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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
10
Comedia. Drama Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2015
48 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estado de shock. Ahí sigo instalado horas después de haber asistido al estreno del nuevo trabajo de Alejandro González Iñárritu. A Riggan Thompson, el protagonista del mismo, no le gustan ni las críticas ni los críticos tal y como deja patente en uno de los momentos cumbre de la obra, así que me da cierto pudor empezar a deshacerme en elogios baratos que quizá pudieran sonar huecos cuando no directamente inservibles. No conviene despertar la ira de Birdman. Que conste en acta en todo caso lo que me ha noqueado la experiencia.

Porque más allá de cualquier consideración artística y cinematográfica, “Birdman” es precisamente eso, una experiencia, inabarcable como toda experiencia que se precie de serlo. Después de esto, el mexicano Iñárritu se confirma como uno de los mayores talentos creativos del cine de nuestros días. Justamente, su mirada y su dedo acusador apuntan de manera directa a la forma que tienen sus contemporáneos de concebir el espectáculo y el arte. Todo huele a cojones y a fracaso en una habitación, en un edificio y en una ciudad que reconocemos con facilidad; todo y todos, el ego, el narcisimo y las frustraciones de los actores, la arrogancia de los críticos, el infantilismo del espectador.

“Birdman” podría considerarse también como el falso biopic consagrado a la figura de su protagonista, un sublime Michael Keaton que vuelve al cine por la puerta grande y cuya carrera hasta ahora ha transcurrido casi en paralelo a la del personaje que interpreta. No solo Keaton resucita en esta película, también Edward Norton a quien teníamos algo perdido desde hace algún tiempo y que aquí también lo borda, y Enma Stone que por fin logra sacarle partido y expresividad a esos luceros que tiene por ojazos. Iñárritu recurre a uno de los grandes tópicos argumentales del cine, el de la redención (que no solo buscan los personajes, también los actores en un interesante juego metaficcional); lo hace con tal frescura que parece que es la primera vez que lo veamos tratado en pantalla. Quien junto al guate Arriaga “inventara” la llamada narración fragmentada opta por contarnos su historia de un tirón, sirviéndose de un prodigioso falso plano secuencia, porque la vida no es ni más ni menos que eso, un grandísimo plano secuencia en el que no caben cortes ni montajes paralelos. Tampoco parece haber artificios en esa cámara loca y casi invisible que se cuela por ventanas, atraviesa puertas, recorre pasillos, sube, baja para volver otra vez a subir. Como Birdman.

Un falso biopic a través de un falso plano secuencia y una falsa doble interpretación. Falsedad bien ensayada en cualquier caso como dice la copla que se manifiesta en ese múltiple juego de espejos con la imagen del actor desnudándose en platea ante su público o con la obra contagiándose del espíritu y del realismo sucio de Carver en el que se mira.

Ahora solo espero finalmente que Riggan Thompson sepa perdonar estas palabras tan vacías y sin sentido. No me queda más que darle las gracias por haberme hecho testigo de su vida y de su historia. Y por haberme dejado claro una vez más que solo los espíritus libres como él son capaces de resurgir de las cenizas y de remontar el vuelo entre las ruinas.
Juan Solo
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