La crítica patria, y cuando digo patria quiero decir española, es tradicionalmente condescendiente con nuestro cine, en fin paternalista, aunque se trate de un director catalán-catalanista que, a efectos de producción y distribución, no desdeña el dinero español. Y así ha sido en este caso.
No comparto a quienes veían en "Trumbo" una gran película. Demasiado pagado de sí mismo, lento, aburrido y atribulado como si de un argentino se tratara, en esta ocasión el aburrimiento se ve multiplicado por el más largo metraje del invento, una serie de seis capítulos.