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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
7
Comedia Yolanda Bel, una cantante de boleros adicta a las drogas, ve morir a su novio por una sobredosis de heroína adulterada. Asustada, decide recluirse en un convento de las ”Redentoras Humilladas”, una orden cuya misión es proteger a las chicas descarriadas. Yolanda se convierte en la favorita de la Madre Superiora, pero, cuando una ex amante de la monja que huye de la policía, se refugía en el convento las cosas se complican. En el ... [+]
11 de mayo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta este Almodóvar que, aún careciendo de su sello personal tratando de temas de cine dentro del cine y sin poseer su estilo visual característico, presenta un análisis exhaustivo sobre el mundo femenino desde un punto de vista de la religiosidad objetiva empleando una congregación de monjas para componer toda su cámara de personajes, autoproclamándose como las 'Redentoras Humilladas'. El director usa como protagonista a una joven cantante adicta a la heroína, apodada Yolanda Bel (Cristina Sánchez) que, tras ser sospechosa del asesinato de su novio, decide huir en dirección al convento para preservar su integridad judicial, donde conocerá a sus estrafalarias representantes con las cuales mantendrá diversas relaciones. La personalidad que tienen todos y cada uno de los componentes de la obra es magistral, así como la función asignada a cada una que, a priori no pueda resultar relevante, albergan muchísimo interés tanto para la trama como para un análisis conductual más complejo de lo que pareciera. El personaje más interesante no es otro que el de la Madre Superiora Julia (Julieta Serrano), en el cual se focalizan todos los temas principales que sirven para descomponer la película pieza a pieza; el principal, la lectura personal sobre los valores cristianos sin llegar a desprestigiarlos con charlatanería barata como acostumbran otros artistas cómicos, la discersión entre el bien y el mal desde un punto de vista sentimental y de necesidad, la comprensión hacia los grupos marginales de la sociedad, la hipocresía escondida bajo grandes institutrices eclesiásticas y, lo más importante, la perseverancia e importancia de la figura de la mujer frente a aquello que la rodea, sobresaltando el carácter humanista ante la superficialidad. Como he dicho, los otros personajes también forman parte de un espectáculo de maneras frente a apariencias, prevaleciendo la personalidad frente a los hábitos, como es el caso de mi personaje favorito: Sor Rata de Callejón (Chus Lampreave), monja poco convencional en la cual la crisis de fe es la más potente, actuando a su manera y según su forma de ser ofreciendo una reflexión muy interesante sobre el carácter inquisidor de la iglesia. Sor Estiércol, interpretada por una irreconocible Marisa Paredes, no se queda atrás brindando una actuación maravillosa sobre el tormento de la culpabilidad que, aún teniendo un personaje más plano que el resto, sirve como detonante para que la acción suceda. A nivel interpretativo es una brutalidad, en la cual debo mencionar a Julieta Serrano que me ha embaucado tanto por su personaje como por la forma que ha tenido de representarlo a través de una interpretación tan ácida como melancólica, transmitiendo al espectador todo aquello que su personaje no era capaz de decir con palabras. Obviamente, nos encontramos ante una Chus Lampreave en estado de gracia que atenúa la tensión de la trama y dándose íntegramente al recurso humorístico sin ser por ello menos trascendental. Sí que es cierto que no se puede reconocer a Almodóvar por el apartado visual, algo muy bien compensado por la conceptualización del espacio que fabrica con esmero empleando muy pocos escenarios para el desempeño de la acción, pero, aún así, se puede observar ciertos toques kitsch en algunos decorados que, aunque podrían ser de Almodóvar o cualquier otro director, encuentra el perfecto balance entre la sobriedad y la extravagancia sin que ambos carácteres choquen en el desarrollo ni en el espectador. Una vez más, la música juega un papel primordial como refractor de los sentimientos que manejan sus personajes, empleada con dulzura y mucho saber estar, con un gran trabajo del siempre bien recibido Bernardo Bonezzi. Se denota un José Salcedo menos experimentado al ser esta una obra prematura del director manchego, utilizando fundidos e imágenes por degradación química del negativo que, aparte de no encontrar el simbolismo que albergan, me resulta un recurso poco apropiado para el argumento y el tema en el que se centra. Con todo, este Almodóvar me ha gustado más de lo que esperaba tras, donde siempre realiza una disección elegante y educada sobre la figura femenina sin dejarse caer en los tópicos. La recomiendo muchísimo. 'El hombre no se salvará hasta que no comprenda que es el ser más despreciable de la creación.' (7.5).
Tiggy
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