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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Comedia. Drama En Nueva York, dos matrimonios se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados... Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del corto metraje de Un Dios Salvaje, después de haberme reído sin parar durante sus cortos ochenta minutos, y antes de darme cuenta de que lo que acabamos de ver es en realidad el amargo llanto de una burguesía acomodada e hipócrita, una pregunta llega a mi cabeza: ¿En su vida diaria, las personas que acabo de conocer en esta pantalla, son felices o sólo viven una apariencia de felicidad, barnizada con los buenos modales, los buenos trabajos y las rutinas comunes que llevan?

En esta pregunta se esconde el desolador desierto que revela Un Dios Salvaje: que en una sociedad tan amiga de los amigos como la nuestra, tan global, en la que una sonrisa es lo mínimo que esperarías de un desconocido, y una disculpa de una confrontación; todos estamos solos, somos incapaces de comunicarnos, de entender a los demás y de hacernos entender. Disfrazamos nuestros inevitables rasgos primarios de costumbres aceptadas, de comportamientos correctos, de acciones altruistas y de amor por nuestros hijos, pero en realidad, cuando estamos en una jaula y un problema revela nuestras grietas, somos verdaderos animales, o peor, más cerca de lo patético.

Este tema, que tan magistralmente escribió Yasmina Reza en su obra de teatro, es respetado y engrandecido por un inspiradísimo Polanski, capaz de hacer desear que su autora hubiese escrito más páginas. Es una absoluta maravilla la manera en que el realizador desnuda a sus personajes, tensa la situación, va haciendo del acogedor apartamento, primero, un ring de boxeo, y después, una cárcel moral en la que cada gesto, cualidad y virtud se va “alabeando” para convertirse en algo mucho más obtuso, oscuro, y por desgracia verdadero.

Decir que sus cuatro protagonistas están excepcionales sería decir poco. No solo por una prodigiosa construcción de personajes, en la que cada carácter queda claro desde el primer plano, sino por el tenso y creciente estado interior de cada uno de ellos; y sobre todo por lo fascinante que resulta descubrir sus reacciones en cada momento, tanto que habría que ver la película cuatro veces para fijarse cada vez tan solo en uno de ellos. Su pulso para la comedia es de nuevo la herramienta para desvestir una tragedia: la agonía social universal que sufren cuatro adultos bien educados, pero incapaces de manejar su verdadero yo ante el más mínimo de los incidentes.
jaly
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