En los últimos años se ha venido consolidando el género de western moderno, impulsado principalmente por la adaptación de las letras de Cormac McCarthy en las cámaras de los Cohen's brothers.

Y es que en Hollow Point, del español López-Gallego, se vislumbra la narrativa de Cormac McCarthy y la estética de los Cohen (como en Comanchería, 2016), donde vemos violencia gratuita y sin sentido en un ambiente hostil, empobrecido, carente de moral, influenciado por el tráfico de drogas y armas, como es la frontera bicultural mexicana-estadounidense. López-Gallego edifica una serie de personajes característicos del viejo oeste americano, tipos duros, de pocas palabras, carentes de límites morales, que no dudan en descargar la magnum 44.

Nuevamente vemos a Patrick Wilson en un western, haciéndolo muy bien. Lo apoya un excelente Ian McShane, que solo le basta hacer de él mismo para dar categoría al filme. Leguizamo de sicario y Belushi de fanfarrón desagradable, cumplen efectivamente.

La trama en un momento de la película se hace un verdadero rompecabezas, perdiendo algo el rumbo. NO queda muy claro el rol de Leguizamo y de dónde sale. El final deja mucho qué desear.