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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
9
Drama Es la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain ... [+]
31 de agosto de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Don Luchino Visconti di Modrone, conde de Lonate Pozzolo, coge el único libro escrito por Don Giuseppe Tomasi, Príncipe de Lampedusa y Duque de Palma di Montechiaro, para dar cuerpo a sus aristócratas antecesores, que en los días de Garibaldi supieron nadar y guardar la ropa acuñando para la posteridad la frase de los grandes hipócritas resistentes: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie."
Ambos, Visconti y el escritor, sabían muy bien lo que contaban porque lo habían mamado y el Príncipe de Salina, bien pudo ser su padre o su tío.

Lo cierto es que amparado en el conocimiento y en su maestría, el director milanés consigue una de las grandes obras de la historia del cine y da una lección sobre el uso político que se hace de las ideas cuando son manos poco escrupulosas quienes las manejan.
Pero el Gatopardo es más, mucho más; es la triste constatación de que las revoluciones más animosas acaban diluyéndose en cualquier sarao a ritmo de vals, mientras en la calle el pueblo entierra a sus muertos y lava sus heridas con vinacho de dudosa graduación.

El retrato de los personajes es tan perfecto que, sin estar escrito, leemos el nombre de cada uno entre los pliegues de su frente: Don Decadente, Don Corrupto, Doña Ambiciosa, Don Perdedor, Don Cobarde, Don Traidor, Don Crápula.............

El tiempo cae y la arena del reloj es siciliana. En las cocinas del palacete de Donnafugatta se mezclan en las ensaladas: verdes hojas reales, rojos rábanos garibaldinos, endibias de frufrú, espárragos militares de ida y vuelta, aceitunas negras con sotana.... Mientras, la tarde salta como una liebre por los cerrillos, perseguida por la muda escopeta de Don Fabrizio.
Burt Lancaster arroja lejos el sombrero y la batuta de Nino Rota da entrada a una luna sin cara.
Sinhué
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