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Voto de AdolfoOrtega:
7
Drama Delft, Holanda, 1665. Griet entra a servir en casa de Johannes Vermeer, el cual, consciente de las dotes de la joven para percibir la luz y el color, irá introduciéndola poco a poco en el mundo de su pintura. Maria Thins, la suegra de Vermeer, al ver que Griet se ha convertido en la musa del pintor, decide no inmiscuirse en su relación con la esperanza de que su yerno pinte más cuadros. Griet se enamora de Vermeer, aunque no está segura ... [+]
29 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine, con desigual acierto, ha reflejado con asiduidad la vida y obra de artistas pictóricos. Desde la magnífica "Mouline Rouge", en la que John Houston indaga en los tormentos físicos y morales de Toluse Lautrec, hasta la patética "El Greco", producción griega, que manipula la biografía del artista cretense para redundar en el mensaje anticlerical tistemente tan recurrente para nuestros autores. Frida, Rembrandt, Van Gogh, Picasso, Miguel Ángel... la lista es larga, porque los cineastas han encontrado en la vida del artista no sólo una existencia llena de circunstancias excepcionales, sino, especialmente, la difícil convivencia en la mente humana del genio con el indiviuo, o el alumbramiento del proceso creativo.
La película que nos ocupa es una producción británica que filma en el año 2003 Peter Weber, y, aunque, a priori pudieramos englobarla entre las películas que indagan en la vida de un pintor, como las anteriormente expuestas, tras su visionado la excluríamos de tan extenso grupo. En la cinta, el maestro Verneer no es más que un personaje secundario, y el verdadero protagonista es una obra de arte, un cuadro de su autoría..."La joven de la perla".
Este enfoque es de por sí mucho más original, atrevido y valiente, porque exige que la película sea digna de reflejar una obra que el tiempo ha colocado entre las más valoradas del arte europeo del soglo XVII, y, en mi opinión, la cinta aprueba con nota.
El cuadro, que sirve además de epílogo de la película, es analizada por Webber en distintos aspectos. El cineasta, a partir del estudio del rostro, idea una trama para justificar la expresión de resignación y de lucha interna que atisba en la joven que sirve como modelo. He aquí el hilo argumental de la película. Sobran muchos personajes en él, puesto que su presencia no aportan nada a una historia bastante insulsa, pero la interpretación de Scarlett Johansson es más que correcta, y la recreaión de la Holanda del siglo XVII es buenísima. Con todo, lo mejor de la cinta es el magnífico estudio de la luz y del color, valiéndose de una estupenda fotografía. Escenas como la de la apertura de las ventanas del estudio, o aquellas en las que se mezclan los pigmentos justifican, por sí mismas, el visionado de la película, y son dignas de una empresa tan valiente, compleja y delicada como el abordaje de una obra de arte.
AdolfoOrtega
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