Seth Rogen nos trae un bufete libre para mayores, adornado con matasuegras y banderines de colores y con Edward Norton como sommelier.

La peli alterna lo chistoso con referencias históricas seguido de un humor bañado en ácido buscando claramente la grosería injustificada. Es un largometraje entretenido aunque tiene momentos que rallan lo aburrido, dado que abusan mucho de las referencias sexuales. Empieza de una forma fresca e innovadora, pero a mediada que se va desarrollando los alimentos se empiezan a descomponer, al final remonta provocando un potaje que deja un sabor agridulce en el espectador. Este nivel de estupidez combinado con una guarrería extrema té desconcierta entre si reírte o pensar –¿Qué hago yo aquí?- . Aunque pases un buen “desconcertante” rato la película tiene una trama muy llana.

Otro aspecto en el que hay que hacer hincapié, es la gran animación que se muestra en la película donde no tiene que envidiar a otras compañías como Pixar (y en buena parte de la película se burlan de ellos o les hacen un homenaje con Seth Rogen nunca se sabe).

En resumen, la peli no está hecha para explicar nada importante ni te va a fascinar, esta hecha con tal de entretener mediante groserías y guarrerías populares y como tal es un deleite para el paladar.