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Voto de JOOOSEEPH:
10
7,4
16.823
Drama
Léo Lauzon es un niño que vive en un humilde barrio de Montreal, atrapado en una sórdida existencia. Cada noche intenta evadirse por medio de los recuerdos, los sueños y su desbordante imaginación, pero la cruda realidad familiar interrumpe siempre sus fantasías: tiene un padre obsesionado por la salud intestinal de toda la familia, un hermano culturista que vive preso del miedo, dos hermanas que padecen trastornos mentales, un abuelo a ... [+]
1 de diciembre de 2005
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de mis películas favoritas, de temática y métodos arriesgados.
Muchos analizan "Léolo" principalmente desde la locura, pero a mi humilde entender no es ése el tema central de la película. Sólo voy a comentar una de las muchas cuestiones que esta película atraviesa, que suele quedar relegada en otros análisis: la naturaleza del impulso artístico (en este caso, la escritura).
¿Qué lleva a Léolo a empezar a escribir? Artaud afirma que "...no hay nadie que jamás haya escrito, pintado, esculpido [...], a no ser para salir de su infierno..."
En el ghetto de Montreal, casi adolescente, Léolo empieza a percibir en qué consiste realmente su vida: su familia está hundida en una pobreza que no se caracteriza por falta de comida, sino por una absoluta ausencia de aspiraciones e inquietudes mayores. Este perfil está principalmente encarnado en su padre, "...como tantos otros...un perro que mordía su perra vida". Sus hermanas se han abandonado a la locura, su hermano se infla de anabólicos porque cree que los músculos le darán personalidad. Su enorme madre navega como puede en este mar de calamidades, tratando de llevar adelante con su esfuerzo a la familia entera. Su amargado abuelo se divierte morbosamente con la musa, Bianca. Todas estas cosas pueden parecer un simple recurso grotesco, pero en verdad pintan una vida sumergida absolutamente en la mediocridad, en donde los personajes "hacen de cuenta" que son auténticos y que viven dignamente. Y a todo esto, se suma una fantasma que inquieta a Léolo más que ninguna otra cosa: la locura hereditaria, manifestada ya en su padre, su abuelo y sus hermanos. La locura aterra a Léolo porque es un estado que le haría perder el "control" que aún tiene sobre su vida: mientras sueñe, mientras no pierda su cabeza y afirme que hay "más vida de la que puede abarcar", que hay mucho más que las empobrecidas calles del ghetto y las miserias del “país de lo cotidiano”, aún hay esperanza para él, por lo menos aún es dueño de sí mismo.
Los sueños mantienen vivo a Léolo: de pronto está en Sicilia, con su virginal musa cantándole. El "domador de versos" le ha "regalado" un libro que le muestra una forma distinta de afrontar la vida "... todo lo que le pido a un libro es que me inspire energía y valor..."
Así pues, la vida abruma de experiencias (durísimas mayormente, bellísimas otras) a Léolo, que escribe para no "reventar". Hay en él una acumulación de vivencias (profundizadas por su lucidez y sensibilidad) que lo sobrepasan y lo llevan a expresar en la escritura ese "mar" de situaciones. El recurso semiótico del agua, las imágenes de Léolo en el fondo del mar, nadando hacia el tesoro, no son caprichosas. Es una alegoría de su propia vida.
Demás está decir el peso que todas estas cuestiones tienen al final de la película...
Aún hay muchísimo más para sacar de "Léolo"...no seguiré comentando porque esto ya se hace demasiado largo.
Muchos analizan "Léolo" principalmente desde la locura, pero a mi humilde entender no es ése el tema central de la película. Sólo voy a comentar una de las muchas cuestiones que esta película atraviesa, que suele quedar relegada en otros análisis: la naturaleza del impulso artístico (en este caso, la escritura).
¿Qué lleva a Léolo a empezar a escribir? Artaud afirma que "...no hay nadie que jamás haya escrito, pintado, esculpido [...], a no ser para salir de su infierno..."
