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España España · madrid
Voto de elías:
8
Ciencia ficción. Drama. Romance Narra una historia de amor no convencional, ambientada en un mundo distópico, en el que según las reglas establecidas, los solteros son arrestados y enviados a un lugar donde tienen que encontrar pareja en un plazo de 45 días. El tema central es la soledad, el temor a morir solo, a vivir solo, y también al temor a vivir con alguien. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El griego Yorgos Lanthimos alcanzó con “Canino” al público internacional gracias a la contundencia de sus estigmas. Dentro de la claustrofobia de sus planos fijos y con una estética un tanto ensimismada, las señas de su universo despertaban preguntas voraces alrededor de temas como la comunicación, la violencia o el aislamiento. Dos años más tarde, el éxito le condujo a repetir la misma fórmula para “Alps”, un trabajo más arisco pero dotado también de momentos sugerentes. Sujeto a una surrealista propuesta y en clave de ciencia ficción, el argumento de su última película nos lleva esta vez hasta una dimensión metafórica en la que aquellos que no tienen pareja son sometidos a escalofriantes procesos de supervivencia. Pese a contar con un elenco principalmente hollywoodiense, el cocinero detrás de esta “Langosta” tampoco se olvida de plasmar a dentelladas la marca de su personalidad poderosa. Además, el reparto resulta de lo más apropiado. Con un enternecedor Colin Farrell en el personaje principal y, sobre todo, la sorpresa de una despiadada y antagónica Léa Seydoux.

El resultado es rotundo y todo gira en una delirante espiral en torno a la idea del amor. En el interior de sus escenas, la narración guarda un buen número de sagaces reflexiones sobre la soledad y se recrea en la trastienda de las relaciones de pareja. La subversión nace con la forma de una sátira tronchante y se desarrolla con precisión. Todo aderezado con las frecuentes perlas agresivas del cine de Lanthimos. Sin tregua, la mirada de su autor excava en la pobreza sentimental global y también en las insatisfacciones más íntimas del individuo. Asoman las orejas de todas las mentiras, las frustraciones y los deseos que ocultamos cuando nos referimos al querer. No obstante, la cosa no queda tan solo ahí. Durante el transcurso de los acontecimientos, se juega al despiste y, tras la sucesión de unos perversos coletazos de guión, su mensaje se impregna más adelante de una tristeza con gusto agridulce. Y ahí brota toda la verdad, en su segunda parte. Sin abandonar completamente el humor oscuro del primer capítulo, es en este acto donde se encuentran sus mayores peligros al sorprender con el contenido envenenado de su discurso. Ataca, de cara al final, sin paliativos ni cursiladas hasta las últimas consecuencias del enamoramiento. No titubea en ir justamente a la yugular de quien haya entrado en su mundo enloquecedor.

Lo malo es que no toda la audiencia estará dispuesta a conectar con una proposición tan marciana y personal como la de “Langosta” y la lentitud de su ritmo provocará que más de uno la rechace sin más miramientos. Sin embargo, cuando uno sabe a lo que se expone y acepta las pautas, dará con una película asombrosa y sólida. Al fin y al cabo, se trata de un artefacto que, al recorrer con inteligencia caminos sinuosos, consigue conmover y fascinar.
elías
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