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España España · Barcelona
Voto de Gilbert:
7
Drama Versión libre, de carácter gótico, del popular cuento de los hermanos Grimm, que ha sido ambientada en España durante los años 20. Blancanieves es Carmen, una bella joven con una infancia atormentada por su terrible madrastra Encarna. Huyendo de su pasado, Carmen emprenderá un apasionante viaje acompañada por sus nuevos amigos: una troupe de Enanos Toreros. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2013
39 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero de todo decir que esta es una película estupenda, tiene unos hallazgos asombrosos, y casi todo está a una gran altura. Es una cuasi obra maestra, pero...

Contrariamente a lo que la gente piensa, el cine mudo se filmaba a una velocidad más lenta: a unos 16 fotogramas por segundo. El aumento a 24 fotogramas fue para grabar el sonido en la misma película sin que se resintiese la calidad auditiva.

A partir de entonces la sensación de velocidad del cine mudo paradójicamente se ve en la proyección: al moverse cualquier cosa en un segundo con menos fotogramas parece más veloz al ojo humano.

Pues bien, todo este rollo lo cuento porque el gran fallo de "Blancanieves" creo que viene del intento de paliar esta sensación. Esta es la hipótesis caritativa. La otra es que sencillamente Berger es presa del mal endémico del cine moderno y no se sabe estar quieto.

¿Así que para dar la sensación de velocidad Berger ha decidido hacer una película rápida? Pues no, más bien con prisas. Me explico. Imaginen que van al Museo del Prado. Ahí hay una gran cantidad de arte ¿verdad? Pues en este filme también. Ahora imaginen que les toca un guía con una guinda en el culo, y va embalado a todas partes. Bueno, eso en realidad no es un problema si a uno le dejan tiempo para contemplar cada cuadro. En realidad que en los pasillos el guía vaya rápido no tiene ninguna importancia, hasta se agradece cierta velocidad en lo que en el cine podríamos llamar transiciones.

Pero es que Berger lleva una velocidad normal por el pasillo. Donde te da prisa es delante del cuadro. No se está quieto más de un segundo. Te cambia de plano, o te mueve el objetivo. Todo para intentar imitar el cine mudo de antaño. O sencillamente es porque Berger viene de la publicidad, y es lo que se estila, ni idea de sus motivos.

Ahora imaginen que están delante de un cuadro fantástico del Museo del Pardo. Pero con una condición: sólo lo pueden contemplar durante un segundo antes de cambiar de ángulo de visión o pasar a otro cuadro.

¿Molesta?
Gilbert
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