"The master" es cine en estado puro. Muchos espectadores poco informados (entre ellos, yo) pensábamos que la película era un retrato más o menos crítico sobre los órígenes de la Cienciología. Sin embargo, de eso hay poco. Paul Thomas Anderson toma ese argumento (que en otros directores habría dado lugar a desarrollos muy diferentes) y lo distorsiona casi por completo. En realidad, la película es una demoledora crítica a todas las religiones en general. Y, si se me apura, a toda nuestra sociedad en su conjunto. Nuestra vida, tal y como la entendemos, no es más que la sublimación de relaciones antagónicas y simbióticas entre dos personajes diferentes, que se complementan y se necesitan: por un lado, los "iluminados"; por otro lado, los "desarraigados", sin oficio ni beneficio... En medio estamos todos...

Paul Thomas Anderson se vale de unos actores en estado de gracia para mostrarnos una historia de violencia, deseo, desarraigo, poder... Todo ello con situaciones simbólicas y hasta surrealistas, que pueden dejar al espectador perplejo en muchas ocasiones. El problema, sin embargo, es que detrás de ese gran oficio en el modo de plasmar la historia, la película desprende una gran frialdad. "The master" impacta, hace pensar, pero no emociona. Es difícil identificarse con los personajes, y más aún empatizar con ellos. Y seguramente ello hace que el mensaje de Anderson pierda fuerza y quede un tanto deslucido, en mi opinión. De todas formas, es una muestra más de que hay que tener en cuenta a este director, por su arriesgada manera de contar una historia.