Sin duda una buena película de cine negro con temas muy visitados, al menos después de 1947; Hay flashes y momentos que me traen a la cabeza films como Una Historia de Violencia, Fuego en el Cuerpo, El Cartero Siempre Llama dos Veces (un año antes)....y bastantes más que hunden sus argumentos en malas mujeres imposibles de olvidar y en hombres empeñados en enterrar un pasado que siempre acaba aflorando.

En este caso la dulzura y el magnetismo de la femme fatale te convencen de que tú tampoco habrías sido capaz de huir de la tela de araña. A pesar de todo, en algún momento, llegas a creer y desear que el hombre con nombre falso recuperará su tranquila, monótona y bucólica vida; que ajustará cuentas con el pasado y que todo quedará en un mal sueño.

Ni los tipos duros, ni los listos, ni los faltos de escrúpulos, ni los corruptos están a salvo de las armas poderosas de la seducción y engaño femeninos. La capacidad camaleónica de esta supuesta "mosquita muerta" para pasar de la miel a la hiel es todo un ejercicio artístico. Los ambiciosos planes de la frágil viuda negra van tomando cuerpo meticulosamente a lo largo del metraje y nuestro detective encuentra en San Francisco el quid de la cuestión y una drástica solución.

No sé qué le dirían a Jacques Tourneur dos actores con hoyuelo, tan grandes como orgullosos, cuando vieron la película montada y descubrieron que Jane Greer, con su luz, les había convertido en sombras. Quiero pensar que tanto Robert Mitchum como Kirk Douglas la felicitaron y entendieron que el robo de protagonismo era justo e inevitable, porque esa menuda mujer había encontrado el papel de su vida y decidió ser imbatible.