Una peli que sabe de tipos de cámara, de formas de filmación que apelan a varios recursos. Formalmente y con el uso de la cámara en mano o la cámara fija, Emergo se la juega un poco dentro de su género, y gana a su manera.

Una peli que sabe de parapsicología. Evita la chorrada y trata de insertar conceptos bien definidos a la propuesta. En ese aspecto, Emergo se codea con la ciencia ficción y se aleja un tanto de la fantasía clásica sobre fantasmas con cadenas que deambulan por los pasillos.

Mezcla el delirio con información netamente académica: libro de psicología/psiquiatría bajo el brazo, Emergo intenta por todos los medios sonar convincente, menos volada, más anclada en sofisticaciones. Le huye al lugar común (EN PARTE).

Ese "en parte" contiene al resultado final: porque luego de asentarse en teorías y manejarlas, un poco en juego y un poco en serio, observamos que los mecanismos del cine de terror convencional siguen ahí, fijados. Golpe de efecto y subidas abruptas del sonido (ultra estridente); sutileza y ambiguedad que dan paso a la imagen explícita y burda. Entonces la cosa funciona con reservas: porque en el fondo seguimos viendo lo mismo, sólo que más adornado, menos puro.

Las tres excepciones mencionadas al principio no sirven para tapar la intención de fondo. Pero logran que el espectador se deje llevar por la trama sin la sensación de estar presenciando una estupidez. Emergo, a su manera, conquista cierta discresión y la deja de lado en un plano final que, finalmente, vuelve a desnudar su verdadera cara.