¡Shazam! supuso un soplo de aire fresco dentro del género de superhéroes. Cautivó a grandes y pequeños por su hilarante sentido del humor, mezclado con una historia personal que tocaba la fibra sensible. En este caso, se ha optado por seguir con ese humor de “niños grandes” que funciona, ya que los personajes son adolescentes en cuerpos de superhéroes y las inocentadas, burlas y estupideces están servidas. Aunque, tal vez, se debería haber profundizado más en las vidas y conflictos de esta peculiar familia de seres mágicos.

Es verdad que no transmite de la misma forma que ocurrió en la primera entrega, pero las actuaciones son enérgicas y han aportado efectos resultones a nivel visual que se agradecen. Las escenas de acción se notan diseñadas a conciencia, con calidad y atención al detalle. Además, han innovado en el concepto estancado y arcaico de los malvados de las superproducciones y han optado por mujeres malvadas con mucha sangre fría.

¡Shazam! La furia de los dioses es una película familiar en la que no solo importan héroes y villanos. Su mensaje queda claro, antes que héroe, se es humano y se es familia y eso está por encima de todas las cosas. Evoca un mensaje positivo sobre la importancia de mantenerse unido a las personas que quieres y cómo, con ayuda, se vencen las adversidades.

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