Todo un clásico del cine romántico, que mezcla el amor y lo paranormal de un modo totalmente honesto y sin recurrir a grandes efectos especiales, ni trucos fáciles. El amor de la pareja protagonista llega al espectador, en parte gracias a la hermosa escena de la arcilla, por ello nos es fácil entender la melancolía del personaje de Demi Moore, totalmente cautivadora y que conecta con el público desde el primer momento.

Respecto a Patrick Swayze, su situación de enamorado que desea, por encima de todo, contactar con su novia, es otro de los grandes aciertos ya que desde la butaca esperamos que esto llegue a suceder, y asistir al encuentro de dos mundos que, en el fondo, no son muy diferentes y que se encuentran unidos por el amor.

La nota divertida la pone Whoopi Goldberg, como pitonisa saca-cuartos, pero con un gran corazón y que ayudará a Patrick Swayze a conseguir su propósito, sin duda sus escenas son un punto alegre en una película con bastante carga emotiva, que puede hacer que derramemos alguna lágrima ante el fabuloso climax final.

Lo mejor: Que las emociones llegan.
Lo peor: que Demi Moore y Patrick Swayze no hayan vuelto a acertar con ninguna otra película.