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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama. Romance La historia real de Mildred y Richard Loving, una pareja que se casó en Virginia en 1958. Debido a la naturaleza interracial de su matrimonio, fueron arrestados, encarcelados y exiliados. Durante una década la pareja luchó por su derecho a regresar a casa. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor que puede decirse del cine de Jeff Nichols, la grandeza de este contador de historias, está en la empatía que en todos sus trabajos tiene hacia sus protagonistas, con la mirada que estos tienen del mundo que habitan, con la visión personal y en primera persona que arrojan sobre el horizonte de sus historias. Todas sus películas (Shotgun Stories, Take Shelter, Mud, Midnight Special y Loving) son honestos retratos de gente común ante fuerzas extraordinarias, historias de padres, hijos y hermanos en busca de un lugar en el mundo, en constante construcción de un techo, de una seguridad, de una familia a la que asirse. En ese sentido, Loving, su película más mediática desde la cálida recepción que tuvo en Cannes, es un paso absolutamente coherente en su filmografía, aunque el público que desconoce el estilo de Nichols puede sorprenderse por el absoluto pudor o "desdramatizción de lo hollywoodiense" al que va a asistir en Loving.

Porque Loving, en efecto y por citar ejemplos de similar temática, está en las antípodas del dramón épico tipo El Color Púrpura, Los hombres libres de Jones, o Selma. Tampoco tiene nada que ver con la visión amable del problema, tipo Criadas y Señoras o Figuras Ocultas. Y esquiva totalmente el dramatismo gráfico de propuestas como 12 años de esclavitud o El nacimiento de una nación. ¿Cómo transmite Loving su mensaje, evidentemente de denuncia, ante el sinsentido del racismo, en una América contemporánea, dominada todavía, hace demasiados pocos años, por preceptos esclavistas? ¿Qué opción, más allá de lo didáctico y lo melodramático, le queda a Nichols para contar su historia?

Como decía al principio, le queda la opción de la empatía. Loving sortea (o más bien pasa de largo) el melodrama y cualquier matiz discursivo haciendo lo que mejor sabe hacer Nichols: un ejercicio de empatía con sus protagonistas, convirtiendo toda la película (su estilo, su género, su ritmo, su tono, la cadencia del montaje, la forma en la que los personajes se expresan a través del guión, y hasta las notas de la banda sonora, suspendidas en el aire) en la historia en primera persona que Richard y Mildred Loving debieron haber vivido, siendo quienes eran, cómo eran y de dónde eran. Es como si Nichols situase la cámara en el interior de esas dos personas, dos seres humanos, discretos y humildes, pudorosos hasta el extremo, sencillos en todos los sentidos, un matrimonio común -fuera de lo común- que comete el error de amarse en el lugar y en el momento equivocado. Y son esos matices del carácter de sus protagonistas, los que impiden que Loving sea una película de subrayados, de giros melodramáticos, o de palabras más altas que otras; porque eso sería incoherente con sus personajes y con su historia. De nuevo Nichols y la empatía con sus personajes es lo más conmovedor de otra grandísima pequeña película en su carrera.

Y como suele suceder en todo el cine de Jeff Nichols, hay magia en lo que ocurre con sus actores y entre sus actores. Porque para el cine, y para el recuerdo, los rostros de Joel Edgerton y Ruth Negga, siempre estarán ya asociados a esa palabra, Loving, 'amando', gerundio, pero para ellos, presente continuo de los 10 años que abarca el film. El cuerpo cabizbajo de Edgerton, su parquedad en palabras, la delicadeza con las que mueve las manos en su oficio, la mirada profunda y esquiva de sus ojos, y cómo su cuerpo se apoya en el de ella. Y los ojos de Negga, que son incapaces de contener su propia historia, de los que brota la compasión total a lo que debe vivir, la dedicación a sus hijos y el amor a su pequeña parcela de espacio en el mundo, y cómo su cuerpo se apoya en el de él... Si se quiere observar un trabajo sutil, de extremada delicadeza emocional, se podría estudiar plano a plano lo que Edgerton y Negga hacen en Loving. Pero mejor que eso es sumergirse en la inmersiva experiencia que es Loving. Dejarse arropar por la aparente sencillez de la forma de contar historias de Nichols. Y entonces se habrá descubierto a un cineasta brillante.
jaly
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