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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
8
Ciencia ficción. Acción. Terror Adaptación de la novela homónima de H.G. Wells. La invasión de la Tierra por los marcianos y la terrible batalla que tiene que librar la humanidad para sobrevivir se centra en una familia americana. Ray Ferrier (Tom Cruise) es un estibador divorciado y un padre nada modélico. Estando sus hijos de visita en su casa, estalla una tremenda e inesperada tormenta eléctrica. Unos momentos después, Ray es testigo de un acontecimiento ... [+]
20 de febrero de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Verás autos estallar, gente desaparecer, extraños tripodes por doquier emanando unos rayos de destrucción. No importa el porqué: la guerra, el exterminio se ha desatado así que corré, corré por tu vida. La guerra de los mundos no pretende que pienses, sino que actues por instinto: sentí la peli, sentí el caos.

Spielberg ha armado esta obra de tal manera que cada respirar puede ser el último mediante un montaje frenético pero bien claro, bien nítido. De los claro-oscuros a la negrura total, la peli te saca el aire y la atmósfera, si te engancha, llegará a tornarse insoportable y los colores opacos, y esa fotografía que parece de hace veinte años atrás, y la persecución constante: en algún momento, el espectador ensimismado en la trama sentirá que ESTÁ TODO MAL para los protagonistas, para el mundo.

Cruise no actúa, corre, y cuando actúa lo hace desde las limitaciones de un personaje limitado por su propio contexto: su niña llora, su hijo lucha por una revolución que nunca se dará, al parecer. De su esposa, entró y salió de la trama solo para fijar un objetivo, un destino para que los personajes se muevan sin errar en el caos; actitud que tomaría cualquier sujeto en esa situación.

Las explicaciones del caos no son claras ni pretenden serlo, la acción suplanta al pensamiento y más explosiones y algunas situaciones más tensas y mudas y los alienígenas han llegado: veánlos, horrorísence ante sus propósitos. Todo se decanta hacia un desenlace tan abrupto como insatisfactorio, como si no hubiera más tiempo o dinero, como si no hubiera lugar para un último aliento de vida.
Juan Rúas
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