Como una comedia de los 90. Tengo curiosidad por saber qué clase de pregnancia dejan las nuevas producciones americanas ( las que están liderando la vanguardia porque además de intachables desde la perspectiva de género son ricas, complejas, sutiles, nada discursivas: The Affair, Big Little Lies, Feud, si me apuras hasta Tina Fey) en los autores españoles. Sobretodo, en cuanto a la construcción de personajes, ideas iniciales, estereotipos, humor, etc. Obvio idiosincracias nacionales aparte.

Vale, no es 90s cien por cien. Tiene algunos gags más renovados, una versión más tierna y entrañable del torrentismo (pero torrentismo al fin y al cabo) y un pulso narrativo en el timing de comedia más contemporáneo. Personajes secundarios que tratan con oficio y humildad de ser memorables (y más o menos lo consiguen: maravilloso el mensajero) y algunos hallazgos de humor visual. Pero una oportunidad completamente perdida con ella pese a ocupar en primer término el cartel. No es que le falte fuerza, carácter y trama- y no era cuestión de cumplir el test bechdel sino de darle algo de arrojo y personalidad- es que cuando ves las concesiones a la revolución más importante de este siglo ( “ya, pero cuántas son directivas”) te entra un poco de vergüenza ajena y piensas: hacen falta en el cine cursos acelerados en teoría feminista. Al menos no hay mala intención, simplemente notas que la peña está realmente perdida tirando de sloganes institucionales (Me da la misma penica que me dio el pobre Rovira cuando, con toda su buena intención, salió con unos tacones para reivindicar la igualdad) Por no hablar de otras situaciones y diálogos mucho más sonrojantes, lo anterior, en el peor de los casos, al menos es un guiño a la galería. Vale que en la comedia se pueda ser naif pero aquí, más que guardar la lupa, hay que destruirla y enterrarla.

Sobre todo por una idea inicial que nace completamente vieja (el propio personaje) y una fantasía (la del jefe feo babosón que consigue despertar algo, un cierto aprecio al menos, en el pibón de la limpieza sin nada a cambio) muy masculina, pero masculina de los 90. De la que enlaza con algo que arrancó con total descaro en el primer corto de Segura y que poco a poco se ha ido notando (menos descaradamente) en según qué películas (no digo esta en concreto): tiene que ver con tu pasado, el sexo y la juventud, ¿te lo puedes imaginar?

Se va un poco domesticando a partir del minuto 30 y los lugares comunes empiezan a aparecer. No es un tema de oficio (la peli lo tiene) sino de concepto, de visión.

Puede sin duda encontrar su hueco en los amantes del costumbrismo: si te gustan las teleseries y sitcoms de aquí, tienes risas, simpatía y buen hacer muy por encima de la media.