Hard Candy es el último caramelo envenenado procedente de Sundance. Su sabor, también degustado con sorna en Sitges, posee una envoltura deliciosamente oscura. Mezcla de thriller psicológico y erótico, sorprende por su extrema y controvertida claridad. El video-clipero David Slade debuta con una interesantísima revisión del cuento de Caperucita Roja – Neil Jordan (En compañía de lobos), Luisa Valenzuela o Carmen Martín Gaite ya se aventuraron -, y sólo el tiempo dirá si sus dotes como narrador serán flor de un día, o sea, de la moda, o una joya a engrosar el olimpo del género.
Prepárense para un show de terror. Elegante y sencilla en su puesta en escena, Hard Candy te ofrece un encuentro sorprendente, delirante y cómico al mismo tiempo, entre Caperucita, que saca sus artes de Lolita a la red, y bisturí en mano, abandona el rojo por el negro, señal de que su menstruación se tornará violenta, y el lobo feroz, fotógrafo embaucador de modelos.
Denunciar la pedofilia resulta admirable, pero si además se hace desde el feminismo vengativo de una hard candy (adolescente que parece más joven), y los hábitos escabrosos de los internautas, el desasosiego de la propuesta resultará más perturbador. Ellen Page, próximamente en X-Men 3, se erige en icono sexual a través de malsanos diálogos. Fría y bella, encantadora y aterradora, lo retorcido de su mente acompaña la digestión del sexo masculino en un tour de force interpretativo con ínfulas teatrales.
Entre el vómito y el aplauso, Hard candy sólo se equivoca en una reflexión: su resolución, excesiva, pues rebasa contradictoriamente la amplitud moral de su operación, un democrático juego flagrante.
Hoy quedan pocos seres humanos que tengan consejos que dar, fundamentalmente porque hay pocos seres humanos que tengan la necesidad de escucharlos. Nunca, ni en ninguna parte, ha sido el hombre capaz de hacer frente a los avatares de la vida sin recurrir a fantasías que, al tiempo que le alegraban y confortaban, aportaban un alivio imaginario a las tensiones y zozobras de su opresivo entorno. Hard candy alivia tensiones y sirve para presentar y sancionar modelos de comportamiento. Entre adultos, el miedo es utilizado en relaciones perversas para manipular la voluntad del otro: es más rentable gestionar el miedo que gestionar la violencia. El miedo entendido como mecanismo educativo. Dificultades y ansiedades del niño que se ve obligado a abandonar su vinculación dependiente respecto a la madre, y a librarse de su fijación oral. Caperucita Roja expresa algunos problemas cruciales que la niña en edad escolar debe resolver si las relaciones edípicas persisten en el inconsciente, lo que puede hacer que se enfrente arriesgadamente a la posibilidad de ser seducida. No le asusta el mundo externo pero reconoce lo atractivo que puede ser para ella. Y en esto, precisamente, radica el peligro.