Aunque sea mucho mejor su argumento que su posterior desarrollo narrativo, Ibáñez Serrador realizó aquí un trabajo que se ha convertido en un clásico del cine fantástico-terrorífico español. Quízá hubiera sido un magnífico mediometraje, pues su principal problema es el estiramiento de una trama que exige menos metraje del que se ofrece.

En cualquier caso, lo dicho, una película que no es de extrañar que sea considerada por muchos "de culto", por su ambigúedad, su interesante realización y su inquietante retrato de la infancia, con esos niños de la isla realmente amenazadores. Quizá Chicho estaba harto de ver guiris cuando veraneaba, y quiso ahuyentarlos con los niños españoles :)))