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Papua Nueva Guinea Papua Nueva Guinea · Pleasantville
Voto de Pluscuamperfecto:
6
Drama En la cosmopolita ciudad de Nueva York, la guerra de bandas y la violencia de los años sesenta ha dejado paso a la creciente cultura del hip-hop. Breakdancers, raperos, Dj's y grafiteros toman las calles para hacerse un hueco en la sociedad. Esta es la historia de un grupo de amigos en busca de la oportunidad que les permita ganarse la vida haciendo realidad sus sueños y esperanzas. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Beat Street” refleja los creativos inicios de la cultura hip hop, la cual engloba cuatro elementos clave: graffiti, break dance, dj y rapping. En los primeros tiempos, los dj´s ejercían a su vez de “maestros de ceremonias” o mc´s, rapeando para animar las fiestas. Posteriormente, la mayor especialización dividiría a los dj´s de los mc´s y el graffiti evolucionaría a niveles infinitamente más sofisticados que la escena reflejada en esta cinta. Sin embargo, la belleza, la fuerza de los primeros pasos de este movimiento nunca alcanzaría cotas de expresión semejantes, y actualmente ha sido engullida por el mainstream, abandonando su vertiente más underground y experimental para pasar a formar parte de la cultura de masas.

El camino, a lo largo de las décadas, fue largo. Con el paso de los años, el hip hop abandonaría su esencia creativa, lúdica y cohesionadora de los barrios más marginales de Nueva York para extenderse por todo el país, merced a nuevos artistas que tintaron sus letras de impulsos sexistas, violentos, machistas, misóginos y “gangstas”. El Hip Hop endurecería sus posiciones radicales enfrentándose con la policía –algunos artistas continuaron defendiendo la esencia pacífica y reivindicativa del movimiento- y, al mismo tiempo, se adaptó al capitalismo más atroz del primer mundo para extender sus tentáculos por doquier y amasar grandes sumas de dinero hablando de prostitutas, mujeres fáciles, drogas, dinero rápido, coches, ropa y demás elementos superficiales. Por su parte, el graffiti experimentó una persecución demencial, alcanzando sus peores registros durante el mandato del que fuera uno de sus alcaldes más representativos, Giuliani, quien limpió la ciudad neoyorquina hasta convertirla en la irreconocible e impersonal urbe gris que a día de hoy podemos visitar sin la emoción de las décadas anteriores. La seguridad en las cocheras de metro aumentó hasta convertir en prácticamente imposible la hazaña de pintar un vagón –delito penado con cárcel y astronómicas multas, cuando en la actualidad los avanzados sistemas de limpieza pueden eliminar cualquier rastro de pintura en cuestión de minutos-. Las autoridades policiales terminarían prohibiendo incluso bailar en la calle y, a día de hoy, esa ley siguen vigente a pesar del sinsentido y ataque a al libre albedrío que supone esta normativa en el “país de la libertad”.


El Nueva York de los años setenta y ochenta, tan marginal, multicolor, cultural y creativo ha dado paso a una megalómana construcción que vive de sus recuerdos y observa tiempos pasados con añoranza. Cierto es que la seguridad ha aumentado y el nivel de vida es mucho más acomodado: cualquiera puede darse un garbeo y cruzar a pie buena parte del Bronx sin que le pase absolutamente nada, salvo que vaya buscando problemas; y comprobará que sus calles no son las que se reflejan en “Beat Street”, salvo en las secciones más degradadas del distrito. De Queens es mejor ni hablar, pues se ha convertido en un destino turístico en toda regla, y puede que Brooklin siga siendo el foco de conflicto que permanece latente, aunque se haya apaciguado casi en su totalidad.

“Beat Street” habla de los años setenta y principios de los ochenta del Bronx, antes de que el desolador panorama del crack barriera todo atisbo de composición creativa. Y como película vale un potosí: consigue hacernos revivir aquella etapa mágica. Cierto es que su guión puede resumirse en dos páginas y media, pero todo ello es una excusa –la película al completo es una excusa, pues finalmente funciona a modo de documental- para reflejar una etapa única e irrepetible, para ubicar a la población negra de los barrios bajos lejos de la delincuencia donde ha sido estereotipada. Cómo me gustaría vivir aquellos años. Nunca se podrán repetir.
Pluscuamperfecto
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