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Voto de Arponero Sánchez:
9
Drama Hirayama parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de retretes en Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música y los libros. Le encantan los árboles y les hace fotos. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que no hago spoiler si cuento que “Perfect Days“ nos narra la historia de un hombre que dedica su vida a mantener los retretes públicos de Tokio (al menos los que le asignan) en un estado impecable.

Digo “dedica su vida” y no “se gana la vida”, porque en ningún momento nos dice que el protagonista se dedique a esa tarea por necesidad. Más bien el contrario, la impresión que sacamos es que lo hace por elección. Y eso es ya una de las características de "Perfect Days", no nos explica absolutamente nada, todo lo deducimos de lo que vemos hacer al protagonista y a las personas que le rodean. Hay poquísimos diálogos, y tanto es así que me pregunto si Wim Wenders consideró en algún momento la provocación de hacer una película muda. No lo hizo, pero el resultado se acerca bastante.

Como añadido a esa absoluta ausencia de explicaciones, hay que destacar en lo positivo que la película no cae nunca en eso tan habitual hoy en día de contarnos en palabras lo que sienten los protagonistas. Una costumbre muy extendida, posiblemente por la incapacidad de guionistas y actores de conseguir que nos enteremos de otra forma. Al contrario, “Perfect Days” sigue al pie de la letra la máxima del legendario crítico Dwight McDonald: no editorializes las emociones, muéstralas!!! Y eso lo hacen los actores fantásticamente, sobre todo un Kōji Yakusho sensacional.

La fotografía de Tokio es espectacular, esos amaneceres urbanos llenos de luz y detalles, cuyo efecto se amplifica porque no sólo los vemos nosotros, los vemos a través de los ojos de Hirayama, y esa es otra de las cualidades de “Perfect Days” que la hace excepcional.

Sin embargo, no todo es perfecto en “Perfect Days”, y no le he puesto el 10 porque hay algo que he echado en falta en la historia: una evolución del personaje, un Hirayama que al final no fuera el mismo que al principio. La hubiera hecho redonda y convertido en una obra maestra. No lo es, aunque se queda muy cerca.

No es película para un público impaciente o acostumbrado a las emociones mascadas. Tampoco si tu sensibilidad es la del granito de Guadarrama, en ese caso mejor emplea tu tiempo en otra cosa.

En resumen, una película encantadora, llena de detalles y expresividad, y que nos deja una sensación de tranquilidad y felicidad que sólo por eso vale la pena ver. Ese plano final del señor Hirayama en su furgoneta... os la recomiendo encarecidamente.

Como guinda a esta crítica y por aportaros algo entretenido, he investigado brevemente en el tema de los retretes públicos japoneses, y he descubierto que es una mina que da muchísimo de sí. He averiguado, por ejemplo, que los “washlets” más sofisticados (ese tubito extensible que sale del inodoro y tira un chorrito de agua para limpiarse) son programables y se puede seleccionar entre dos orientaciones del chorrito: hacia el ano (posición de “limpieza familiar”) o hacia la vulva (posición de “limpieza femenina). Y no me lo invento, lo juro, lo he encontrado en la wiki!

Aunque cuando me he quedado ojiplático ha sido cuando he leído que venden un aparato llamado Otohime que produce un ruido en el baño similar al del agua al descargar la cisterna, y cuya utilidad es disimular los ruidos corporales que hacemos en el retrete. Al enterarme he ido inmediatamente a encargar uno en Amazon, pero no lo he encontrado. Sigo buscando!!!

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Arponero Sánchez
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