"El método Arrieta" nos muestra la vida de Lourdes y Mentxu Arrieta. Gracias a una oportuna voz en off conocemos cuál es la historia de estas dos hermanas. Sin embargo, Gil Munárriz huye del sentimentalismo e incluso del típico mensaje de ensalzamiento del espíritu de superación. Lo que verdaderamente me ha gustado de esta película es que el retrato de lo cotidiano no refleja la lucha por la integración, o por superar las limitaciones que implica una discapacidad, sino la normalidad con la que afrontan todas sus actividades. Nos quedamos asombrados de su espíritu constructivo. Lourdes y Mentxu tienen mucho que enseñarnos sobre cómo enfrentarnos a la vida, pero ellas mismas no parecen ser conscientes de ello. Su gran ilusión es que su particular código de comunicación perviva después de su muerte. Un empeño romántico y titánico, casi utópico. Y es curioso que sea Mentxu la que se vea más comprometida en ello. Seguramente sea porque para ella el "método Arrieta" no es sólo un lenguaje, sino más bien el nexo de unión con su hermana y, con ello, el símbolo vivo de una relación única y especial.

Todo lo relativo a la capacidad de superación de las dos hermanas se nos presenta con una mayor claridad no a través de ellas directamente, sino de sus padres, dos personas muy diferentes y a la vez complementarias. El padre no conoce el lenguaje Arrieta, pero su mirada transmite muchas cosas.

Incluso ante un drama familiar que sacude sus vidas la respuesta de las Arrieta es la de una gran fortaleza, sin estridencias. Quizá sea porque están acostumbradas desde siempre a dar la cara ante la adversidad.

En fin, un gran documental, muy inteligentemente planteado, sobre una historia que merece la pena conocer.