Me sorprende la cantidad de críticas malas que leo sobre esta película. La verdad es que en el fondo siempre me han gustado las comedias románticas pero esta es mucho más que eso. La trama en general mantiene un nivel muy bueno, el ritmo no decae y he estado al cien por cien metido en toda la película, quizás es problema mío que en este tipo de películas siempre tiendo a empatizar demasiado con el protagonista, pero que queréis que os diga me lo he pasado como un enano con About Time.

La única pega son algunas incongruencias en los saltos temporales, pero bueno, teniendo en cuenta que es una película en la que los protagonistas viajan en el tiempo apretando los puños tampoco hay que darle más vueltas al tema.

Lo que más me ha gustado es la “moraleja” del final. No porque sea algo nuevo en lo que nunca haya pensado, de hecho es algo muy importante, creo que lo más importante. Por eso me quedo perplejo al ver como hay personas a las que el mensaje no les llega, les resbala e incluso califican el final como demasiado dulzón.

Siempre he sido una persona que tiende bastante a caer en la rutina y la apatía. Realmente la sensación de aburrimiento es algo que odio, pero tengo claro que esa actitud el único que debe cambiarla soy yo. En una de mis primeros viajes psicodélicos un arbusto me enseñó que debo disfrutar de las cosas cotidianas, querer cada pequeño detalle de la vida y todo lo que me rodea a diario, incluso disfrutar del sabor amargo de alguna situaciones. Pero también es cierto que es fácil dejarse llevar por la rutina, olvidarse y volver a caer en la apatía y el aburrimiento. Le doy las gracias a Richard Curtis por recordarme algo tan importante. Disfrutar del viaje es la llave de la felicidad.