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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Comedia Narra la historia real de la producción de la película 'The Room', que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia". Dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, 'The Room' se ha estado proyectando en salas -completamente llenas- por toda Norteamérica desde hace más de una década. 'The Disaster Artist' es una comedia sobre dos inadaptados en busca de un sueño. Cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, ... [+]
28 de mayo de 2018
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Enfriado el entusiasmo con que hace unos meses fue saludada —Concha de Oro en San Sebastián, entre otros parabienes—, de esta “The Disaster Artist” cabe decir que se trata de una película anodina acerca de una película pésima. Qué necesidad había es, quizá, lo que encuentro particularmente discutible, toda vez que Tim Burton ya lo había hecho antes y mejor con “Ed Wood” (ídem, 1994). Y conste que no formo parte de esa claque entregada a sus ocurrencias amaneradas.
Habiendo tantas buenas películas y teniendo una sola vida para verlas —asumido, además, que muchas se nos escaparán, por desconocimiento o simple, lógica falta de tiempo—, creo absurdo dedicar siquiera un minuto a la contemplación de una obra que de antemano sabemos objetiva e inapelablemente mala. Que su nulo valor artístico la convierta en objeto de culto escapa a mi entendimiento, salvo que ello responda a un prurito elitista —“me gusta lo que no gusta a nadie, soy así de original”—, lo cual, paradojas del quererse único, acaba por vaciarse de contenido en cuanto se vuelve masivo.
Wood carecía de talento y de medios, pero al menos era un cinéfilo. El nefando Tommy Wiseau, en cambio, se revela como un ignorante supino; eso sí, con dinero a espuertas para derrochar en sus delirios de grandeza. De modo que, al final, de lo que se trata es de reírle las gracias al rico. Ni más ni menos, tan antiguo como el mundo. Por mi parte, me niego a participar en ese juego legitimador y en absoluto inocente.
James Franco, factótum de todo esto, no lo ve así. Al contrario, se apresta a poner su granito de arena en la construcción de esa especie de contra-epopeya del inadaptado que se ríe del sistema y no a la inversa. El problema es que lo hace con una cinta hipotensa y sin gracia en la que tampoco su papel merece mayor reseña, pues el Wiseau real ya constituye en sí mismo una caricatura grotesca. En resumidas cuentas, sólo en el contexto de una cosecha cinematográfica mediocre se explica el éxito de tamaña tontería insípida.
Carorpar
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