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España España · Avila
Voto de Japa:
6
Ciencia ficción. Fantástico A finales del siglo XXIII, en la Tierra sólo sobreviven dos razas humanas: los inmortales, una casta privilegiada que no envejece y lleva una vida placentera; la otra raza vive miserablemente y sólo confía en Zardoz, el dios al que veneran. Zardoz decide elegir a unos cuantos hombres, les entrega armas y los adiestra para enfrentarse a los inmortales. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2009
35 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del incontestable éxito de “Deliverance”, Boorman podría haberse embarcado en cualquier producción hollywoodiense de alto presupuesto. Sin embargo, fiel a su estilo, prefirió rodar una rocambolesca historia de ciencia ficción, escrita y producida por el mismo, al lado de su casa en Irlanda y por cuatro duros.
Lo primero que llama la atención de “Zardoz” es lo mal que la ha tratado el tiempo: si “Infierno en el Pacifico” a ganado con el paso de los años, esta claro que “Zardoz” fue sobrevalorada en su día.
En su búsqueda de “autoria” Boorman pergeñó una historia complicadísima, llena de matices y de una imaginación apabullante. Casi nadie la entendió en su día y hoy por hoy tampoco es nada fácil de comprender, aunque probablemente resulte más fácil por elementos “adelantados” como la idea de un ente “ordenador” que conecta a todos los humanos (el Tabernáculo) o la reproducción genética.
Tras unos primeros 20 minutos realmente fascinantes y misteriosos (los títulos de crédito son de lo mas turbadores que soy capaz de recordar) la historia se detiene dentro del Vortex y Boorman se explaya contándonos la vida y costumbres de los inmortales. Y aquí la cosa empieza a encallar: los decorados, vestidos y amaneramientos de los inmortales podrían ser muy interesantes en los años 70, pero a día de hoy resultan petulantes, ridículos y groseramente ambiguos. Hasta el punto de que la carga de profundidad que Boorman suelta a modo de crítica a la sociedad queda soterrada a los ojos del espectador contemporáneo. Y es una lastima porque la trama tiene miga y lecturas muy interesantes.
Para la fotografía Boorman contó (otra constante en su cine) con uno de los grandes: Geoffrey Unsworth, y el uso de la 7ª Sinfonía de Beethoven es un gran acierto (seria usada después, en un plagio torpe, por Alex Proyas en esa cinta con Nicolas Cage cuyo nombre ni recuerdo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Japa
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