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España España · L'Olleria ( Valencia )
Críticas de Grijander
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Críticas 1.060
Críticas ordenadas por utilidad
2
19 de diciembre de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos quisieron vender Miel de naranjas como si fuera una película ubicada en la época de la posguerra pero que no era una película más de la posguerra. Obviamente, nos mintieron. En España avanzamos por un lado exportando actores y directores (independientemente de que sus trabajos sean más o menos buenos) y, por el otro lado, seguimos dale que te pego con la época franquista.

Imanol Uribe, respetado y veterano director, se pone al frente de Miel de naranjas, una película bochornosa hasta decir basta. Todo se pone ante nuestros ojos con promesas de que vamos a disfrutar de una película de juicios militares y que aquí no se va a recurrir a algo tan sabido, utilizado y desgastado como es el tema de los mártires de guerra, la clandestinidad en la que se trabajaba para luchar contra la dictadura o los golpes emocionales. Ahí está la gran mentira del guion de Remedios Crespo Casado, pero el que más nos engaña es Uribe o, mejor dicho, es quien más lo intenta sin fortuna, tropezando una vez tras otra contra la pared de los convencionalismos. El director de origen salvadoreño cuenta una historia sin fuerza, sin tensión, con personajes que deambulan por la pantalla sin alma y la consecuencia es un bodrio de dimensiones épicas. No hay nada que el espectador no tenga previsto, no hay nada que emocione, no hay nada que enganche. No hay nada, en general, salvo un par de carcajadas en momentos que se nos quieren dar a entender como difíciles y que tienen que recurrir a chorradas propias de cualquier mala serie de animación infantil, siendo el caso más descarado ese en el que vemos la huída de un personaje bajo un coche, momento en el que da comienzo una escena bochornosa.

El principal protagonista es Iban Garate, un chico que promete mucho pero al que todavía se le adivinan (sin demasiado esfuerzo del espectador) ciertas carencias. A su lado está Blanca Suárez, una grandísima actriz que muestra una buena versión y que por desgracia siempre verá su nombre empañado por ese atentado contra la cultura que es la serie El barco. Karra Elejalde está soberbio haciendo de malo maloso, aunque su personaje resulte cómico en la versión más ridícula de la palabra. Lo mismo podría aplicarse a Eduard Fernández, que hace un trabajo muy notable intentando levantar esa alfombra unidimensional que es su personaje. Carlos Santos, otro actor que desperdició durante parte de su carrera su enorme talento, hace un trabajo sensacional. Por último, destacar la corta pero intensa aparición de Ángela Molina, que se ve beneficiada por un personaje al que Uribe no destruye en su intento de darle vida, ya que la deja sola con una cesta y deja que sea la veterana actriz la que llene su espacio.

Resumiendo, que es gerundio: Miel de naranjas es una película más de la posguerra por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario algunos de esos críticos tan casados con sus amiguetes directores. La única diferencia entre Miel de naranjas y las peores películas de la posguerra es que puede que en este caso nos encontremos ante la peor.
Grijander
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8
9 de junio de 2011
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Memento se convirtió rapidamente en una obra de culto gracias a su ingenioso planteamiento narrativo. Ahora, más de diez años después, la película es todo un referente por muchas más cosas.

Christopher Nolan es un genio. Eso, a estas alturas, es indiscutible. Sin embargo, cuando se estrenó Memento, Nolan era solo ese chico que había sorprendido con Following. En su primera gran película, el cineasta británico deslumbra al mundo con una puesta en escena soberbia y una técnica narrativa tan peculiar como atractiva. Nolan deslumbra al espectador, que se mueve a tientas por la película hilando mentalmente algo que es, basicamente, algo sencillo contado de manera compleja. No obstante, que sea sencillo no significa que sea obvio. Es sencillo si se tiene en cuenta la base, pero es precisamente en ella donde radica el mayor logro de Memento. Nolan inventa un thriller psicológico bien camuflado, con toques de cine negro y la inteligencia del mejor cine británico. Los detractores argumentan que Memento es lo que es exclusivamente porque "está montada al revés". Me hace mucha gracia. A mi modo de ver, es como decir que Ciudadano Kane es una obra maestra porque reinventó los planos (entre otras cosas). Obviamente, si a Memento le quitas su fantástica línea narrativa, te queda una película "simplemente" bastante buena, pero no hay un atisbo de cordura en decir que la película, sin su mejor baza, sería menos buena. Claro. Y si mi abuela tuviera cojones, sería mi abuelo.

