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Voto de Demetrio Rudin:
8
Ciencia ficción. Aventuras Inglaterra, 1899. Un científico construye un vehículo que le permite viajar a través del tiempo. Con él emprende un alucinante viaje a través de los siglos y es testigo, entre otros acontecimientos, de la Segunda Guerra Mundial y de un holocausto atómico en 1966, del que sale ileso. Su último destino es un paradisíaco lugar del futuro, cuyas gentes viven en el año 802.701, donde le tocará vivir una increíble aventura. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2006
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la Noche vieja de 1899 un joven inventor aficionado del que solo conoceremos su nombre, George (Rod Taylor) recibe a sus invitados en una cena de fin de año, donde les muestra un pequeño prototipo de su última creación: una máquina del tiempo. No es extraño que piensen que el exceso de trabajo lo ha trastornado. Luego que sus escépticos amigos se retiran, toma su verdadera máquina para probarla en un viaje hacia el futuro.

Guión basado en la novela de H.G.Wells, para una excelente película de sci-fi rodada a comienzos de los sesenta. Aunque la trama ofrece algunas digresiones respecto a la obra original, referidas principalmente a la intrusión de la tercera guerra mundial, notable preocupación por aquellos días, el film se mantiene fiel por lo general al relato de Wells. El trasfondo de este título resulta bastante obvio; refleja claramente la evolución de la especie humana hacia un mundo de sumisión teñido de una felicidad relativa. El tiempo es otro elemento básico en el desarrollo de la historia, una historia narrada mediante un largo flash-back con una tensión creciente.

Los efectos especiales de El tiempo en sus manos están muy bien conseguidos en líneas generales; adoleciendo ligeramente en el bombardeo a Londres durante la primera guerra mundial, pero brillando especialmente en la elaboración de decorados y en la ralentización o aceleración del sol y del maniquí a través del tiempo. Merecido Oscar® para este trabajado aspecto de la cinta. Rod Taylor ejerce una muy buena interpretación en el papel de inventor aventurero y en cierto modo salvador. Por otro lado la primeriza Yvette Mimieux realiza una caracterización demasiado rígida de su personaje con una expresividad prácticamente inexistente. Magistral dirección musical de Russell García, que combina de forma fantástica, unas exaltadas composiciones de la familia de cuerda con unas matizadas y armoniosas melodías de violín.

La película goza de otra versión posterior del 2002 bastante peor que su predecesora. Indispensable largometraje de ciencia ficción, para entender la repercusión social de este genero en la década de finales de los cincuenta y principios de los sesenta.
Demetrio Rudin
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