En el ghetto de Montreal, casi adolescente, Léolo empieza a percibir en qué consiste realmente su vida: su familia está hundida en una pobreza que no se caracteriza por falta de comida, sino por una absoluta ausencia de aspiraciones e inquietudes mayores. Este perfil está principalmente encarnado en su padre, "...como tantos otros...un perro que mordía su perra vida". Sus hermanas se han abandonado a la locura, su hermano se infla de anabólicos porque cree que los músculos le darán personalidad. Su enorme madre navega como puede en este mar de calamidades, tratando de llevar adelante con su esfuerzo a la familia entera. Su amargado abuelo se divierte morbosamente con la musa, Bianca. Todas estas cosas pueden parecer un simple recurso grotesco, pero en verdad pintan una vida sumergida absolutamente en la mediocridad, en donde los personajes "hacen de cuenta" que son auténticos y que viven dignamente. Y a todo esto, se suma una fantasma que inquieta a Léolo más que ninguna otra cosa: la locura hereditaria, manifestada ya en su padre, su abuelo y sus hermanos. La locura aterra a Léolo porque es un estado que le haría perder el "control" que aún tiene sobre su vida: mientras sueñe, mientras no pierda su cabeza y afirme que hay "más vida de la que puede abarcar", que hay mucho más que las empobrecidas calles del ghetto y las miserias del “país de lo cotidiano”, aún hay esperanza para él, por lo menos aún es dueño de sí mismo.
Los sueños mantienen vivo a Léolo: de pronto está en Sicilia, con su virginal musa cantándole. El "domador de versos" le ha "regalado" un libro que le muestra una forma distinta de afrontar la vida "... todo lo que le pido a un libro es que me inspire energía y valor..."
Así pues, la vida abruma de experiencias (durísimas mayormente, bellísimas otras) a Léolo, que escribe para no "reventar". Hay en él una acumulación de vivencias (profundizadas por su lucidez y sensibilidad) que lo sobrepasan y lo llevan a expresar en la escritura ese "mar" de situaciones. El recurso semiótico del agua, las imágenes de Léolo en el fondo del mar, nadando hacia el tesoro, no son caprichosas. Es una alegoría de su propia vida.
Demás está decir el peso que todas estas cuestiones tienen al final de la película...
Aún hay muchísimo más para sacar de "Léolo"...no seguiré comentando porque esto ya se hace demasiado largo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Voy a tratar de justificar por qué creo que esta película es bellísima. Las imágenes "desagradables" tienen un propósito muy claro: desde luego, no es bello "en sí" un perro muerto semi-podrido en el agua. Pero el fuerte contraste de la decadente realidad con la "angelical" belleza de Bianca, con la "blancura de esa luz", con las palabras de poesía "callejera", hace bello "el todo". La crudeza de las imágenes "feas" enaltece la "hermosura de las imágenes hermosas", en una especie de dialéctica de los opuestos.
E incluso otras escenas "molestas" (quienes hayan visto esta película saben a qué me refiero) no hacen sino pintarnos a un ser humano auténtico, con sus luces y sus sombras, sus momentos brillantes y momentos "puramente animales". Tal vez sea una cuestión de afinidad personal, pero encuentro a Léolo un personaje extremadamente "real", muchas de sus inquietudes han pasado por mí también, aunque yo no soy un genio y tampoco me gusta el hígado. Léolo es un ser humano que respira y sueña, fuerte, una persona muy "viva", muy “real”, lejos de los niños caricaturescos y vacíos generalmente retratados en las películas. Pocas cosas hay más "bellas" que un ser humano auténtico.
E incluso otras escenas "molestas" (quienes hayan visto esta película saben a qué me refiero) no hacen sino pintarnos a un ser humano auténtico, con sus luces y sus sombras, sus momentos brillantes y momentos "puramente animales". Tal vez sea una cuestión de afinidad personal, pero encuentro a Léolo un personaje extremadamente "real", muchas de sus inquietudes han pasado por mí también, aunque yo no soy un genio y tampoco me gusta el hígado. Léolo es un ser humano que respira y sueña, fuerte, una persona muy "viva", muy “real”, lejos de los niños caricaturescos y vacíos generalmente retratados en las películas. Pocas cosas hay más "bellas" que un ser humano auténtico.