Guy Pearce realiza una actuación portentosa (tal vez la mejor de su carrera). Es protagonista total, epicentro del terremoto que es Memento, y consigue hacer a su personaje incluso mejor de lo que ya de por sí es. Cada gesto de Pearce está estudiado y medido, metido en su sitio y consruido para armar un personaje sólido, chocando con su mente disfuncional. Carrie-Anne Moss está enorme. Su escasa capacidad para expresarse con la cara se convierte en Memento en la mejor arma de la actriz. Metida en su personaje a fondo desde el principio, representa a la perfección una de las dos caras de la moneda con la que 'Leonard' viaja desde el principio. La otra cara de dicha moneda es la interpretada por Joe Pantoliano. El fantástico actor demuestra (como si aún alguien se atreviera a dudar de él) que se mueve como un Dios en el Olimpo en el registro con el que le toca lidiar. Pantoliano es un actor enorme, de esos capaces de aportar millones de detalles a cada personaje que interpreta para convertirlo en algo único.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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9
12 de noviembre de 2010
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barry Lyndon es una película magnífica a nivel visual. Kubrick, fiel a su estilo perfeccionista, construye un cuadro que cobra vida gracias a la manífica y acertadísima banda sonora. El maestro nos envuelve con una magnífica historia procedente de una novela que, sin haber leído, me atrevería a decir que no es tan atractiva.

La diferencia entre el cine y la literatura está principalmente en que en pantalla se nos muestra una historia completa y en un libro se deja mucho a la imaginación, siendo esto la magia que convierte la lectura en un placer. Pues bien, dicho esto, hay que tener en cuenta la dificultad de regalar al espectador tres horas de soberbios escenarios, vestuario, escenas y, en definitiva, ambientación. El (para mi) rey de reyes de los directores consigue que las tres horas pudieran haberse convertido en cuatro, cinco, seis... tremendamente entretenidas. Los amantes del cine, verán en ella no solamente la historia de la transformación de Redmond Barry en Barry Lyndon, sino que verán algo mucho más importante: un metraje largo que no se hace pesado. Ahí creo que reside el poder de esta película. Cada imagen es un regalo para la vista, acompañada de la mejor música clásica que imaginarse pueda, obsequiando también a nuestros oidos con un irresistible placer cinematográfico.

Tal vez no sea la mejor película de Kubrick, pero obviamente es la más completa y posiblemente la más compleja. De visión obligada para cualquier amante del cine que se precie, Barry Lyndon es probablemente el mejor drama de época que se haya visto jamás en el cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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6
15 de julio de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminator Génesis es la quinta entrega de la saga de los organismos cibernéticos creados por Skyney. O la tercera, según James Cameron, padre de la criatura junto a la inteligencia artificial. La película da la razón a papá.

Alan Taylor dirige y cumple. La acción está bien rodada y el desarrollo es bastante limpio, si bien es cierto que encuentra algunos baches a mitad de la película cuando salta de un lado a otro. Hay que reconocerle a Taylor un gran mérito al ofrecer un espectáculo visual sublime que no se conforma con serlo y busca conectar con el espectador tanto a través de los personajes como de las situaciones. De ahí nace un villano con gran carisma y un poder que se adapta, superando exponencialmente, al de unos protagonistas que tienen más recursos que nunca. El guion de Laeta Kalogridis y Patrick Lussier nos presenta una historia en la que la referencia a las dos primeras películas tiene un gran peso: de la primera, por tiempo; de la segunda, por paralelismos. Tal vez en ese sentido, en el de la historia y su desarrollo en forma de guion, queda la curiosidad de saber cómo habría sido una road movie a caballo entre las dos primeras películas, pero el nuevo giro que se le da a la historia con una nueva e importante alteración temporal resulta, a la postre, más atractiva de lo que por planteamiento parece ser.

