De vez en cuando ocurre, ves cierta película sin muchas pretensiones y te das cuenta según avanza el metraje que llevas con la misma sonrisa tonta desde hace un buen rato. Te has reído y además ahora notas una humedad en los ojos que te pican, pero no puede ser porque lo que ves no es en absoluto triste; será esa emoción que solo el cine en ocasiones puede hacer sentir? Las luces se encienden, la película ha terminado pero notas que algo te ha cambiado, que quizás durante casi dos horas te han estado enseñando cosas sobre la vida y el amor, cosas que no sabías; como valorarlos. ¿No os ha pasado nunca? Solo es cuestión de tiempo.