El argumento es digno de cualquier comedia de los hermanos Coen... Lo que ocurre es que se trata de un caso real... Craig Gillespie hace una película muy meritoria a partir de una historia muy macabra, y explota con acierto el recurso de darle un tratamiento aparentemente documental. La historia se nos cuenta como un relato en flashback de cada personaje (sí, a lo Ciudadano Kane), y ello proporciona la riqueza de la variedad de los puntos de vista, y también una distancia que impide cualquier tipo de sensacionalismo. A pesar del título, Gillespie no hace un relato biográfico de la protagonista (que habría dado mucho de sí), sino que hace un cuadro de conjunto, más coral. También hay un acertado trabajo de guión y de montaje, a fin de dosificar la información que se da al espectador en cada momento. Con todo ello, es posible empatizar con unos personajes bastante sórdidos, aunque mediatizados por su entorno moral y cultural, sin que ello suponga hacer concesiones en busca de la emotividad fácil. El tono aparentemente serio no evita los acertados toques de humor negrísimo. La iluminación es siempre turbia, como la trama. Uno no sabe si sentir asco, lástima, o soltar una carcajada. Y, para acentuar este efecto, nada mejor que unas grandes interpretaciones de las actrices protagonistas. En definitiva, una película muy redonda.