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Voto de Tony Montana:
10
Cine negro. Intriga. Thriller El profesor Wanley y sus amigos comienzan a obsesionarse con el retrato de una bella muchacha, que está expuesto en el escaparate contiguo al club en que se reúnen. Wanley conoce por casualidad a la mujer del retrato y acepta ir a su apartamento. Pero allí ocurrirá algo inesperado. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2007
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
He decir que esta me ha parecido una de las 5 o 5 mejores películas del maestro alemán, y viendo su monumental filmografía, quiere decir mucho. Una de esas grandes películas que contribuyen a considerar a los europeos como los maestros del cine negro, y en particular a este soberbio genio en la cúspide de los 6 o 7 directores más grandes de todos los tiempos, con una capacidad de retratar el agobio psicológico como nadie es capaz de hacerlo, y aún así insertarle algunos brochazos del mejor humor absurdo europeo, que siempre se agradecen para relajar la tensión, que por momentos en la cinta se puede cortar con un cuchillo.

Teniendo el talento de Lang, un guión tan milimétrico como este sólo vale para convertirse en una obra maestra de la historia del cine, ya que el director demuestra un manejo del suspense sencillamente abrumador, dejando detalles fácilmente apreciables por el espectador, y casi estúpidos, además de tópicos del género, para luego ir dejando que la trama se desarrolle de forma totalmente inesperada, permitiendo al espectador sorprenderse ante hechos que parecían cantados pero que rompen lo que en un principio estaba predestinado a ocurrir. Podría achacarse al guión de cierta debilidad en ciertos puntos, siendo muchas casualidades las que ocurren para permitir el desarrollo de la trama, pero todas ellas se rompen con el hitchcockiano giro final, dotando a la historia de un toque casi paródico, y parafraseando a John Ford, sin las casualidades no tendríamos cine.

Parece que Lang se propone crear un decálogo del cine negro, siendo esta obra un muestrario de las mejores características que dejaron sello en el género, aunando sus conocimientos estéticos alemanes con un guión que le permite el lucimiento. Una pantalla en continua oscuridad, desarrollándose la trama en un 90% en lugares interiores, y con un ambiente opresivo, permiten colocar en el centro de la trama uno de los temas preferidos de este género: el inocente que no sabe cóm ni por qué ha llegado hasta allí, pero que tiene que aprender sobre la marcha a tratarse con chantajistas, mujeres fatales y policías cuyo aliento puede sentir en la nuca. La inteligencia de Lang para engañar al espectador le convierte en una de las películas más mentirosas junto a La soga y Con la muerte en los talones, aunque quizás estas no cuenten con la maldad y el cinismo de Lang. El reparto está perfecto, sin una sola pega, especialmente Edward G. Robinson, uno de los actores más infravalorados de la historia, un auténtico monstruo de la actuación, dejando aquí un papel derrotista y abatido, y Joan Bennet, que aparece tremendamente seductora. Lo dicho, si no perfecta, poco le falta
Tony Montana
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