores. Esta vez son hombres de carne y hueso ya entraditos en años y que tienen sus achaques, sus problemas y demás. En mi opinión, resulta todo un acierto presentarlos de este modo y no como personajes irrealmente indestructibles. Luego, la historia está bien narrada y tiene su intriga con conspiraciones, conflictos de intereses, engaños, romances y, en definitiva, poseyendo el suficiente gancho para mantenerte pegado en el sillón durante la totalidad de la narración.

El elenco de actores realiza un buen trabajo en líneas generales. Quiero destacar por encima de los demás a Jeremy Irons y a John Malkovich porque lo clavan en sus respectivos papeles (Aramis y Athos). Gérard Depardieu (Porthos) y Gabriel Byrne (D'Artagnan) tampoco están nada mal. Sin embargo, al que veo un poco flojo es a un jovencísimo Leonardo DiCaprio cuyo papel le viene demasiado grande.

¿Qué eché de menos en el filme? Pues eché en falta un poco más de aventura y sobre todo más peleas con espadas. La verdad es que los duelos de espadachines brillan por su ausencia en esta cinta, aunque eso sí, nos regalan una excelente secuencia cerca del desenlace que bien vale el precio de una entrada (dicha secuencia la comentaré en la zona “spoiler” por motivos obvios).

“The Corner” es una de las series más realistas que he visto en mi vida sobre el mundo de las drogas (incluso diría que la más realista de todas). En un producto con una temática como esta es muy fácil caer en el efectismo, en querer impactar al espectador mostrando el lado más oscuro del cruento mundo de la drogas, o sea, en ver como la gente muere de forma violenta o va a la cárcel. No te voy a decir que algo de esto no lo vayas a ver en “The Corner”, pero quiero hacer un especial hincapié en que en esta serie no se abusa de este recurso facilón. Asimismo, tampoco tiran del melodramón lacrimógeno para hacer funcionar la historia como hacen los baratos telefilmes de sobremesa.

“The Corner” es el testimonio dramático, crudo y real de cómo es la vida de un yonqui. Desde luego impresiona la forma descarnada y en tono semi-documental en que lo hacen. Los trapicheos, los tejemanejes en las esquinas, el consumo de drogas duras, los problemas de salud, la destrucción de los lazos familiares, los problemas con la ley… todo esto te lo muestra la serie de una forma tan natural que es casi como si estuvieras allí, en las calles de Baltimore, viéndolo por ti mismo.

Los actores están todos inspiradísimos. Desde el primero hasta el último aportan su granito de arena para hacer de esta serie un producto de mucha calidad. Todos, repito, todos están fabulosos en sus interpretaciones (incluso hasta aquellos con papeles muy secundarios). Además, quiero alabar aparte el gran aliciente que supone sus tres personajes principales, Gary, “Fran” y DeAndre, cuyas historias personales atrapan por completo al espectador a lo largo del desarrollo de los seis episodios.

Y por mi parte poco más voy a añadir. Esta serie posee un guión sólido como una roca, unas excelentes interpretaciones y una forma ejemplarizante de tratar un tema tan peliagudo como es la caída de los adictos al pozo sin fondo de la droga. Así pues, os la recomiendo a todos y también os recomiendo una serie que nacería dos años después de esta: “The Wire”.

Esta es la tercera película que veo sobre los tres mosqueteros. La primera, la de 1973 dirigida por Richard Lester, apenas la recuerdo porque era un crío (así que no puedo comentar nada sobre ella). No obstante, la segunda, la adaptación de 1993 con Charlie Sheen, Kiefer Sutherland y Rebecca De Mornay, esa sí que la recuerdo y la prefiero antes que esta con los ojos cerrados.

Esta nueva versión no es gran cosa, medio entretiene y poco más. Esta es una de esas veces en las que si veis el tráiler os podéis hacer una idea muy aproximada de lo que os espera. Para mi gusto la veo bastante desfasada, ya que hay demasiadas fantasmadas y los personajes parecen sacados de un videojuego (en especial el de Milady de Winter, interpretado por Milla Jovovich, la cual parece que es una guerrera ninja inmortal). Así pues, no esperéis una adaptación fidedigna del clásico de Alexandre Dumas ni por asomo.

La película como producto de aventuras más o menos cumple, pero creo que se han pasado cuatro pueblos en cuanto al factor fantasioso se refiere... a ratos incluso pensé que estaba viendo un sucedáneo de “Resident Evil”. Por cierto, el guión de la película es pésimo, lo peor de la cinta con muchísima diferencia y resulta un lastre casi insalvable. Eso sí, quiero aclarar que entretener pues entretiene si se sabe de antemano lo que vas a ver (me refiero a que va a ser muy fantasiosa). El que no sepa nada y vaya al cine pensando que va a ver una película más o menos clásica, la verdad es que no me extrañaría nada que se llevara las manos a la cabeza cuando vea barcos voladores, escenas de acción con el efecto “bullet time”, artilugios adelantados a su época y demás cositas modernas.

¿Con que me quedaría de este producto? Pues sin duda con su atractivo aspecto visual. El apartado técnico es exquisito (ojo al vestuario de época porque es majestuoso. Para mí, lo mejor del filme y no me sorprendería que incluso le dieran el Oscar en el próximo certamen). Y también me gustaron lo bien que están filmadas las peleas con espadas, la actuación de Christoph Waltz (el único actor del reparto al que salvaría de la quema) y, por último, el prólogo donde nos presentan a los mosqueteros. Ya está, creo que eso es todo.

En conclusión, si estáis aburridos y queréis pasar el rato viendo algo que medio entretenga, entonces podéis ir a verla (aunque eso sí, aviso que es imprescindible dejar el cerebro en casa para poder disfrutarla).