Entre tantas escenas desgarradoras, primeros planos de niños llorando y mucha, mucha, mucha angustia, generada exprofeso por situaciones desesperantes, rescato las actuaciones de los protagonistas, especialmente de aquellos absolutamente desconocidos para la mayoría de los espectadores.
En cuanto a la trama, creo que el armado de la estructura ya no asombra a nadie, y en este film en particular resulta poco convincente el nexo entre el nudo de la tragedia y la historia de Japón, que sin duda es un relato conmovedor, pero que poco tiene que ver con lo que simultáneamente sucede en EE.UU, México y Marruecos.
En fin, si uno puede abstraerse de algún que otro golpe bajo y está de ánimo para la oleada de tristeza que transmite la película, creo que vale la pena verla para así poder cerrar la trilogía del director de "Amores Perros" y "21 gramos".