No es que el guión falle, sea irreal, cojee o resulte poco creíble.
No es que los actores cumplan mal con su papel.
No es que el ritmo sea moroso.
No es que la dirección sea torpe, aunque visualmente no atraiga nada de nada.
No es que la voz en off de Adriana Ozores moleste, aunque resulte literaria y algo pomposa.

Es, simplemente, que no me interesa lo que el filme cuenta. El conflicto es tan nimio que casi parece más adecuado para una TV movie que para el cine. Los personajes son tan corrientes que no me atraen. Al drama le falta intensidad. Es todo demasiado corriente. Normal. Y no parece que ni guionistas ni directora hayan logrado en este caso extraer la poesía de la vida de cada día, como a menudo logra Mike Leigh.

En fin. Esta película me deja frío. Creo que esa es mi impresión general.