Emilia Clarke es una Sarah Connor floja. Cierto es que el peso de Linda Hamilton en ese papel es grande y la sombra es tan alargada que siempre obligará a aparecer a las comparaciones, pero Clarke parece demasiado débil, como carente de esa furia que se le presupone y se le describe a una Sarah Connor convertida en leyenda en el universo de Terminator por algún motivo. Jai Courtney secunda la película con una labor un tanto alejada del carisma sencillo que, según creo (y tal vez vuelvo a comparar), debería tener Kyle Reese, pero a pesar de eso, cumple. Jason Clarke se convierte en un personaje "nuevo" pasando por varias fases y, al final, debe decirse que su desempeño es más que notable, ayudado por un personaje de indudable carisma que mejora con el cambio. Arnold Schwarzenegger, en versión joven, maduro y viejo (pero no obsoleto), hace una gran labor y consigue poner en pantalla esa ligera humanidad que anida, creciente, en el terminator más famoso. J.K. Simmons cierra el reparto principal como siempre: brillando.

Resumiendo: Terminator Génesis es una notable secuela de las dos primeras películas. Con la película de Alan Taylor se abren, como dice el epílogo, multitud de caminos con un futuro que no es seguro. Una nueva saga puede haber nacido con un potente inicio en forma de reboot camuflado, con cierto aire a spin-off y con el convencimiento de que la semilla de esta gran saga puede germinar también hoy en día.
Grijander
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8
2 de febrero de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Qué bello es vivir' es una de esas películas que todo ser humano debería ver, al menos, una vez en la vida. Una hermosa mezcla de drama, magia y humor, que derivan en un cuento que se nutre de lo moral y lo ético por un lado, y de lo puramente pasional por otra. Mezcla perfecta.

Frank Capra es el artífice de una de las películas referente de la historia del cine. El italo-americano dirige con belleza el enfoque de sus cámaras, creando una ambientación fantástica, que te atrapa desde el primer minuto. Todos hemos visto miles de veces en cualquier homenaje al cine esos planos medios que llenaban James Stewart y Donna Reed. El guión, padre creador de muchos subgéneros que han nacido después, combina a la perfección el drama, la comedia y la ciencia ficción. Con una buena conexión entre el principio y el final a nivel "espiritual", el nudo de la película se desarrolla alternando momentos durísimos con sutiles dosis de humor colocadas con esmero dentro de cada personaje. El "pero" más grande, a mi entender, es la precipitación con la que se desarrolla la parte sobrenatural de la historia, ya que podría haber dado mucho más de si en cuanto a contenido y duración.

James Stewart es uno de esos actores que no necesitan presentación. Uno de esos gigantes del celuloide que siempre salen en las listas de mejores actores de la historia. Aquí interpreta un personaje muy complejo, que ataviesa varios cambios significativos durante la película y que obligan al actor a hacer varios trasvases de un registro a otro, teniendo varios de ellos caminos de ida y vuelta. Donna Reed, cuya carrera estuvo marcada por la irregularidad, realiza un papel que, junto al que desempeña en 'De aquí a la eternidad', le han valido para ser uno de los rostros más reconocibles del cine. Henry Travers, como entrañable ángel guardián, regala los momentos más graciosos y un par de buenas reflexiones que ponen un broche de oro a una película que desprende aroma a clásico por los cuatro costados.

Resumiendo, que es gerundio: película de visión obligada con Frank Capra, James Stewart y Donna Reed en estado de gracia. Una de esas películas que jamás envejecen y que perduran en la memoria durante mucho tiempo por sus potentes imágenes. Uno de los mayores clásicos de la historia del cine y, además, una grandísima película.
Grijander
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