‘La cuarta fase’ es una película que podría atreverme a definir como “docu-realista”. Acuño este término porque el film viene a mezclar imágenes de ficción con imágenes supuestamente “reales”, imágenes de fragmentos de la entrevista a la “verdadera” Dra. Abigail y fragmentos de sesiones de hipnosis con sus pacientes. Estas supuestas “imágenes reales” están combinadas con las de ficción con un estilo visual de viñetas muy similar al que vimos por ejemplo en ‘Hulk‘ (Ang Lee, 2003) aunque otras veces se nos muestran totalmente en pantalla. Esta técnica empleada con cierto éxito por el director Olatunde Osunsanmi es utilizada básicamente para tratar de conseguir un mayor impacto en la credibilidad de los hechos que se nos narran en el film, para tratar de convencernos de que los sucesos que atormentaron a la Dra. Abigail fueron absolutamente reales.

Centrándonos en lo que es el film pues estamos ante una producción modesta que entretiene, y que no pretende ni quiere asombrarnos con grades efectos especiales ni con un gran despliegue de luces. ‘La cuarta fase’ trata de introducirse en el fenómeno de los abducidos desde una perspectiva absolutamente “realista” y minimalista, es decir, no esperéis encontraros aquí algo parecido a ‘Encuentros en la tercera fase’ porque entonces realmente os vais a decepcionar y muchísimo.

Los actores que intervienen brillan todos de manera positivia pues la ausencia de alardes técnicos ha provocado que ellos sean los verdaderos protagonistas por encima de cualquier efecto. Aquí tenemos como caras más conocidas a una sobria y dramática Milla Jovovich, Elias Koteas y Will Patton mostrando en pantalla una autoridad y un poderío digno de alabar.

En definitiva: un film entretenido, curioso y modesto que destaca básicamente por la combinación de ficción y “realidad”, y por las destacadas actuaciones de los protagonistas.

-Lo mejor: Tratar de forma "realista" y minimalista algo tan "espectacular" como las abducciones.

-Lo peor: Al final, todo era mentira y según se expuso en 'Cuarto Milenio' la Doctora Abigail nunca existió, un ejemplo más del "marketing-viral".

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