"La fuerza del cariño" refleja, básicamente, la relación de una madre y una hija. Una relación algo tormentosa, con sus momentos buenos y malos. Aurora es una madre protectora, que ha velado por su hija desde siempre, desde que era un bebé (inolvidable secuencia inicial). Eso le ha obligado a poner límites en la libertad de su hija, Emma. En su adolescencia, Emma decide romper esos límites y se descontrola un poco. No obedece a su madre y se guía, simplemente, por sus instintos y ambiciones, y no deja que la voz de la experiencia influya en sus decisiones.
Debido a este motivo, su relación es irregular. Nunca pierden el contacto, pero viven temporadas mejores y peores.

Fue la gran triunfadora de los Oscar de 1983, consiguiendo 5 premios (Pel·lícula, dirección, actriz para MacLaine, guión adaptado y actor secundario para Nicholson), y, la verdad, tampoco estaban tan inmerecidos.

El guión es simple pero efectivo. La historia está bien contada y los personajes bien escritos.
Entretiene y te llega a emocionar en bastantes ocasiones.

La interpretación de Shirley MacLaine es impresionante. Su actuación es muy natural y llegas a sentir empatía en ella. Merecidísimo Oscar el suyo, además, que se lo debían.
Debra Winger no se queda atrás. Una interpretación tan grande como la de MacLaine. Sus escenas finales son sobrecogedoras. Lástima que no pudieran tener un ex-aqueo en los Oscar.
Jack Nicholson, interpretando a un personaje que sólo puede hacer él, como siempre, fantástico. Otro merecido Oscar.
Mención especial también la breve pero buena interpretación de John Lithgow. Remarcable.
Jeff Daniels y Lisa Hart Carroll (la amiga de Emma) también están bastante correctos.
Los demás, a parte de los niños, no sobresale ninguno, aunque no son malas sus actuaciones.

Técnicamente, es una película simple, bien hecha y sin ningún aspecto a destacar, a excepción de su conmovedora banda sonora.

Muchos la tacharán de cursi, pero ciertamente, lo que cuenta es verdad.
Las relaciones madres e hijos no son fáciles. A medida que pasa el tiempo, aparece nuevas formas de pensar y de actuar en la figura del hijo. Eso puede causar ciertos problemas de convivencia, como los que se muestran en la película, que hasta pueden llegar a límites extremos. Pero en el fondo, pase lo que pase, todos querrémos siempre a nuestras madres que, desde antes de que nacieramos, ya habían sufrido por nosotros.